Blog
Israel Galván: “Bailo con mucha gente en la cabeza”
Por Andreu Gomila
Israel Galván es, seguramente, el bailarín español con más proyección internacional. Ha ganado todos los premios y es un viejo conocido del Grec y del público barcelonés. No en vano, como explica aquí, uno de sus primeros contratos profesionales lo firmó con el Tablao Cordobés de la Rambla. También es un gran 'partenaire'. En el Grec 2024 compartirá el escenario con la bailarina y coreógrafa de Cabo Verde, Marlene Monteiro Freitas, en 'Ri Te'.
¿Cómo conociste a Marlene Monteiro Freitas?
Trabajé con una bailarina, Patricia Caballero, en varios espectáculos. Uno de ellos era 'Fla.co.men'. Un día me enseñó un vídeo suyo en un momento en que buscaba cosas. Siempre estoy en busca de cosas… Esta chica es más joven que yo y, como Lisboa está cerca de Sevilla, invité a Marlene para vernos y hablar. Allí empezó una conversación hasta que ha llegado el momento de coincidir.
¿De qué forma habéis conectado?
Los dos siempre estamos buscando cosas. Nos hacemos preguntas sobre el baile, sobre el problema del virtuosismo, buscamos que el gesto cotidiano se convierta en gesto. Ella es de Cabo Verde, de herencia portuguesa. Yo soy un flamenco de Andalucía, mi madre es medio gitana… Al final, nos une la tradición, aunque sean tradiciones distintas. Para mí, la gente de África habla como los gitanos. Cuando veo los vídeos de Triana, de los gitanos antiguos, me parecen de África. El ADN, el archivo del cuerpo, la memoria del cuerpo, sale en ellos. Con Marlene tenemos una libertad muy bonita.
¡No es tu primer dúo!
Aprendo mucho de los dúos. Por ejemplo, aprendí mucho con lo que hice con Akram Khan. Como ahora, que estoy aprendiendo cosas de Marlene. Ahora hacemos un dúo para compartir un espectáculo con el público. Pero hoy, cuando hago este tipo de encuentros, me sirven mucho porque ya no soy joven y no hago cursillos. Cuando era joven, hacía uno con este, otro con aquel. Ya no soy capaz de seguir los pasos. Cuando eres joven, los sigues… Entonces, hago dúos.
"Soy un ser muy cambiante. Siempre he intentado tener otro cuerpo. Un cuerpo que me ha ayudado. Y otra mente. Es como un tipo de hermano gemelo que baila, a quien debes seguir alimentando para que no se aburra"
¿Consideras que todavía te encuentras en la vanguardia?
Yo soy yo. Es lo único que puedo decir.
¿Y tú qué eres?
Soy un ser muy cambiante. Siempre he intentado tener otro cuerpo. Un cuerpo que me ha ayudado. Y otra mente. Es como un tipo de hermano gemelo que baila, a quien debes seguir alimentando para que no se aburra. Y para mantenerme vivo. Quiero mantenerme vivo, con ganas de bailar. Cada vez más, en cada época, aparece una nueva idea.
¿Hay un Israel Galván que baila solo y un Israel Galván que baila con otros?
Bailo con mucha gente en la cabeza. Lo que pasa es que, para mí, el baile es una transformación. No se trata de bailar bien o mal, de hacer coreografías vanguardistas, antiguas o clásicas. La clave es la transformación. Intento que se produzca. Y no tiene nada que ver con la persona que soy. Cuando bailo, intento bailar con mucha gente en la cabeza. Pienso en mucha gente que ya no baila. Es como tener una antena que va emitiendo imágenes que luego te salen por el cuerpo.
¿Es diferente bailar con un hombre de tu edad, como Khan, que hacerlo con una mujer más joven, como Monteiro Freitas?
Akram Khan es un año más joven que yo. Con él nos unía el mestizaje. Él viene de Bangladesh y, cuando bailaba, reconocía el flamenco. Con él, curiosamente, trabajaba como con un flamenco. Nos entendíamos con los ojos. Marlene es de otra generación y a mí me gusta trabajar tanto con jóvenes como con viejos. Cuando estoy con ella puedo ser incluso mujer, yo. Este es un código que también cambia. Somos dos cuerpos, no un hombre y una mujer.
Estos códigos, en el flamenco, están muy marcados, ¿verdad?
A mí, bailar con Marlene me ha ido muy bien. Es verdad que el flamenco está muy marcado por el género. Se decía, por ejemplo, que Carmen Amaya bailaba como un hombre. No como una mujer fuerte. De Mario Maya se decía que bailaba como una mujer… Yo robo a la mujer y al hombre. He visto mujeres fuertes y hombres más suaves. Esta codificación me ha servido para hacer cosas nuevas y que el público pudiera ver algo original.
"Cuando eres joven, tienes menos fuerza porque no sabes aplicarla bien. Con la edad, elijo la fuerza que quiero dedicar al baile. Antes podía permitirme hacerlo mal. Ahora soy más consciente de ello. Es bonito ver cómo se marcha el virtuosismo"
¿Cómo te han afectado los años a la hora de bailar?
Cuando eres joven, tienes menos fuerza porque no sabes aplicarla bien. Con la edad, elijo la fuerza que quiero dedicar al baile. Antes podía permitirme hacerlo mal. Ahora soy más consciente de ello. Es bonito ver cómo se marcha el virtuosismo, cómo dejas de ser un esclavo del virtuosismo. Ahora me veo bien. Pero el truco es no ser esclavo de lo que era. La cuestión es que siempre he cambiado y, por lo tanto, estoy acostumbrado a ello. Siempre he profanado mi estilo.
¿El estilo, en el flamenco, también puede ser un lastre?
Tienes que mantener tu estilo, dicen. Pero yo, cuando he hecho algo, no ha tenido nada que ver con lo que había hecho antes.
¿Ya has olvidado las críticas de los puristas?
Echo de menos las críticas flamencas. Voy a los festivales flamencos y saludo a los críticos porque los conozco. Los echo de menos porque, de joven, me causaban sorpresa. Cuando hago algo, nunca sé qué es. Intento que haya una fragilidad porque nunca está bien hecha del todo. Porque siempre dejo los espectáculos abiertos. Soy consciente de que no cierro perfectamente los espectáculos. Y lo hago para mantenerlos vivos.
"Barcelona significa libertad. Y representa a todos los maestros que hay y que ha habido, como Cesc Gelabert o Carles Santos. Ha sido muy importante para mí"
¿Eres menos intuitivo que cuando empezaste?
Cuando empecé todo era un descubrimiento. El simple hecho de bailar de otra manera, con otras músicas, ya era suficiente. Después te das cuenta de que sin bailar, puedes bailar. Soy consciente del gesto mínimo. Antes ya lo era. Pero ahora es una psicología del baile que hace que se note mucho cuando vienes para mostrar los pasos, las ideas, en lugar de saber estar. Ahora me interesa más saber estar que bailar.
¿Qué te ha quedado del espectáculo que hiciste con la Escolanía de Montserrat en 2023?
Las cosas que hago siempre me quedan grabadas, aunque sea algo muy pequeño. Siempre se me queda algo dentro. Y ahora siempre incluiré un paso de los 'Seises'. Es lo que me ha dado la experiencia: aunque no lo quiera, siempre estoy haciendo mi primera obra, 'Zapatos rojos'.
¿Qué significa Barcelona para ti?
Para mí, cuando era pequeño, era el Barça. Maradonna, Johan Cruyff… Uno de mis primeros contratos fue en el Tablao Cordobés, en La Rambla, en el barrio Chino, junto a unos cines X. Cuando bailaba, se oían las películas porno. Esa fue mi primera Barcelona. Después apareció Sol Picó, con quien trabajé e hice un dúo. Barcelona significa libertad. Y representa a todos los maestros que hay y que ha habido, como Cesc Gelabert o Carles Santos. Ha sido muy importante para mí.
SIGUE LEYENDO: Christiane Jatahy: “El joven Hamlet tiene un comportamiento un poco femenino”