En abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales de la democracia y las izquierdas ganaron la Alcaldía de Barcelona. Rafael Pradas se hizo cargo de la Concejalía de Cultura y nombró delegado a Joan-Anton Benach. Aquel primer equipo acababa de llegar al Ayuntamiento, pero, aun así, decidió recuperar el Grec, que el año anterior no se había celebrado y había dejado desierto el teatro de Montjuïc. Por vez primera, el consistorio se hacía cargo del festival.
A pesar de la falta de tiempo, los dos, concejal y delegado, se lanzaron a la aventura de salvar el festival, y a fe que lo consiguieron. Pradas era un periodista, muy buen conocedor de los movimientos sociales y vecinales de la ciudad, que se había presentado en el quinto lugar de las listas del PSUC por Barcelona, en el que había sido responsable de política municipal y movimiento popular. Tuvo en Benach un muy buen delegado que asumió buena parte del peso de la organización del festival, hasta el punto de que para muchos aquel festival se conoció como "el Grec de Benach".
Joan-Anton Benach era un periodista y licenciado en Derecho que en 1959 había empezado a trabajar en El Correo Catalán, en el que había sido cronista local, jefe de sección e incluso editorialista. En 1966 se le nombró responsable de la crítica teatral del periódico, jefe de Cultura y, desde 1977, redactor jefe. Precisamente en El Correo Catalán trabajó con Pradas, Josep Maria Huertas Claveria y otros periodistas politizados y profundamente preocupados por los movimientos sociales y vecinales barceloneses.
Benach colaboraba también con el programa Giravolt del circuito catalán de TVE, en el cual en 1975 había coincidido con la después escritora Montserrat Roig, y había creado y dirigido el programa Tot art. Tenía buenos contactos con el mundo teatral, que, tras la experiencia de programar el Grec, aún se estrecharían más. Él y Prada fueron capaces en cerca de cinco semanas de montar una programación que arrancó con la Antígona de Espriu dirigida por Josep Montanyès y Josep M. Segarra y que contó con espectáculos que han pasado a la historia del teatro catalán como Antaviana de Dagoll Dagom, M-7 Catalònia de Els Joglars y Sol, solet de Els Comediants.
Tanto Pradas como Benach continuaron, después de su etapa en el Ayuntamiento -finalizada en los dos casos en los años ochenta-, con sus carreras periodísticas, que los llevaron a El Periódico y La Vanguardia respectivamente, además de colaborar en numerosas publicaciones, entre ellas la revista Barcelona Metròpolis Mediterrània. Benach, crítico teatral de La Vanguardia desde 1985, había sido también profesor de la Escuela de Periodismo, había impartido cursos y seminarios en el Institut del Teatre y en la Universitat Catalana d'Estiu de Prada de Conflent, y fue miembro del Consejo Ejecutivo del Congreso de Cultura Catalana.
En abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales de la democracia y las izquierdas ganaron la Alcaldía de Barcelona. Rafael Pradas se hizo cargo de la Concejalía de Cultura y nombró delegado a Joan-Anton Benach. Aquel primer equipo acababa de llegar al Ayuntamiento, pero, aun así, decidió recuperar el Grec, que el año anterior no se había celebrado y había dejado desierto el teatro de Montjuïc. Por vez primera, el consistorio se hacía cargo del festival.
A pesar de la falta de tiempo, los dos, concejal y delegado, se lanzaron a la aventura de salvar el festival, y a fe que lo consiguieron. Pradas era un periodista, muy buen conocedor de los movimientos sociales y vecinales de la ciudad, que se había presentado en el quinto lugar de las listas del PSUC por Barcelona, en el que había sido responsable de política municipal y movimiento popular. Tuvo en Benach un muy buen delegado que asumió buena parte del peso de la organización del festival, hasta el punto de que para muchos aquel festival se conoció como "el Grec de Benach".
Joan-Anton Benach era un periodista y licenciado en Derecho que en 1959 había empezado a trabajar en El Correo Catalán, en el que había sido cronista local, jefe de sección e incluso editorialista. En 1966 se le nombró responsable de la crítica teatral del periódico, jefe de Cultura y, desde 1977, redactor jefe. Precisamente en El Correo Catalán trabajó con Pradas, Josep Maria Huertas Claveria y otros periodistas politizados y profundamente preocupados por los movimientos sociales y vecinales barceloneses.
Benach colaboraba también con el programa Giravolt del circuito catalán de TVE, en el cual en 1975 había coincidido con la después escritora Montserrat Roig, y había creado y dirigido el programa Tot art. Tenía buenos contactos con el mundo teatral, que, tras la experiencia de programar el Grec, aún se estrecharían más. Él y Prada fueron capaces en cerca de cinco semanas de montar una programación que arrancó con la Antígona de Espriu dirigida por Josep Montanyès y Josep M. Segarra y que contó con espectáculos que han pasado a la historia del teatro catalán como Antaviana de Dagoll Dagom, M-7 Catalònia de Els Joglars y Sol, solet de Els Comediants.
Tanto Pradas como Benach continuaron, después de su etapa en el Ayuntamiento -finalizada en los dos casos en los años ochenta-, con sus carreras periodísticas, que los llevaron a El Periódico y La Vanguardia respectivamente, además de colaborar en numerosas publicaciones, entre ellas la revista Barcelona Metròpolis Mediterrània. Benach, crítico teatral de La Vanguardia desde 1985, había sido también profesor de la Escuela de Periodismo, había impartido cursos y seminarios en el Institut del Teatre y en la Universitat Catalana d'Estiu de Prada de Conflent, y fue miembro del Consejo Ejecutivo del Congreso de Cultura Catalana.