Reflexionar, crear y actuar en relación con la crisis climática es uno de los leitmotivs de esta edición del Llum BCN. Una de las propuestas que apelan directamente a esta cuestión crítica es la instalación de Thijs Biersteker. We Harvest Wind es un llamamiento a cambiar el mundo con la energía eólica, poniendo el poder de este cambio en manos de las personas visitantes. Según Biersteker, somos la única especie que convierte el viento en energía, cosa que hace que la necesaria transición energética no sea una revolución sino una evolución, con el objetivo de reducir con facilidad nuestras emisiones. El mecanismo que propone es una serie de aspas, de tres metros de diámetro, que giran en torno a una aguja central de seis metros. Las personas visitantes activan este artefacto eólico con ventiladores que apuntan hacia la pieza desde múltiples ángulos para hacer girar las palas. El resultado son hojas que se imprimen en 3D a partir de plástico reciclado o se construyen a partir de compuestos ecológicos de lino.

Con sus instalaciones inmersivas, a menudo descritas como arte ecológico o de conciencia, el artista holandés Thijs Biersteker se ha convertido en uno de los artistas contemporáneos más interesantes de los últimos años. Sus propuestas ponen de manifiesto emergencias medioambientales como la contaminación del aire, el cambio climático o el colapso del ecosistema al transformar datos científicos en sentimientos que agitan la conciencia del público. Con la utilización de materiales orgánicos y digitales, datos, sensores, árboles, movimiento cinético, big data y materiales reciclados crea grandes esculturas interactivas que simulan el comportamiento de los seres vegetales a través de experiencias comunicativas accesibles. Ganador del prestigioso Lumen Prize de arte digital y nominado para premios como el Stars Prize de Ars Electronica y el New Technology Art Award, también es profesor de la Universidad de Tecnología de Delft y de la Vrije Universiteit de Ámsterdam, además de fundador de Woven Studio. Colabora con la UNESCO, la Agencia Espacial Europea (ESA) y el botánico Stefano Mancuso, entre muchos otros.