Barcelona

Estos jardines abarcan gran parte de los terrenos que durante 32 años ocupó el antiguo Parque de Atracciones de Montjuïc. Entre los años 1930 y 1936, en la parte superior de estos terrenos ya había existido otro parque de atracciones: el Maricel. Antes de la construcción del Parque de Atracciones de Montjuïc, entre los años 1898 y 1965 esta zona de la montaña tuvo un uso militar: la ubicación del destacamento de la batería Álvarez Castro de defensa de la costa, que fue construida por el Ministerio de Guerra durante la Guerra de Cuba. En 1964, el Ayuntamiento de Barcelona pidió los terrenos al ejército, y en 1965 se derribaron las instalaciones militares. La creación del parque de atracciones (1966) tuvo su momento de máximo esplendor durante la década de los ochenta, con más de treinta atracciones y un anfiteatro al aire libre donde cada verano se celebraban conciertos con cantantes y grupos muy famosos de la época.

A finales de los noventa, el parque inició su declive y, además, finalizó la concesión municipal de uso de los terrenos. Las propuestas para una nueva concesión no prosperaron, y en 1998 el Parque de Atracciones de Montjuïc cerró sus puertas. En el 2000, el Ayuntamiento de Barcelona decidió construir los actuales jardines públicos, lo que permitió reordenar y renovar una buena parte de la zona alta de la montaña de Montjuïc.

El aspecto de naturaleza espontánea de los jardines es más acentuado en la parte inferior, donde estas características se refuerzan por el predominio de la vegetación. La vegetación es variadísima; la mayor parte de esta se plantó cuando se construyó el parque de atracciones. Hay grandes alfombras de vivaces y de gramíneas, de especies muy variadas, que dan continuidad a los recorridos de los jardines, árboles y palmeras muy grandes y extensas masas arbustivas. Estos jardines son ricos en coníferas, como los cedros, los pinos y los cipreses. También vemos el cedro del Atlas, el cedro del Himalaya, el cedro del Líbano, el pino blanco, el pino insigne, el pino del Himalaya, el pino marítimo, el ciprés, el ciprés de Arizona y el ciprés de Monterrey. Hay árboles mediterráneos como el olivo, la encina y el tamarisco, y otros con floraciones ornamentales como la mimosa, la sófora, la magnolia y la acacia. En cuanto a las palmeras, están representadas por grandes washingtonias, la palmera excelsa y el palmito.

En este espacio verde el arte está representado por la poesía y la escultura. Siguiendo la tradición de dedicar los jardines de Montjuïc a poetas catalanes, el nombre de estos jardines es un homenaje al poeta Joan Brossa. En el mismo acceso principal, en la plaza de Dante, hay una placa con su poema Música d’arpa. En cuanto a las esculturas, se han conservado cuatro del antiguo parque de atracciones: El pallasso, de Joaquim Ros i Sabaté (1972), que reproduce la figura de Charlie Rivel levantando su famosa silla; Carmen Amaya, de Josep Cañas (1966), en homenaje a la bailaora de flamenco barcelonesa; Charlot, de Núria Tortras (1972), con Charles Chaplin subido a una bola del mundo, y Joaquim Blume, de Nicolau Ortiz (1966), donde un gimnasta hace ejercicios de anillas con los aros olímpicos de fondo.

Se han conservado también dos edificios de entre los que se construyeron en el antiguo parque de atracciones en 1965. El primero es el quiosco Damm, el bar restaurante de esta empresa cervecera, que se convirtió muy pronto en el edificio circular más popular y emblemático del parque de atracciones. Ha sido restaurado y actualmente acoge celebraciones y convenciones. En segundo lugar, el edificio Parasol (el Bar Fanta del parque de atracciones), de hormigón, con un curioso diseño en forma de paraguas. Finalmente, como elemento decorativo de los jardines actuales, su estructura básica: una plataforma formada por cinco superficies que confluyen hacia el centro soportadas por un único pilar. Es decir, un inmenso parasol, que se agradece en días calurosos.

Los jardines de Joan Brossa son un excelente ejemplo de la recuperación paisajística y ambiental de un espacio mediante la consolidación del paisaje vegetal ya existente y la potenciación de un aspecto natural y un punto silvestre. A caballo entre un parque forestal y un jardín de ciudad, los jardines de Joan Brossa toman características de ambos, especialmente las propias de un bosque. Su situación ha convertido a los jardines de Joan Brossa en el elemento de conexión entre diversos jardines del parque de Montjuïc. Además, el carácter lúdico, infantil y de recreo del antiguo parque de atracciones continúa presente en estos jardines. Hay tres áreas de juego en las que se han instalado elementos para todas las edades, algunos de ellos muy originales. La música también es un aspecto lúdico muy importante. En el camino que cruza el parque hay “cojines musicales” que emiten sonidos cuando se pisan y una zona con tirolines y juegos de trepar.