Gala y Lee Miller, surrealismo con habitación propia
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- Oct 18
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Gala era la esposa y musa de Salvador Dalí y su secretaria y marchante. Lee Miller fue una bellísima modelo de fotografía de moda, colaboradora del fotógrafo Man Ray y fotoperiodista durante la Segunda Guerra Mundial. Así eran conocidas básicamente hasta ahora estas dos mujeres extraordinarias, vinculadas al surrealismo, sobre las que se han organizado dos exposiciones en Barcelona. ¿Artistas, musas, amantes, modelos...? ¿O todo a la vez?
Cuando se pone el foco en Gala y Lee Miller, su papel dentro del surrealismo se enriquece y se amplía. Fueron unos personajes complejos, creativos, cosmopolitas e independientes. En Barcelona dos exposiciones ofrecen una nueva perspectiva sobre estas mujeres singulares, que sin duda alguna debieron conocerse personalmente en algún momento de sus vidas. Hasta el 14 de octubre se ha podido ver en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) la exposición “Gala Salvador Dalí. Una habitación propia en Púbol” y desde noviembre hasta principios de enero se puede visitar en la Fundación Miró “Lee Miller y el surrealismo en Gran Bretaña”. Ambas muestras provocan el eterno debate sobre la relación entre la musa y la creatividad propia. En lo que a Lee Miller se refiere, ampliamente redescubierta en las últimas décadas en diversas exposiciones como la retrospectiva de 1991 en la misma Fundación Miró, nadie pone ya en duda que estamos ante una figura central de la fotografía del siglo XX, que tuvo un papel fundamental en el desarrollo de nuevas técnicas, como la solarización.
En el caso de Gala, no obstante, su papel como autora y artista es más controvertido. Esta es precisamente la base de la tesis de la exposición en el MNAC y de su comisaria, Estrella de Diego. A través de un conjunto de 315 obras, la muestra pretende ir más allá de la Gala musa surrealista y superar los tópicos que la presentan como una mujer manipuladora, solo preocupada por hacer negocio. Muy al contrario, la muestra da a entender que Gala se “camufló de musa”, tanto en el caso de su primer esposo, el poeta Paul Éluard, como en el de Salvador Dalí, para convertirse en parte activa en el proceso creativo de ambos.
Según Estrella de Diego, el hecho de que Dalí empezase a firmar pinturas a principios de los años treinta con el nombre de Gala-Salvador Dalí es significativo de la implicación directa de Gala en el arte daliniano. Ella construye con precisión un personaje –incluso en los aspectos más aparentemente banales, como la moda– que forma parte de una acción artística desarrollada a gran escala. En la exposición también se documentan creaciones personales de Gala, como por ejemplo dos objetos surrealistas lamentablemente desaparecidos, así como su participación en una serie de experimentaciones surrealistas, y el manuscrito de una autobiografía inédita hasta que en 2011 se publicó bajo el nombre de Gala Dalí. La vida secreta. Diari inèdit.
La del MNAC es una exposición más de preguntas que de respuestas y con una tesis más intuida que demostrable, pero que vale la pena por la gran calidad de las obras de Dalí y por la interesante documentación que reúne.
Mejor hacer fotos que ser una de ellas
Tan valerosa, culturalmente inquieta y liberal como Gala fue la norteamericana Lee Miller (1907-1977), quien, después de empezar su carrera como modelo para revistas como Vogue, decidió ser ella la que apretara el disparador de la cámara. “Prefiero hacer una fotografía a ser una de ellas”, decía en 1932. En 1929 se trasladó a París para ser aprendiz del gran fotógrafo oficial del surrealismo, Man Ray, y se convirtió ella misma también en una figura clave de la fotografía surrealista con entidad propia. No obstante, la exposición que se verá en la Fundación Miró, producida por The Hepworth Wakefield, explica una historia más desconocida que coloca a Lee Miller en el centro de la red de artistas surrealistas en Gran Bretaña. “Mostramos a una Lee Miller no solo artista, sino haciendo de agente cultural activa en Gran Bretaña, sobre todo desde que Londres se convirtió en una ciudad refugio de artistas, antes y después de la Segunda Guerra Mundial. Fue en torno a ella y a quien acabaría siendo su marido, Roland Penrose, como se consolidó el círculo del surrealismo británico”, explica Martina Millà, co-comisaria de la muestra.
En el recorrido, que incluye más de ciento ochenta piezas, no faltarán las fotos más surrealistas de Lee Miller, pero tampoco las fotografías de guerra para la revista Vogue, algunas tan icónicas como la que muestra a Miller dentro de la bañera del apartamento de Hitler en Múnich, justo después del suicidio del dictador. Además, la exposición, más colectiva que individual, va repasando las diversas exposiciones de surrealismo en Gran Bretaña y llevará a la Fundación Miró obras de Max Ernst, Picasso, Yves Tanguy, Henry Moore, Leonora Carrington, Eileen Agar, Roland Penrose y del propio Miró, entre otros.
Como sucede tantas veces con las mujeres artistas, Lee Miller fue abandonando progresivamente la fotografía tras el nacimiento de su hijo Tony y su obra quedó olvidada durante décadas. Hasta que precisamente él, a principios de los años ochenta, encontró el material de su madre e impulsó su merecido redescubrimiento.
Lee Miller y el surrealismo en Gran Bretaña
Fundació Joan Miró
Hasta el 20 de enero de 2019
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