Freno a las cocinas y los supermercados fantasma
El próximo Pleno municipal aprobará un nuevo plan especial de actividades vinculadas al reparto a domicilio que pondrá fin a las cocinas y los supermercados fantasma en los barrios y el tejido urbano de la ciudad. El plan prevé que los supermercados fantasma tengan que reconvertirse, que las cocinas fantasma solo puedan instalarse en zonas industriales alejadas de viviendas y que los restaurantes que reparten a domicilio tengan que solicitar un permiso y cumplir ciertas condiciones. El objetivo es proteger el comercio de proximidad y la vida vecinal.Los nuevos negocios surgidos durante la pandemia sin ningún marco normativo que los regulara no están abiertos al público y suponen un movimiento importante de repartidores en los entornos inmediatos. La proliferación de estos negocios había generado rechazo vecinal y tensiones por la movilidad, el uso muy intensivo del espacio público y los problemas de convivencia derivados, como ruidos y olores.
En marzo del 2021 se aprobó una suspensión de licencias vinculadas a las macrococinas para avanzar hacia una nueva regulación, y un año después se aprobó inicialmente el plan de usos.
Ahora, después de incorporar mejoras recogidas a través de un proceso participativo y las conversaciones con los grupos, el plan se llevará a aprobación definitiva con el objetivo de equilibrar el uso de los espacios urbanos, garantizar un modelo comercial sostenible y hacer compatibles las actividades económicas con el día a día del vecindario y el derecho a la vivienda. La nueva normativa prevé lo siguiente:
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- Los supermercados fantasma —almacenes con reparto a domicilio— quedan totalmente prohibidos. Los establecimientos de este tipo que han estado operando hasta ahora se podrán transformar en otras actividades permitidas, en concreto, en almacenes alimentarios sin reparto a domicilio o en supermercados abiertos al público.
- Las cocinas fantasma no están permitidas en los barrios de Barcelona, únicamente se admiten en el ámbito industrial de la Zona Franca, siempre que haya un máximo de un establecimiento en un radio de 400 metros —equivalente a tres manzanas de L’Eixample—. Además, para evitar que los establecimientos de platos preparados se conviertan en cocinas fantasma encubiertas, se establecen condiciones de densidad y superficie máxima para este tipo de actividad.
El plan también pone orden en las actividades de reparto a domicilio y requiere un permiso específico a los restaurantes que reparten comidas a domicilio, que tendrán que dedicar un mínimo del 40 % del local al uso público y permitir a los repartidores el acceso al establecimiento, reservarles un espacio para la espera y garantizarles el uso de los servicios.
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