A través de la luz como hilo conductor, la instalación quiere visibilizar un edificio cargado de historia que, a pesar de estar en el olvido, sigue llamándonos desde su silencio. Las antiguas cocheras de autobuses de la CGA, que fueron un motor clave para la movilidad del barrio y el crecimiento urbano de la ciudad, se transforman en un escenario donde memoria e innovación conviven en armonía. Este espacio, configurado por la fachada posterior del edificio vacío, presenta las huellas de su pasado, una fuerza latente que debe ser escuchada.

La instalación utiliza la luz no solo para iluminar, sino también para darle una nueva vida a este espacio, abriéndolo como punto de encuentro entre la comunidad y sus orígenes. Al mismo tiempo, proyecta una visión de futuro, donde cada elemento de la instalación, desde la luz hasta las palabras y los versos, se convierte en una oportunidad para revivir este lugar y sus historias escondidas.

Alumnado: Maria Belmonte, Raquel Criado, Roger Escolà, Rut Guinart, Judith Jurado, Júlia Mateu, Judit Moreno, Jhonatan Orozco, Àgata Padullés, Alba Sans, Laila Tarradellas y Berta Villoro.

Profesorado: Xavier Pepiol y Sara Palomares.

Col·laboración/Patrocinio: Escola d'Art i Disseny DEIÀ