¿Por qué hay que aplicar la economía del dónut en la ciudad?
Siguiendo los modelos de otras ciudades como Ámsterdam, Copenhague o Londres, se inician los estudios para adoptar la visión de la economía del dónut, una visión que pone límites al crecimiento del modelo económico actual con criterios de sostenibilidad ambiental y justicia social y que permite prosperar, pero corrigiendo las desigualdades entre las personas y garantizando la habitabilidad actual y futura del planeta.¿Qué es la economía del dónut?
La autora de esta nueva visión es la economista de la Universidad de Oxford Kate Raworth, que explica que el modelo del crecimiento económico infinito ha quedado obsoleto y hay que renfocarlo para garantizar la sostenibilidad ambiental y la justicia social.
Los dos círculos concéntricos configuran la economía del dónut, donde toda la humanidad tiene que confluir para vivir en un mundo sostenible. Este espacio está delimitado en su interior por una base social de servicios y bienes comunes básicos, que deben garantizarse a todo el mundo, y en el exterior por el techo ecológico de la no superación de los límites planetarios.
¿Cómo se hace?
La economía del dónut ofrece una monitorización constante de los indicadores que están fuera de los límites del espacio justo y seguro compartible por todo el mundo, tanto por exceso, al rebasarse el techo ecológico, como por defecto, al no llegar a garantizar el bienestar social de la población.
Los indicadores que se analizan son de dos tipos:
- Ambientales, como las emisiones de CO2, la huella ecológica o los usos del agua.
- De satisfacción de vida, salud, sanidad, empleo de calidad o acceso a la energía o a la educación.
El análisis de estos indicadores marca claramente las prioridades políticas, sociales y económicas que hay que adoptar en diferentes ámbitos.
La iniciativa se hace con la C40, la red mundial de ciudades que hacen frente a la emergencia climática, y en estrecha colaboración con el Doughnout Economics Action Lab (DEAL), a través de la red Barcelona + Sostenible, y con un equipo de la Universidad de Barcelona dirigido por el catedrático del Departamento de Historia Económica, Instituciones, Política y Economía Mundial Enric Tello.