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Christiane Jatahy: “El joven Hamlet tiene un comportamiento un poco femenino”

Lun 15/04/2024 | 12:00 H

Por Andreu Gomila

La directora carioca Christiane Jatahy es una vieja conocida de los escenarios catalanes, desde que en el 2013 presentó una versión de 'La señorita Julia' en el Temporada Alta. Ha estado seis veces en el certamen gerundense, la última de ellas en el 2022, con 'Depois do silêncio'. Barcelona, sin embargo, es una ciudad muy importante para ella, ya que forma parte de su educación sentimental. Este verano se estrenará en el Grec con un montaje del cual, en París, todo el mundo habla: una versión de 'Hamlet' que acaba de poner de largo en el Odéon-Théâtre de l’Europe.

¿Por qué Hamlet?
Tengo una relación muy estrecha con esta obra. La he estudiado, la he trabajado mucho. La trabajé un tiempo con un amigo que hizo un montaje. Lo ayudé en la dramaturgia. Y me encanta, porque tiene muchas posibilidades y habla de muchas cosas. Habla de nosotros. Por eso Lacan y Freud la estudiaron tanto. Y estructura el pensamiento de muchas de las cosas que me gustan del teatro.

Antes habías trabajado 'Macbeth'.
Sí, dos veces. Cuando empiezo con un autor, me interesa buscar más cosas. Y, claro está, Shakespeare es Shakespeare... Todo eso es antes de hacer 'Hamlet'. Cuando pienso en hacerla, necesito un punto de vista que siempre tiene que ver con cómo hablo yo a través de esta obra. Ahora mismo tiene un subtítulo: 'Hamlet. En los pliegues del tiempo'. Es 'Hamlet', pero es una versión. Me interesaba trabajar la hipótesis de qué pasa si Hamlet se despierta un día y es una mujer.

Un Hamlet que es un poco el Orlando de Virginia Woolf, ¿verdad?
Sí, tiene mucho, de Orlando. Hay citas de Woolf dentro de la pieza.

¿Por qué le has cambiado el género?
El joven Hamlet tiene un comportamiento un poco femenino. En el sentido de que duda. No es el hombre de antes, el de las obras de Shakespeare, que no tenían dudas, que tenían que actuar. Me interesaba profundizar en la idea de que fuera una mujer madura: cómo sería una mujer que tuviera que repetir la historia y tuviera que luchar contra el sistema de Claudio, violento, que también está dentro suyo. ¿Cómo reaccionará? ¿Qué hará? Hay una frase que se repite en la obra: “¿Es necesario ser cruel para ser justo?”.

"Son obras en las que la parte masculina es muy fuerte, el patriarcado está por todas partes, y tienes que luchar con muchas cosas por sacarla adelante"

¿Has tenido que cambiar muchas cosas de la obra para feminizar a Hamlet?
No ha hecho falta. Para mí es una figura muy andrógina. Al mismo tiempo, es una mujer. Lo representa una actriz y, por lo tanto, la parte femenina viene sola. Lo que me interesaba es que tuviera el sentimiento de lo que es femenino.

¿Por qué hay pocas mujeres que hayan dirigido un Shakespeare?
No lo sé. Hay mujeres que hacen cosas... No tengo la respuesta. Son obras en las que la parte masculina es muy fuerte, el patriarcado está por todas partes, y tienes que luchar con muchas cosas por sacarla adelante. Al mismo tiempo, es un clásico y me da la libertad para dialogar con ella y cambiarla.

Cuando entra Orlando en tu Hamlet?
Entra con la experiencia de Hamlet y, sobre todo, con la reflexión de Ofelia. Pienso que Ofelia es un personaje que ha cambiado mucho: es la semilla de la revuelta, aunque la acción pase por Hamlet. Ofelia siempre es la mujer de la sumisión, de la no acción, que lo único que puede hacer es morir. Es eso lo que he cambiado. Ella cambia su vida. Y, en una obra, cuando cambias un personaje, obligas a los demás a cambiar.

En 'La máquina Hamlet', de Heiner Müller, Ofelia se venga.
He utilizado los textos de Müller también. Hay un momento de 'La máquina Hamlet' en que Hamlet encuentra a Ofelia en la orilla de un río y ella le pregunta: “¿Quieres devorar mi corazón?”. Y él le responde: “Quiero ser una mujer”. Aquí, en esta frase, está todo mi 'Hamlet'.

¿De qué forma has introducido el lenguaje audiovisual, tan característico de tus montajes, en una pieza tan teatral como 'Hamlet'?
La fantasmagoría está muy presente. Es una pieza que habla mucho de eso, del inconsciente y de los fantasmas. Y no solo del fantasma del padre, sino de todos los fantasmas que habitan en la cabeza de Hamlet. Hay un luto, en la obra, que no se vive, pero que yo he decidido que estuviera presente a través del cine. Son imágenes producidas, cinematográficas. Hay una relación holográfica, como si los cuerpos del funeral del padre, de todos estos muertos que tiene la pieza, compartieran un espacio.

¿Qué relación mantienes con tus primeras obras, como 'Las tres hermanas' que vimos en el Temporada Alta en el 2014 con el título 'E se elas fossem para Moscou'?
Hay un ADN que siempre se encuentra en mi trabajo: la investigación en el trabajo de los actores, cómo entrar en un clásico que viene con la memoria del pasado y pensarlo desde el presente, un punto de vista que busca mirar la obra desde la perspectiva de las mujeres que la habitan. 'Las tres hermanas' era todo eso. Y 'Hamlet' también. Porque no solo importa este Hamlet femenino, sino también Ofelia y Gertrudis. Este trío femenino me recuerda mucho al de Las tres hermanas. Además, las relaciones de las mujeres no son sociales, sino viscerales. Una intimidad compartida donde no se distingue un cuerpo de otro.

"Barcelona forma parte de mi historia. Viví allí un tiempo; estudié en la Sala Beckett. La primera vez que fui a Europa fue por Barcelona. Recuerdo pasear por sus calles y llorar"

Eres la artista asociada del Odéon-Théâtre de l’Europe. ¿Qué importancia ha tenido esto en tu carrera?
Ya hace ocho años. También soy artista asociada en Le Centquatre, en París. Todo eso es muy importante, porque, a través de este apoyo, he podido desarrollar mi investigación. No sería la artista que soy. Habría ido por otros caminos. Pero he tenido la posibilidad de poder ir más lejos, gracias al apoyo y al tiempo. Además, como soy una artista que viene de Brasil, donde hay momentos en que la cultura no tiene ningún apoyo y otros en que tiene un poco, para mí es un privilegio.

¿Qué relación mantienes con tu país? Este 'Hamlet' es en francés.
Siempre trabajo con dos lenguas. Y aquí también, no con el portugués de Brasil, sino con el de Portugal: Ofelia y Polonio están representados por dos actores portugueses. Quería mantener el portugués y me interesaba que los dos no fueran del centro de Europa y que Ofelia fuera extranjera, no de un país lejano, colonizado, sino de un país que está en la punta de Europa... Brasil se encuentra en todo lo que hago, por lo que soy. Todo el equipo creativo es brasileño, tenemos una idea de compañía, son gente con quien hace quince años que trabajo.

Será tu debut en Barcelona, ¿verdad? Siempre te hemos visto en el Temporada Alta.
Sí, será mi primera vez en el Grec. Quiero mucho al Temporada Alta: son muy importantes para mí. Pero Barcelona forma parte de mi historia. Viví allí un tiempo; estudié en la Sala Beckett. La primera vez que fui a Europa fue por Barcelona. Recuerdo pasear por sus calles y llorar. ¡También vi muchas cosas en el Teatre Lliure!

Hay pocas directoras de tu generación. ¿Cómo te ha afectado eso?
Siempre he llevado encima la marca de ser mujer y brasileña. No me ha dejado nunca. A veces, viene antes que nada. Te miran, hablan de ti y lo primero que ven es a una mujer brasileña. ¿Qué habría pasado si hubiera sido un hombre europeo? Siempre tienes que vencer esa imagen. Ahora todo parece más fácil, porque se han abierto los espacios a las mujeres. Pero antes, a menudo, era extraño estar sentada a una mesa con mucha gente y ser yo la única mujer. Sabía que tenía que esforzarme más que los demás, sabía que tenía que hacer más para demostrar que tenía el derecho de estar allí, en esa mesa. Siempre tenemos que hacer un poco más.

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