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Ensayando 'Kind'. Peeping Tom en Barcelona
Por Andreu Gomila
Gabriela Carrizo y Franck Chartier se sientan detrás de una mesa de sonido y de luces, con el ordenador a todo trapo, mientras sus bailarines improvisan. Se les acercan, les proponen una idea, sugieren una música, y se ponen manos a la obra. La pareja que ejecuta la acción se lo toma muy en serio mientras el resto, en los márgenes de la escena, piensan qué hacer, quizás hurgan entre las burras llenas de ropa, o en los estantes llenos de 'cositas'. Dos horas más tarde, nos sentamos en una terraza cercana al TNC, donde están ensayando 'Kind', espectáculo coproducido por el Grec que podremos ver el próximo verano, montaje final de la trilogía que pusieron en marcha con 'Vader' (Grec 2014) , continuaron con 'Moeder' (Mercat de les Flors, 2017) y ahora acaban. Nos adentramos en su universo.
APERTURA CONCEPTUAL
Hasta el momento, nos cuenta Chartier, siempre habían trabajado con "un cuadro cerrado", en lugares definidos, como el espacio abarrotado de roulottes de '32 rue Vandenbranden' (Grec 2012) o el geriátrico de 'Vader'. En 'Moeder' se abrieron un poco, pero ahora saltan al vacío planteando una escenografía totalmente abierta, que podríamos definir como el claro de un bosque, con árboles a un lado (el espacio de la imaginación) y un acantilado (el límite de la vida), en el otro, donde "todo es posible".
EL REFUGIO
También será el primer espectáculo de Peeping Tom concebido en un espacio abierto. Y sin techo. En un primer momento, nos cuentan, habían pensado colocar una cabaña en el claro, un refugio, pero de golpe pasaron al extremo opuesto y dejaron el espacio vacío. Ahora usan una tienda de campaña como punto de referencia. "En los cuentos siempre existe la caseta escondida en el bosque, pero luego, en la vida, te das cuenta que no ha estado nunca ahí", matiza Carrizo. Chartier nos describe la imagen que tiene en la cabeza para interpretar los personajes que veremos en escena: "La gente que se va durante mucho tiempo, tal vez en un mundo apocalíptico, y los ves con un niño en brazos, protegiéndolo, protegiéndolo como si fuera un dios".
NIÑOS EN ESCENA
En escena, en cada ciudad que visiten, tendrán niños. Probaron con adolescentes, pero pronto comprobaron que conpequeños funcionaba mejor. Y lo vieron gracias a un taller que impartieron en el Institut del Teatre, donde chicos y chicas pudieron 'jugar' libremente con todos los trastos que acumula la compañía. "Tenían muchas cosas para jugar", dice Charier, que quedó estupefacto ante la confirmación del tópico: los niños cogían las armas y las niñas, no. Ellos, lo que pretendían, era saber "qué visión tienen del mundo, cómo piensan, cuáles son sus perspectivas". Y han certificado, por ejemplo, que la mente del niño trabaja en un tiempo distinto, asume los espacios de una manera más natural y la memoria no tiene tanta importancia.
EL MITO DE LA NIÑEZ
Con 'Moeder', apunta Carrizo, quisieron desmitificar la maternidad. Chartier, por ejemplo, recuerda un video hecho en stop motion de una mujer justo en el momento de dar a luz en el que solo se le ve la cara , que pasa de la alegría total al pánico. Carrizo habla de "la metamorfosis de las cosas" y Chartier de "cómo cambia la realidad a través de nuestros ojos". Ambos están convencidos de que, de mayores, todos mitificamos la infancia. "¿Qué les decimos a los niños? Cuidado, que te caerás y te morirás; y no nos damos cuenta del daño que les podemos hacer, las psicosis que les podemos crear sin querer", añade Chartier.
LA HISTORIA
Las piezas de Peeping Tom son obras totales que mezclan movimiento, dramaturgia, teatro físico... Y a menudo hay una historia detrás que liga todos los cabos. Aunque se encuentran al principio de la creación (estrenan el 23 de abril en Luxemburgo) y no la han encontrado, la historia. Lo que pasa es que quizás no la buscan, ahora. "Puede que al final surjan diferentes historias", explica Carrizo. “Sería lo ideal”, remacha Chartier, que deriva la conversación hacia una teoría de apariencia junguiana que habla de los fantasmas que reaparecen en las familias a las seis o siete generaciones, espectros de la Primera Guerra Mundial que se asoman en nuestros días. Bergman lo suscribiría... Son tabúes, sobrentendidos. Y los niños suelen las víctimas a causa de su fragilidad y que "es muy fácil hacerles creer muchas cosas".
LA TRAGEDIA
Les digo que los espectáculos de Peeping Tom que he visto son oscuros, inquietantes. "Nos gusta la tragedia", certifica Chartier. "Buscamos la paradoja de la contradicción que ya existe en el trabajo físico de los intérpretes: la teatralidad ya está allí, en el movimiento", añade Carrizo. Su pareja va más allá: "En la vida, buscas la felicidad, pero lo que encuentras es drama". Y lo intenta arreglar: "Para llegar a la felicidad tienes que pasar por el drama". De hecho, Carrizo nos confiesa que el punto de partida de 'Kind' eran los niños que han perdido la familia. "Queríamos eliminar los referentes, con niños sin padres, ya que si tienes padres, tienes expectativas en la vida y a menudo olvidas que los padres han vivido antes que tú, que han tenido una vida, que son individuos", indica.
BARCELONA
Que los Peeping Tom ensayen en el TNC no es ninguna casualidad. Hace más de un año que en Franck y Gabriela decidieron venir a vivir a Barcelona, en Gracia, concretamente, con su hija adolescente de 15 años, que les había de ayudar con 'Kind', pero, como ya esperaban , ha preferido dedicarse a sus cosas. 'Kind' es el primer espectáculo que crean fuera de Bruselas y para ellos, aseguran, contar con una sala de ensayo como la del Nacional ha sido todo un lujo. Cuando terminen el proceso de ensayos, habrán trabajado dos meses en la ciudad. En enero, se van a Bruselas. Y pondrán punto final al espectáculo en Luxemburgo. "Sin embargo, la mitad del tiempo de creación nos lo pasamos investigando", dice Chartier. En la sala, dan espacio a sus bailarines-creadores para que aporten ideas. "Cuando el trabajo viene del creador, hay más verdad en lo que hace", indica Chartier. Ellos buscan la ductilidad de los intérpretes, que sean versátiles, a fin de levantar "un espectáculo que esté vivo".