La dignidad de ser ciudadanos del mundo
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Nussbaum hace un recorrido por la genealogía de la tradición cosmopolita, la cual ancla en la respuesta que daba Diógenes el Cínico cuando le preguntaban de dónde era y contestaba que era kosmo-politês (ciudadano del mundo). Según la filósofa, en esta afirmación encontramos implícitamente el concepto de dignidad, es decir, la consideración de que todos los seres humanos son iguales, independientemente de su lugar de nacimiento o de la jerarquía social.
En concordancia con las problemáticas que tanto la caracterizan, Martha Nussbaum presenta en La tradición cosmopolita. Un noble e imperfecto ideal una teoría de la justicia basada en la dignidad que responde a una concepción parcial del bienestar. La propuesta es parcial porque no pretende decir cómo se debe vivir en todos los ámbitos, sino indicar cuáles son los requisitos básicos que deben cumplirse para que cada uno concrete la vida buena de la forma que considere más oportuna. Tal como aclara al final del libro, esta es su versión del punto de vista de las capacidades humanas, del cual ha sido una de las principales impulsoras desde principios del siglo xxi junto con Amartya Sen.
Esta obra plantea una revisión del concepto de dignidad como un elemento fundamental de la igualdad humana considerada desde el punto de vista moral, es decir, en relación con la justicia. El conocimiento de Nussbaum sobre filosofía clásica se pone de manifiesto a lo largo de un esclarecedor recorrido por la genealogía de la tradición cosmopolita, la cual ancla en la respuesta que daba Diógenes el Cínico cuando le preguntaban de dónde era y contestaba que era kosmo-politês (ciudadano del mundo). Según la filósofa, en esta afirmación encontramos implícitamente el concepto de dignidad, es decir, la consideración de que todos los seres humanos son iguales, independientemente de su lugar de nacimiento o de la jerarquía social, y, por tanto, que todos deben ser tratados dignamente. Seguidamente, y de la mano del De officiis de Cicerón, Nussbaum desarrolla la noción ciceroniana de justicia y los dos tipos de deberes que de ella se derivan: los “deberes de justicia” y los “deberes de ayuda material”. A partir de estas consideraciones, y acompañada de Groci y Adam Smith, la filósofa y profesora de ética y derecho de la Universidad de Chicago desarrolla críticamente estos dos tipos de deber para mostrar —acertadamente, a mi parecer— que para poder cumplir con los deberes de justicia, considerados ineludibles moralmente, primero se deberá responder a los deberes de ayuda material que sus antecesores solían menospreciar.
“Nussbaum revisa el concepto de dignidad como un elemento fundamental de la igualdad humana considerada desde el punto de vista moral, es decir, en relación con la justicia”.
Dignidad estoica
Nussbaum presenta la noción de dignidad estoica como predecesora de los derechos humanos, pero también señala que los derechos humanos dependen de poder aplicarse y que, por ese motivo, requieren de dinero. De forma convincente y explicativa, en el segundo capítulo muestra los peligros, de raíz estoica, de reducir la dignidad al voluntarismo, es decir, a la voluntad de cada uno de sobreponerse a los infortunios de la vida. Esta perspectiva tiene la virtud de afirmar que incluso el ser humano más desafortunado tiene dignidad, pero también el grave defecto de negar la importancia de los bienes externos para la vida humana buena y, en consecuencia, de eximirnos de la responsabilidad de responder a los deberes mencionados anteriormente.
En la medida en que entiende que la política tiene como base un ideal moral, Nussbaum se ve obligada a justificar por qué los seres humanos deben comportarse como ella afirma y, por tanto, a aportar una doctrina de psicología moral convincente. Por otro lado, consciente de las complejas interrelaciones entre las distintas partes de nuestro mundo —sobre todo del actual, pero también del pasado—, esta psicología moral debe poder aplicarse a escala interestatal, debe convencer a los estados para que mantengan relaciones morales entre sí y, por consiguiente, cumplan también los deberes de justicia y de ayuda material. Tal vez en este punto cabría señalar que el libro no desarrolla con precisión la analogía entre el individuo y el estado-nación, de forma que, al reconocer y dialogar con las operaciones concretas de la política internacional actual, se podría detectar una reificación acrítica de los estados-nación. Tal vez esta sea la otra cara de la gran virtud de Nussbaum: la habilidad de pensar a ras de suelo, reconociendo los mecanismos y las dificultades de nuestro mundo, para facilitarnos el trabajo de acompañarla en este viaje en el tiempo y de responder a su propuesta de leer el pasado para pensar el presente.
La tradición cosmopolita. Un noble e imperfecto ideal
Martha Nussbaum
Ediciones Paidós, 336 páginas
Barcelona, 2020
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