El proyecto Música al carrer, emmarcado dentro del programa Cultura Viva del Institut de Cultura de Barcelona, experimentará un crecimiento exponencial a partir del próximo mes de Septiembre. Si a día de hoy la ciudad dispone de 18 puntos reservados para la música en vivo, todos ellos en el distrito de Ciutat Vella, después del verano la red se ampliará hasta cerca de los 50, distribuidos por toda la ciudad. Como transición, el próximo mes de Junio se iniciará una prueba piloto que llevará la música a la calle en cinco distritos. La ampliación de este circuito se emmarca en el  s’emmarca en el despliegue del Plan de Derechos Culturales del Ayuntamiento de Barcelona, presentado hace un año. En concreto, es uno de los puntos incluídos dentro de la medida Cultura y espacio público: derecho al acceso y a la participación cultural en la calle, que  hoy se presenta, y que recoge una batería de propuestas de actuación con una mirada transversal y ambiciosa, como la puesta en marcha de El Cilindro de Horta, una nueva fábrica de creación centrada en el arte urbano; la incorporación de la mirada cultural en la planificación urbanística de la ciudad; el impulso de las superilles culturales; la constitución de una Comisión de Noche para abordar de manera conjunta los retos en el entorno de la noche y su dinámica cultural, o la incorporación del principio del agente de cambio, habitual en el Reino Unido, para preservar el ecosistema de salas de música y concierots en directo. 

La nueva medida nace de la defensa del espacio público como uno de los escenarios principales de la vida cultural de la ciudad. Y, por lo tanto, necesita garantizar su acceso para permitir el derecho a la ciudad y a la participación cultural de manera sostenible, atendiendo necesidades y realidades muy diversas y haciendo compatibles estos usos con la convivencia vecinal. La medida es una recopilación de proyectos y líneas de actuación que buscan reconocer y poner en valor las expresiones culturales que tienen lugar en el espacio público y generar las condiciones adecuadas para que se desarrollen. Incluye una batería de actuaciones, con presupuesto y calendario de despliegue ya definidos, que implican la actuación coordinada entre diferentes agentes y entidades sociales y culturales y se caracterizan por la transversalidad, también entre las áreas de decisión política implicadas en hacer posible su despliegue. Y que tienen como objetivos comunes los siguientes:

• Aportar la mirada cultural a la planificación urbana de la ciudad para garantizar la conservación del patrimonio, la expresión de las memorias y el ejercicio de la creatividad
• Garantizar el uso cultural del espacio público y la expresión de todas las prácticas presentes en la ciudad
• Profundizar en nuevas formas de uso cultural del espacio público y en la recuperación de otras que se habían perdido
• Incorporar la mirada ambiental en la reflexión, la creación y la ejecución de la acción cultural
• Reducir los desequilibros existentes entre los usos culturales del espacio público en las zonas y barrios diversos de la ciudad

La medida dedica una atención especial a estudiar el papel de la cultura en la estrategia de pacificación de las calles impulsada en los últimos años desde el Ayuntamiento. Potenciar las superilles como espacios para la cultura legitimada y no legitimada, tanto la que se impulsa desde los estamentos y entidades formalmente reconocidas como culturales como la que surge de la iniciativa ciudadana; modificar la normativa que limita los usos culturales de las zonas exteriores de los equipamientos culturales de la ciudad; velar por la descentralización de la actividad cultural en la ciudad y hacer una planificación urbanística que incorpore la mirada cultural son otras de las acciones de la nueva medida que se irán desplegando a lo largo de los próximos meses. 

El detalle de las acciones previstas, con el calendario de actuaciones y el presupuesto, se puede consultar en el texto íntegro de la Medida Cultura y Espacio Público.