Barcelona Metropolis

Un arte que sucede en el presente

Hemos hablado hasta ahora de arte conceptual. Quizás deberíamos dedicar algunas líneas a explicar a qué nos referimos. O, mejor aún, empezar por lo que no es. No es un arte críptico y elitista. No es un arte difícil de entender. Son un conjunto de prácticas plurales que tienen en común la voluntad de priorizar la investigación y el proceso, un arte que sucede en el presente, en el ahora, “en tiempo real”, como dice el título de la muestra.

Con obras de 28 artistas, la exposición se estructura en seis ejes conceptuales. La abre el arte de acción, uno de los lenguajes predilectos de los artistas conceptuales. El cuerpo se convierte en medio expresivo. Soplar, trazar, observar o peinarse también son obras de arte, como nos enseña el egarense Frederic Amat. La relación con la naturaleza ordena el segundo ámbito, en el que encontramos proyectos vinculados directamente con el territorio y el paisaje que plantean una nueva relación con el medio ambiente. Es el caso de Vol ras, de Fina Miralles, o de Acumulació, integració, de Àngels Ribé. La muestra prosigue con obras que critican el capitalismo y sus derivas desde la ironía, el juego y la subversión. Icónica es la pieza de Eugènia Balcells SupermercArt. En cuarto lugar, encontramos artistas que defendieron el arte como herramienta de transformación social. Desde diferentes posicionamientos políticos, denunciaron la discriminación de las mujeres —Eulàlia Grau—, la militarización —Francesc Torres— o la falta de memoria histórica —Francesc Abad—. En sintonía con la eclosión de la poesía visual de posguerra o las tesis de teóricos como Ludwig Wittgenstein o Ferdinand de Saussure, encontramos obras de los artistas Antoni Llena, Jaume Xifra o Jordi Pablo, entre otros, que exploran el lenguaje, la semiótica o la poesía visual. Para concluir, encontramos poéticas y prácticas del objeto con los trabajos embarrados de Pere Noguera o el pop povero de Benet Ferrer.

Algunas de las obras de los años ochenta ya se integran en la colección permanente del MACBA, Un siglo breve, legado conceptual de las tendencias iniciadas en las décadas anteriores. La reflexión estética y metafísica —la idea de doble, de espejo, de reloj— son la base de las instalaciones de Francesc Torres o el colectivo Cicatriu a la Matriu. Paralelamente, en la Capilla del MACBA se puede ver No hay Replay, de Carlos Pazos. Y situada en su emplazamiento original, en Metrònom, encontramos Las puertas de Linares, de Jordi Benito.