Blog
Margarita Xirgu en Latinoamérica, un exilio dolorosamente brillante
Por Teresa Ferré
En enero de 1936, cuando Margarita Xirgu ya era la dueña y señora de la escena de toda España y una estrella reconocida internacionalmente, emprendía gira en Latinoamérica después de haber estrenado 'Doña Rosita la soltera' de Federico García Lorca el diciembre anterior en Barcelona con un éxito abrumador. Era la cuarta vez que la actriz visitaba el continente, donde había debutado en 1913.
La gira comenzó a un ritmo frenético. El día 14 de febrero la Compañía Dramática Española Margarita Xirgu, con dirección artística de Cipriano Rivas Cheriff, debutó en el Teatro Principal de la Comedia de La Habana con 'La dama boba' y el 2 de abril lo hacía en el Teatro Nacional de la capital cubana. El repertorio, marca de la casa, era una mezcla de dramaturgos contemporáneos y consagrados además de teatro universal y clásico español. En Cuba ofreció obras de Lorca, Alejandro Casona, Jacinto Benavente, Georg Kaise, Luigi Pirandello y Lope de Vega en una cartelera que cambiaba constantemente haciendo tres funciones diarias.
Mientras saboreaba el éxito y los elogios de la crítica, Xirgu sufrió la primera devastación personal: Josep Arnall, su marido, moría el 23 de marzo. Sin ánimo, suspendió las funciones por el momento, hasta que reaccionó y volvió al escenario para refugiarse y también por la responsabilidad ante una compañía de treinta personas. El siguiente país en gira fue México. Antes de llegar a la capital la compañía interpretó 'Fuente Ovejuna' en algunas ciudades y el 18 de abril Xirgu estrenó 'Yerma' en el Teatro Bellas Artes de México DF.
Ella esperaba la llegada de Lorca a México. Pero se interpuso el golpe de estado fascista y el 18 de agosto el poeta fue asesinado
El director artístico de la compañía había decidido volver a España tras el triunfo del Frente Popular y la actriz continuó con los compromisos profesionales, estrenando por primera vez en América 'Nuestra Natacha' el 12 de junio en el Teatro Arbeu de Ciudad de México y esperando la llegada de García Lorca para disfrutar de las representaciones de su obra. Pero se interpuso el golpe de estado fascista y el 18 de agosto el poeta fue asesinado. Nuevo golpe de dolor para la actriz que buscó consuelo en el escenario, donde siempre recordó y reivindicó a su amigo.
Después de las funciones mexicanas la compañía continuó triunfando en Colombia, Perú y Chile y emprendió rumbo a Argentina donde el 4 de mayo de 1937 estrenó 'Doña Rosita la soltera' en el Teatro Odeón, el mismo de su debut latinoamericano de 1913. En aquel contexto Xirgu era símbolo de libertad y defensa de la República y tuvo que sufrir los intentos de boicot de los partidarios franquistas en Argentina, que encontraron en la actriz Lola Membrives su abanderada. Aquellos meses la compañía también visitó Montevideo y volvió a Argentina en gira interior y posteriormente a Buenos Aires para finalizar el año estrenando 'Cantata a la memoria de García Lorca', de Alfonso Reyes, donde todas las actrices, con Xirgu a la cabeza, lucieron un luto riguroso.
Xirgu siempre se mantuvo fiel al gobierno republicano lealmente constituido en declaraciones públicas y firmando manifiestos, y nunca renunció a su catalanidad
El impulso inmediato era volver a casa. Lo comunicó vía telegrama al Consejo Central del Teatro, cuya respuesta la invitaba a desistir y se le recalcaba que sus éxitos no eran sólo artísticos sino que era "representante de la España que lucha por su integridad." Xirgu no militó nunca en ningún partido político, pero siempre se mantuvo fiel al gobierno republicano lealmente constituido en declaraciones públicas y firmando manifiestos, y nunca renunció a su catalanidad ni al amor que sentía por su cultura y lengua materna. También organizó funciones benéficas para niños que sufrían la guerra e hizo donativos para las víctimas del fascismo.
A principios de 1938 protagonizó la versión cinematográfica de 'Bodas de sangre' dirigida por el argentino Edmundo Guibourg y una vez finalizado el rodaje reapareció en el Teatro Odeón con 'Fuenteovejuna', 'La malquerida' y 'Prohibido suicidarse en primavera', entre otras. La actividad teatral de la compañía era incesante y además de representar las obras de Lorca constantemente, no dejó en ningún momento de hacer su aportación a la hora de renovar el repertorio. Así, en el Teatro Smart de Buenos Aires representó por primera vez, entre otras, obras como 'Intermezzo' de Jean Giraudoux, 'Angélica' de Léo Ferrero o 'Hamlet' con una versión de María Lejárraga.
La derrota republicana y el inicio de la II Guerra Mundial, además de la posterior represión franquista contra su persona, transformaron la gira brillante en exilio sin retorno. En 1939 se instaló a Chile y se alejó temporalmente de los escenarios. Dos años más tarde se casó con Miguel Ortín, actor y administrador de la compañía con quien se conocían y habían trabajado desde 1908.
Trabajó a caballo entre Santiago de Chile, Montevideo y Buenos Aires hasta convertirse en referente de la historia teatral de las tres repúblicas
Aquel 1941 supuso el inicio de una nueva faceta, la de docente, al fundar la Escuela de Arte Dramático del Teatro Municipal de Santiago de Chile. Al abrigo de la escuela también dirigió y interpretó autores clásicos, además de contemporáneos chilenos. La actividad de la artista durante la década de los 40 fue infatigable trabajando a caballo entre Santiago de Chile, Montevideo y Buenos Aires convirtiéndose en referente de la historia teatral de las tres repúblicas. Fiel a su manera de entender la escena, Xirgu seguía renovando repertorio con títulos, intérpretes y autores autóctonos.
Entre su intensa actividad cabe mencionar la colaboración con el teatro SODRE de Montevideo donde el 6 de agosto de 1943 representó 'Numancia' de Cervantes-Alberti estrenada en plena guerra en Madrid. En las diversas temporadas que hizo en este teatro, además de clásicos universales y obras de Lorca, representó a autores uruguayos como Justino Zavala y Jules Superville. En Santiago de Chile debutó en el Teatro Municipal con 'Mariana Pineda' el 5 de mayo de 1944 y la semana siguiente estrenó 'El embustero en su enredo' del exiliado andaluz José Ricardo Morales.
En Buenos Aires, además de las piezas lorquianas, estrenó cuatro textos que la crítica aplaudió de manera especial y marcaron un hito más en una carrera basada en la calidad y el esfuerzo: a lo largo de 1944 estrenó 'El adefesio' de Rafael Alberti y 'La dama del alba' de Alejandro Casona, y el 8 de marzo de 1945 'La Casa de Bernarda Alba', la obra póstuma que el poeta le había escrito expresamente. Cuatro años más tarde, su trayectoria dio un giro inesperado. El 27 de mayo presentó 'El malentendido' de Albert Camus, la obra fue prohibida por el gobierno de Perón y la policía clausuró el teatro. La Xirgu, sin dudarlo, deshizo la compañía y regresó a Santiago de Chile decepcionada y planteándose incluso dejar el teatro.
En 1949 se instala en Montevideo para revolucionar para siempre el panorama escénico del país como docente, directora e intérprete
Por suerte el mismo 1949 fue invitada desde Uruguay para dirigir la recién creada Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) y la Comedia Nacional, fundada dos años antes. Xirgu revolucionó para siempre el panorama escénico del país como docente, directora e intérprete. De las tres facetas, la más novedosa y seguramente desconocida es la de la docencia.
El acceso a la escuela, que actualmente lleva su nombre, era a través de una prueba de admisión, las plazas limitadas y el plan de estudios tenía un preparatorio y tres cursos. De los 19 profesores, Xirgu hacía las clases de arte escénico de segundo y tercer curso. Su aspiración como directora del centro era ofrecer una formación integral desde un punto de vista intelectual amplio, que no fuera específicamente restringido al teatro. De su maestría surgieron intérpretes tan importantes como Estela Castro, Juan Jones, Dumas Lerena, Estela Medina, Orlando Tocce y mucho otros.
Además de la práctica escénica y la técnica y pasión por el verso, aconsejaba a los alumnos que tuvieran en cuenta la época donde transcurría la obra y, evidentemente, lo que desde los inicios de su carrera siempre había fomentado, que como en todos los países había que valorar los textos y los autores uruguayos y que todos los géneros eran dignos de ser llevados a escena. Aparte del curso Xirgu programaba a los alumnos lecturas dramatizadas e invitaba a personalidades del mundo de la escena internacional a dar conferencias y cursos especializados.
En paralelo a la actividad académica, la actriz dirigía los espectáculos de la Comedia Nacional. Xirgu celebró los cincuenta años en el escenario en 1956 coincidiendo con el centenario del Teatro Solís y la décima temporada de la Comedia Nacional. La plenitud profesional y vital, sin embargo, no era completa ya que las ganas de volver a Cataluña cada vez eran más grandes y no era posible hacerlo. Además, en enero de 1957 dimitió del EMAD en solidaridad con la Comisión de Teatros Municipales, el órgano que la había contratado, que veía amenazada su independencia del poder político.
Lejos de retirarse, la actriz continuó trabajando durante una década más sobre todo en Argentina, Uruguay, Chile y México. Aquella gira comenzada en enero de 1936 no tenía fin y el exilio se convirtió en perpetuo, ya que en 1969 La Xirgu murió en Montevideo sin haber podido cumplir el sueño de abrazar de nuevo a su familia.