La historia del cine hecho por mujeres
- Libros
- Pliego de cultura
- Mar 22
- 5 mins
El libro Un trajecte pels feminismes fílmics, de Marta Selva y Anna Solà, que conmemora los 30 años de la Muestra Internacional de Filmes de Mujeres de Barcelona, documenta la labor inmensa y esencial que ha hecho este festival para dar a conocer a las cineastas pioneras y a numerosas directoras internacionales y locales increíblemente marginadas del canon.
En el documental Delphine et Carole (2019) aparece el fragmento de un programa televisivo que reunió a Marguerite Duras, Chantal Akerman y Liliane de Kermadec a propósito de que en 1975 cada una había realizado un filme (India Song, Jeanne Dielman y Aloïse, respectivamente) con una misma actriz: Delphine Seyrig. Esta actriz, también presente en el documental, había emprendido un activismo feminista que la llevó a formar parte del grupo Insoumuses con la voluntad de realizar vídeos colectivos que, en palabras suyas, mostraran “las dificultades que las mujeres afrontan”. En un momento del fragmento televisivo reproducido en el documental —dirigido por Callisto McNulty—, como un homenaje a la labor de Delphine Seyrig y Carole Roussopoulos, Duras dice: “El cine de mujeres forma parte de un cine diferente, y este, por definición, es político”; una afirmación que Akerman, con una sonrisa, corrobora: “Eso es verdad”. La escritora añade: “Los medios financieros, el dinero del que disponen las mujeres que hacen cine, hacen que sus filmes ya sean políticos”.
La Muestra Internacional de Filmes de Mujeres de Barcelona es una acción política que ha contribuido de manera esencial e inmensa a hacer visible en Barcelona un cine diferente realizado por mujeres, que, por eso y en su diversidad, es político.
Esta declaración de Duras se me ha hecho muy presente al leer el libro con el que Marta Selva y Anna Solà rememoran los 30 años de la Muestra Internacional de Filmes de Mujeres de Barcelona, de la que fueron fundadoras desde la cooperativa Drac Màgic. Fueron codirectoras durante los diez primeros años, y de 2011 a 2015 siguieron implicadas como asesoras. Ellas, de hecho, son el testimonio activo de una experiencia de la que siempre han formado parte. El caso es que, si he pensado en el comentario de Duras, es porque esta muestra es una acción política que ha contribuido de forma esencial e inmensa a hacer visible en Barcelona un cine diferente realizado por mujeres, que, por eso y en su diversidad, es político. Lo es porque va haciendo presente la lucha por la igualdad de derechos, en contra de la discriminación por género, y, a la vez, a través de la solidaridad del feminismo. También es cine político por muchas otras razones: por sus diferentes maneras de representar los cuerpos de las mujeres y de construir personajes femeninos apartados de los arquetipos creados por los imaginarios masculinos; por su denuncia de la violencia contra las mujeres, que tantas veces queda impune; por abordar la sexualidad con una complejidad disidente con los patrones heteropatriarcales; por ser la expresión de una subjetividad y de experiencias que demuestran que lo personal es político, cosa que también se podría decir a la inversa.
Tal como comentó Duras, abordar nuevos temas o tratarlos de otro modo está relacionado con un cine diferente en la forma (aunque no siempre), que, desde la misma financiación, puede quedar al margen de los circuitos comerciales. Por este motivo, la aportación de la muestra es inconmensurable, y respecto a ello, solo hay que leer la relación de todas las películas programadas. Hacer una lista de nombres sería interminable; solo diré que los filmes de Chantal Akerman y Agnès Varda, dos nombres fundamentales de la modernidad cinematográfica, llegaron a Barcelona a través de la muestra. No obstante, en las últimas décadas, algunas cineastas —a veces con resultados bastante interesantes— forman parte de la industria y del circuito comercial, por lo que no necesitan la atención de la muestra.
El libro de Marta Selva y Anna Solà es la memoria impagable de un acontecimiento que emergió en un momento en que en Barcelona no había ningún festival de cine.
Rescate de las pioneras
Por otra parte, el libro de Marta Selva y Anna Solà, tan bien documentado e ilustrado fotográficamente, es la memoria impagable de un evento que emergió en un momento en que en Barcelona no había ningún festival de cine. Una memoria que pone de manifiesto la labor del festival en el rescate de las pioneras y de numerosas directoras increíblemente marginadas del canon, la sensibilidad por cineastas de todo el mundo y el impulso a cineastas locales; así se va configurando simultáneamente una historia del cine hecho por mujeres y, por lo tanto, otra historia del cine. Pero no solo eso. A través de la memoria de las presentaciones, los coloquios, los debates y las reflexiones compartidas en la muestra, se reflejan las teorías, discusiones y controversias de los “feminismos” con respecto al cine y todo el audiovisual. No es en vano que el título del libro sea Un trajecte pels feminismes fílmics. Son treinta años, y la aventura continúa.
Un trajecte pels feminismes fílmics: 30 anys de la Mostra Internacional de Films de Dones de Barcelona
Marta Selva y Anna Solà
Ayuntamiento de Barcelona, 2022
290 páginas
- Un trajecte pels feminismes fílmics: 30 anys de la Mostra Internacional de Films de Dones de BarcelonaAjuntament de Barcelona, 2022
Del número
N122 - Abr 22 Índice
El boletín
Suscríbete a nuestro boletín para estar informado de las novedades de Barcelona Metròpolis