Barcelona i els Jocs Florals, 1859. Modernització i romanticisme
Antoni de Bofarull pedía, en 1859, en el Saló de Cent del Ayuntamiento de Barcelona, «abrir paso a los cantores», es decir, a los poetas, al mismo tiempo que emplazaba al poder político y económico a «patentizar la esperanza» que los «esfuerzos» de los poetas significaban. Lo pedía en el acto de «restauración» de los Juegos Florales, una iniciativa bajo el amparo del propio Ayuntamiento que entonces decidía patrocinar los Juegos a perpetuidad y proyectar la ciudad futura bajo el plan de un ambicioso ensanche ilimitado.
La razón poética de los Juegos era pues en socorro de las razones prácticas que exigían hacer de la ciudad una metrópoli competitiva, en aquella estrategia de larga duración que transformaría Barcelona, a finales del ochocientos, en la rutilante «herramienta de un pueblo renaciente» de la que habló Vicens Vives. El saber, en efecto, se había convertido en imprescindible para imponerse sobre la realidad.
El proyecto con el que el MUHBA contribuyó a la conmemoración del 150 aniversario de aquella «restauración» quiso incidir en aquella calidad instrumental y estratégica de los Juegos dentro de la vasta operación comunicativa que acompañó a la primera de las grandes transformaciones que marcan la identidad contemporánea de la ciudad. El presente volumen se hace eco de algunas de las actividades e investigaciones con las que el proyecto se desplegó: Reúne materiales y examina la génesis y la naturaleza del certamen de 1859 y los diversos efectos y circunstancias de su proyección. Incluye también una grabación en CD de piezas musicales ochocentistas que sigue el hilo conductor de la fiesta «floralesca».