
Por este histórico restaurante han pasado todo tipo de personajes ilustres para degustar los célebres postres caseros que se cocinan. Con más de doscientos años de historia, los fogones de Can Culleretes continúan trabajando a todo gas en el mismo local del Raval donde lo hacía la primera propietaria del restaurante, una portera con muy buena mano para la cocina.
¡Cucharillas!
Can Culleretes es una historia de éxito desde el día que empezó a servir comidas su primera propietaria, portera de un convento que se encontraba muy cerca, fuera de las murallas, junto a la plaza de Sant Jaume: la mujer empezó a servir bebidas y meriendas a través de una ventana. Cocinaba un requesón casero que, según dicen, era delicioso. El éxito fue rotundo: dejó la portería para abrir un restaurante en la calle de Quintana. Hay varias leyendas sobre el origen del nombre: hay a quien dice que viene del hecho de que fue el primer lugar donde se utilizaron cucharillas de metal, culleretes en catalán, pero también se explica que viene de los gritos que profería el camarero que servía las mesas y que pedía continuamente cucharillas para servir a la decena justa de comensales que cabían en el restaurante.
Canelones y postres caseros
El restaurante, que todavía conserva algunas baldosas de finales del siglo XVIII, es hoy un establecimiento reconocido por la excelencia de sus platos, como los canelones y los postres caseros.




Patrimonio cultural
-
Ciutat Vella
el Barri Gòtic
- Dirección:
- C Quintana, 5
- Districte:
- Ciutat Vella
- Barrio:
- el Barri Gòtic
- Ciudad:
- Barcelona
Edifici de planta baixa d'ús comercial, entresòl i quatre plantes pis amb habitatges, bastit en un solar entre mitgeres, de reduïdes dimensions, a mitjan segle XIX.
- A la planta baixa i l'entresòl, agrupades amb una obertura central amb arc de mig punt, amb dues pilastres laterals, es situa lel restaurant Can Culleretes.- Per sobre, pilastres de dues plantes d'alçada, amb capitells jònics i medallons de terra cuita, que ressegueixen l'alçat fins a una senzilla cornisa per sobre de la qual hi ha la darrera planta i el coronament amb permòdols decorats.
De la reforma realitzada cap el 1890 per transformar la cremeria existent en restaurant, es conserven tres grans pintures murals, obra de Francisco Tey, que evoquen l'ambient de mitjan segle XIX, malgrat que foren realitzades a principi del segle XX, i uns arrambadors de ceràmica de Xavier Nogués parcialment desapareguts.
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