Harry Walker: obreros y vecinos en lucha
El pedazo de tierra donde en 1954 se instala la empresa automovilística Harry Walker sintetiza lo mejor del pasado de Barcelona: una historia de desafío, de abnegación y de lucha. También, de frustraciones y de esperanzas derrotadas; de propuestas que dibujaban futuros alternativos en nuestro presente que no se llegaron a cumplir.
Pero nada de aquello por lo que se ha luchado se pierde para siempre. Y las dieciocho hectáreas de la antigua fábrica Harry Walker lo muestran claramente. Es posible que este no sea hoy un enclave libre por completo de las lógicas mercantilistas, pero es un espacio que se ha ganado a pulso al sistema económico imperante.
La Cataluña urbana está llena de pequeñas Harry Walkers: de espacios conseguidos en contra de los intereses particulares y que, a través de una lucha que se pierde en el tiempo, se han puesto al servicio de la mayoría.
En junio de 2017 activistas y vecinos de la Prosperidad renombraron ese espacio Plaza de las trabajadoras y trabajadores de Harry Walker. Un cambio que, como tantos otros en el pasado, fue asumido por el Ayuntamiento de Barcelona, que lo incluyó en la revisión del nomenclátor que elaboró en mayo de 2018. Un reconocimiento que asume que sin lucha no hay futuro.