El reto de reducir los residuos textiles y reutilizar la ropa en Barcelona
- Visiones urbanas
- Ene 24
- 12 mins
Uno de los principales problemas del sector textil actual, liderado por la fast fashion o moda rápida, es la cantidad de residuos que genera. La sobreproducción y el sobreconsumo de prendas, que se utilizan de media seis veces, es uno de los impactos ambientales principales y más visibles de esta industria. Ahora, la reutilización abre el camino para impulsar nuevos conceptos y propuestas para acceder a la ropa, a la vez que contribuye a la transformación del sistema de la moda actual.
El actual modelo de producción y consumo lineal (comprar-usar-tirar), diseñado e implementado para hacer crecer las economías del norte, ha propiciado, a través de la globalización y de las grandes multinacionales del sector, que hoy las cadenas de valor textiles sean muy largas y poco transparentes, y que tengan como resultado productos de bajo coste, de poca calidad y, sobre todo, con poca seguridad desde el punto de vista tanto ambiental como social y laboral. Las grandes cadenas del sector han creado un modelo productivo donde prevalece la cantidad por encima de la calidad de los productos y donde no se han incluido en los escandallos los impactos ambientales que se generan en los países productores, a menudo lejos de la vista de los consumidores, y sobre todo han pasado por alto los costes laborales y sociales: se han vulnerado derechos humanos a lo largo de toda la cadena productiva.
En Cataluña, cada año se generan 166.000 toneladas de residuos textiles, unos 21,3 kilogramos por habitante y año, de los que se recoge selectivamente el 11 %, unas 18.270 toneladas. La mayor parte se deriva a los gestores de residuos vinculados a la economía social, pero solo entre el 5 y el 10% se reintroducen dentro del territorio nacional a través de la venta de ropa de segunda mano (913,53 toneladas). El resto del residuo textil doméstico que se recupera se reparte entre tres vías de valorización. La primera corresponde a la exportación (entre un 60 y un 70%) a países de África, a Pakistán y a algunos países europeos y sudamericanos. La segunda vía es su recuperación a través del reciclaje material, que representa entre el 20 y el 30%; a menudo también se envía a Pakistán. La tercera vía, en la que encontramos todo lo que ya no es aprovechable (entre el 5 y el 10% restante), se gestiona a través de la valorización energética o la eliminación. Hay que tener en cuenta que un 89% de los residuos textiles (147.240,24 toneladas) no se recogen selectivamente porque se tiran al contenedor de desperdicio o a otras fracciones donde no corresponden. Por tanto, no se pueden recuperar y acaban teniendo un coste y un impacto ambiental muy relevantes en el ámbito local[1].
Un modelo extractivista y esclavista
Hoy, este modelo de producción-consumo extractivista y esclavista se encuentra en el punto de mira de las nuevas políticas que se están desarrollando en Europa bajo el paraguas del Pacto Verde Europeo[2], de documentos estratégicos como el Plan de Acción para la Economía Circular[3] y la nueva Estrategia Industrial Europea[4] y, especialmente, de la Estrategia para unos Textiles Sostenibles y Circulares,[5], que pretenden convertir el continente europeo en el primer territorio limpio en carbono y de economía circular en 2050. Las nuevas directivas nacidas bajo esta estrategia —la directiva de residuos, actualmente ya transpuesta a ley estatal de residuos[6], y la directiva de ecodiseño[7], que está siendo revisada, entre otras— transformarán completamente el sector del textil y la moda con un objetivo claro: cambiar el actual modelo productivo lineal por un futuro modelo de economía circular.
El objetivo es reducir el consumo de recursos y la generación de residuos, con el principio de hacer más con menos, y con la idea de que los productos, los materiales y los recursos se pueden utilizar y reutilizar el máximo tiempo posible. Este modelo circular se opone directamente al modelo industrial clásico basado en la extracción, la producción, el consumo y el desecho.
Es necesario aplicar estrategias que permitan nuevos circuitos y establezcan sinergias entre todos los agentes de la cadena de valor, desde los productores hasta los consumidores, pasando por distribuidores, administraciones… Esto, en la industria textil, significa minimizar el uso de materiales vírgenes; recuperar el máximo de recursos y componentes posibles; que las producciones se realicen bajo principios de química segura y monomaterialidad; que se creen circuitos de recuperación, reparación y reventa de productos; que se propicien políticas locales que impulsen la recirculación material… Toda una serie de variables que permitan crear un sistema textil donde el concepto de residuo desaparezca y se transforme en recurso.
Alargar la vida de las piezas de ropa reduce la extracción de materiales vírgenes y las emisiones asociadas a la producción.
En este esquema, una de las estrategias principales es la reutilización, que permite alargar la vida de las prendas. Por tanto, se cubre una demanda con producto ya producido, y así disminuye la presión respecto a la extracción de nuevos materiales vírgenes y se reducen las emisiones asociadas a la producción. Además, por medio de esta recirculación se puede generar nuevo empleo que participe en los procesos de recuperación, recogida, clasificación, preparación para la reutilización y venta del material. Asimismo, se pueden crear nuevas oportunidades de negocio a través de esta gestión y recirculación del flujo material.
La reutilización como herramienta para la prevención
En la ciudad de Barcelona podemos encontrar varias iniciativas y propuestas de intervención que contribuyen a este cambio hacia el modelo circular. En primer lugar, las tiendas de venta de ropa de segunda mano gestionadas por entidades de la economía social, que generalmente están vinculadas a gestores de residuos, empresas que realizan la recogida de residuos textiles en el ámbito municipal, ya sea a través de los conocidos contenedores naranjas/rojos/verdes (el color varía según la empresa) o por medio del puerta a puerta, de acuerdo con el esquema de recogida municipal. Algunos ejemplos de estas tiendas son la cooperativa de segundo grado Roba Amiga, formada por Solidança, Formació i Treball, Engrunes, Tapís y Andròmines; otras empresas similares, como Moda re- o Beyondwear, creada por Cáritas y el grupo Formació i Treball, o la empresa Humana Spain, entre otras. La particularidad de estas empresas es que utilizan los productos textiles de segunda mano para trabajar en la inserción laboral. Por tanto, con la gestión del residuo textil consiguen generar empleo en colectivos desfavorecidos.
En segundo lugar, las tiendas gestionadas por particulares y empresarios del sector privado. Las prendas que revenden a menudo provienen de grandes distribuidoras de ropa de segunda mano que después distribuyen como vintage. Encontramos tiendas donde los empresarios buscan y rebuscan en varios mercados al por mayor para ofrecer un estilo de ropa determinado, como Flamingos. Más ejemplos en la ciudad de Barcelona son cottonVintage, Le Swing Vintage, Holala Ibiza, Lullaby, Neko Vintage, La Principal Retro & Co, Love Vintage, TurQuesh, Ven-t’ho, Alabama Collect y L’Arca Barcelona, entre otros.
También encontramos algunas marcas de moda y minoristas que trabajan la circularidad: desde animar a los clientes para que depositen las prendas que ya no utilizan a cambio de un descuento para futuras compras hasta ofrecer rincones, físicos o en línea, de prendas de segunda mano de su marca. Ejemplos de este modelo son marcas como Nudie Jeans y los grandes grupos como Levi’s, Mango, Inditex o H&M, entre otros, que están buscando fórmulas para esta gestión a fin de convertirse en los nuevos detallistas de ropa de segunda mano.
Por último, los mercados de segunda mano, tradicionalmente conocidos como mercados de almonedistas, también ofrecen prendas de vestir. Los más conocidos y relevantes en la ciudad son el Fleadonia (Flea Market), en el Raval, y el Lost&Found, en la plaza del Mar. El rasgo distintivo de estos dos mercados es que son los particulares los que ponen a la venta sus prendas, no hay intermediarios y la venta se realiza directamente de particular a particular. Por otro lado, en la ciudad también se encuentra el histórico Mercat dels Encants, con varios puestos dedicados a la venta de ropa de segunda mano.
La gran capacidad de vender en línea
Un segundo gran grupo de nuevas propuestas o nuevos modelos de negocio son las plataformas en línea, que tienen un alcance mayor, así como la capacidad de llegar a muchos usuarios y gestionar una gran cantidad de ropa. Existen modelos de negocio distintos, como las plataformas de venta de ropa de segunda mano generalistas, que gestionan grandes volúmenes procedentes de particulares, empresas o, incluso, de gestores de residuo textil. En este caso, la empresa se encarga de toda la gestión y de recoger el residuo textil, evaluarlo según sea aprovechable o no, higienizarlo y prepararlo para que pueda subirse a la página web de venta de segunda mano. Un ejemplo de esta tipología de modelo de negocio es Micolet. También existen plataformas que actúan como agentes facilitadores que ponen en contacto a vendedores, en este caso particulares, con compradores, como es el caso de Vinted.
Las plataformas de renting o de alquiler de ropa se trata de un tercer modelo, y encontramos desde plataformas que alquilan prendas de varias marcas hasta otras que tienen el objetivo de convertirse en gestoras de los armarios de sus usuarios particulares. Un ejemplo es Ecodicta.
Y todavía existe otro sistema, basado en el intercambio de productos entre usuarios. Las swap parties o fiestas de intercambio ganan terreno y emergen con un doble objetivo: concienciar a los consumidores sobre la problemática textil y conseguir alargar la vida útil de la ropa de los armarios. Algunos ejemplos de fiestas de intercambio son las que organiza la asociación Moda Sostenible Barcelona. Y otra propuesta es la impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, “Renueva tu ropa"[8], con el objetivo de promover el intercambio, el consumo responsable y la concienciación hacia el residuo textil. Actualmente, la red cuenta con 27 puntos repartidos por toda la ciudad donde, dos veces al año, se pueden realizar estos intercambios promovidos desde el consistorio.
Mucho camino por recorrer
Las opciones para acceder a ropa de segunda mano aumentan y llegan a más tipologías de consumidores. Este hecho se debe tanto a una mayor concienciación en lo que se refiere al consumo como al aumento de la información vinculada a los impactos ambientales y sociales de la moda. También desempeña un papel importante la tecnología, que facilita nuevos canales de comunicación y de intercambio. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer.
Hay una mayor concienciación en lo que se refiere al consumo y un aumento de la información vinculada a los impactos ambientales y sociales de la moda.
La circularidad es una propuesta de modelo holístico, donde todos los agentes son clave. Por este motivo, y para contribuir a impulsar la circularidad textil en el territorio, el Departamento de Acción Climática de la Generalitat y la Agencia de Residuos de Cataluña han promovido y puesto en marcha el Pacto para la Moda Circular[9], una herramienta territorial que permite conectar a todos los agentes de la cadena textil: las marcas de moda, los industriales textiles, las empresas gestoras de residuos, las recicladoras, la Administración local y las asociaciones empresariales vinculadas al textil. El pacto establece varios objetivos concretos para cada eslabón de la cadena, les permite la intercolaboración para crear proyectos que impulsen la circularidad y promueve su comunicación para identificar mejor los retos conjuntos para transitar hacia el modelo circular. La circularidad y las estrategias para impulsarla son un reto común que comparten todos los agentes que integran el sector, desde las empresas productoras hasta los consumidores/usuarios, pasando por las administraciones —estatal, autonómica y locales—, y las asociaciones y entidades sectoriales.
Estas propuestas ejemplifican cómo la reutilización, junto con las nuevas tecnologías de la comunicación, han abierto la puerta a crear y generar oportunidades empresariales de futuro. La reutilización transforma completamente el modelo de compraventa y, por tanto, el cambio profundo que genera está directamente relacionado con los usos, lo que significa que estamos pasando de ser consumidores a ser usuarios de un recurso. En este caso, de la ropa que nos viste.
[1] Agencia de Residuos de Cataluña. via.bcn/R9Nf50Q2wb8
[2] Pacto Verde Europeo. via.bcn/Birp50Q5QzU
[3] Comisión Europea. Plan de Acción para la Economía Circular. via.bcn/AXxP50Q2woN
[4] Comisión Europea. Estrategia Industrial Europea. via.bcn/VpzL50Q5SbK
[5] Estrategia para unos Textiles Sostenibles y Circulares via.bcn/ElO950Q2wsi
[6] Ley estatal de residuos. via.bcn/x2Rx50Q2wVp
[7] Directiva de ecodiseño via.bcn/kpSp50Q2wX4
[8] Proyecto “Renueva tu ropa” del Ayuntamiento de Barcelona. via.bcn/GiJX50Q2xp8
[9] Pacto para la Moda Circular via.bcn/qRZQ50Q2xto
Del número
N129 - Ene 24 Índice
El boletín
Suscríbete a nuestro boletín para estar informado de las novedades de Barcelona Metròpolis