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Quién es Yinka Esi Graves, la bailaora negra que fascina a Europa
Por Andreu Gomila
Nacida en Londres en 1983, de padre jamaicano y madre de Ghana, con experiencias vitales en Guadalupe, Nicaragua y Cuba, antes de instalarse, en el 2009, en Madrid y, en el 2014, en Sevilla, y licenciada en Historia del Arte en Essex (2005). Hasta aquí, casi nada nos haría pensar que estamos hablando de una bailaora afrodescendiente, una mujer que tiene a media Europa boquiabierta y que, con 'The disappearing act', su primer solo, está causando ovaciones por todas partes. La tendremos en el Grec 2023 después de que este enero haya estrenado el espectáculo en el Festival de Flamenco de Nimes. Pero ¿quién es Yinka Esi Graves?
1. UNA ESPONJA
Dicen que a los cinco años fue al carnaval y volvió a casa habiéndose aprendido todos los pasos. Pero estudió historia del arte y quería hacer películas, y aunque ha llevado a cabo alguna pequeña incursión en el cine, su pasión es el flamenco. Empezó a interesarse de verdad en él en el último año de carrera, aunque baile desde muy pequeña. Hace casi una década que está en Sevilla, donde fue para seguir aprendiendo flamenco. Para poder pagarse las clases hizo de locutora de radio, de guía turística...
Ella lo explica así: “Me fui de Inglaterra a Madrid, donde estudié en Amor de Dios. Después de cinco años, me trasladé a Sevilla porque entendí que en Andalucía el flamenco estaba presente por todas partes, en la manera de hablar, de gesticular y de vivir. Lo entendí como ir a Harlem o al Bronx para acercarse al hiphop. El sur me ha tratado muy bien, nada más llegar me llamaron para participar en el documental 'Gurumbé. Canciones de tu memoria negra', de Miguel Ángel Rosales”.
2. UN ARTE (TAMBIÉN) AFRICANO
Yinka es una firme defensora de las raíces africanas del flamenco. Recuerda, por ejemplo, que en la primera película en que se ve a un bailaor bailar, hecha por los hermanos Lumière en la Exposición de París de 1900, el hombre que se ve en el escenario es Jacinto Padilla, también conocido como El Negro Meri o El Mulato Meri. “Es como algo que está pero que nadie ve”, asegura. “A mí me despierta muchas preguntas: si esta persona estaba en el cuadro como ejemplo, ¿cuál era el ambiente por aquel tiempo?”, añade.
“Lo que estoy entendiendo cada vez más —explica— es que lo que hay de africano en el flamenco no son tanto los pasos o ritmos específicos, sino la manera de concebir cómo el baile y la música se articulan con la comunidad. La relación entre un ritmo dinámico, un vocabulario específico y la idea de que los que miran también participan son cosas de las que habla Dr. Wray en el contexto de formas expresivas de la diáspora africana. Esta idea de jugar con la energía”.
3. INFLUENCIAS: DE NORA CHIPAUMIRE A PICTURE KODAK
Desde la casa de la danza de Londres, Sadler’s Wells, le preguntaron a Yinka cuáles eran los nombres que más la habían influido a la hora de bailar y, excepto Padilla, todos son afrodescendientes. Empieza con Nadeeya GK, una bailarina camerunesa criada en Italia e instalada en Francia. También habla de Picture Kodak (Love Divine), bailarina nigeriana: “A menudo me atraen los bailarines con una calidad del movimiento fuera de la estética de la formación académica de la danza. Love Divine ha trabajado con las estrellas más importantes del mundo, como Beyoncé, Wizkid, Burna Boy... en un momento en el que finalmente los artistas africanos estaban siendo reconocidos en el mainstream. No obstante, su compromiso con el ritmo y el tiempo es relevante ayer, hoy y mañana. Una de las preguntas que me plantea ver a una bailarina como LD es cómo mantenerse fiel a la urgencia y la energía que tiene cuando trabaja en los teatros. Una pregunta muy importante para el flamenco”.
El bailarín y coreógrafo nigeriano Qudus Onikeku, que pasó por el Grec 2021, también está en su lista: “¡Qudus tiene un profundo enraizamiento en el suelo (y en todo lo que puede simbolizar) que, como bailarina de flamenco, envidio! Creo que, en parte, es esta calidad física de fundamentación absoluta la que hace que su movimiento arraigue tan profundamente en el público”. Pero si hay una artista que ha dejado una huella profunda en ella es la norteamericana, nacida en Zimbabue, Nora Chipaumire, una de las estrellas del Grec 2019. Pudo hacer un taller con ella en Nueva York y dice que la tiene “maravillada”. Su trabajo, explica, “me ha ayudado a entender mejor mis motivaciones para expresarme a través del movimiento y darle valor”. Y añade: “La nhaka de Nora practica una cartografía de tecnologías animistas; más allá de ofrecer una estética, comparte un conjunto de valores para afinar un cuerpo expresivo, receptivo y comunicativo. El trabajo de performance de Nora es directo, político y bonito. Continuamente difumina las líneas entre la investigación, la actuación, la práctica y el pensamiento, tal como muestra su trabajo digital. Ella me ha inspirado a esforzarme para hacer un trabajo que me ayude a ser yo misma más allá de los límites de un género o un medio”.
4. EL SOLO: 'THE DISAPPEARING ACT'
La primera pieza en solitario de Yinka se inspira en las propias experiencias como bailaora de flamenco afrodescendiente y en las cuestiones históricas y de representación que han surgido a lo largo de su carrera. La eliminación, la ausencia y la invisibilidad se convierten en materiales para trabajar desde la danza. Experimentando con la danza, el flamenco y diferentes textos y vídeos, la obra se presenta en forma de un concert party, género escénico de Ghana, país de ascendencia de la artista. En la obra colaboran el destacado guitarrista flamenco Raúl Cantizano, pionero de la improvisación en este género; el batería y poeta Remi Graves, cuyas reflexiones sobre los temas que aborda la obra y su experiencia tocando géneros musicales diferentes del flamenco han sido fundamentales en su creación, y la cantante flamenca Rosa de Algeciras, que ha escrito una letra específicamente para la obra.
Jacinto Padilla es una pieza clave en esta obra, un punto de partida determinante: “Estoy intentando excavar la ausencia como una fuerza tangible, una cosa material, con la que jugar, a la que dar la vuelta, empujarla. En definitiva, hablar de cómo las personas de ascendencia africana siguen resistiéndose a la eliminación”.
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