El nuevo plan Natura prevé crear 18,6 hectáreas más de verde para el 2023
El plan Natura 2021-2030 prevé crear 160 hectáreas de verde, 18,6 en los primeros dos años. La nueva hoja de ruta marca que la planificación y gestión del verde tiene que ser más diversa y abundante y debe favorecer la biodiversidad.Los próximos dos años se realizarán cuarenta actuaciones en diferentes espacios de la ciudad, y se llegará a unas ochenta en el 2030. Este es uno de los objetivos del plan Natura 2021-2030, la hoja de ruta que define las actuaciones a corto, medio y largo plazo.
Este aumento del verde se suma a las más de 20 hectáreas ejecutadas entre los años 2019 y 2021, con 82 actuaciones en espacios verdes.
El plan se abre ahora a la participación ciudadana a través del portal Decidim y con dos sesiones abiertas en formato telemático, que tendrán lugar los días 27 de abril y 12 de mayo.
Después del Plan del verde y la biodiversidad, el plan Natura
La ciudad deja atrás el Plan del verde y de la biodiversidad 2013-2020 y da paso al plan Natura con el objetivo de que el concepto naturaleza sea integral y sencillo, conecte con la ciudadanía y englobe un conjunto de valores presentes en la ciudad: la infraestructura verde, materiales geológicos, suelos, agua y seres vivos.
De hecho, ya hace años que se ha constatado la necesidad de la ciudadanía de tener contacto con los espacios verdes y el aire libre para favorecer el bienestar físico y emocional y la salud en general, sin olvidar que el verde tiene también una función clave en las ciudades para reducir la contaminación y contribuye, a escala global, a la lucha contra el cambio climático.
Con las actuaciones que prevé el plan Natura 2021-2030, se pretende conseguir que la ciudad incremente 160 hectáreas de verde, uno de los hitos más importantes del plan Clima y la Declaración de emergencia climática.
Más y mejor verde y con la ciudadanía
El plan Natura se estructura en tres ejes y dos ámbitos transversales. El primer eje tiene como objetivo conseguir más verde y biodiversidad. Eso se logra principalmente haciendo una planificación de cómo debe aumentarse el verde en la ciudad teniendo en cuenta una distribución equitativa en los diferentes territorios, fortaleciendo la infraestructura verde y buscando la conectividad entre sí, especialmente conectando los espacios verdes del entorno metropolitano: Collserola y los espacios fluviales del Llobregat y el Besòs. También es esencial identificar zonas que tienen déficit de verde con el fin de planificar actuaciones, y colocar verde en espacios como cubiertas, medianeras, interiores de manzana o ejes verdes.
El segundo eje del plan hace referencia a la conservación y la mejora del verde y la biodiversidad. En este caso, la ciudad ha dejado atrás un modelo de gestión del verde obsoleto, propio de los años noventa, y ha dado paso a una gestión ecológica y la promoción de la naturalización de determinados espacios. La gestión ecológica tiene como objetivo el uso sostenible de los recursos y la protección del patrimonio natural y del medio ambiente, y, por lo tanto, de la salud, y se aplica en todo el verde de la ciudad. Por otra parte, la naturalización de espacios verdes urbanos tiene como objetivo transformarlos para favorecer los procesos ecológicos y la entrada espontánea de flora y fauna, y se aplica en algunos espacios verdes que reúnen unas determinadas características.
Estos espacios verdes naturalizados pueden incluir refugios de biodiversidad con una protección especial de la fauna que los habita, y también hay que preservar las características naturales de la vegetación. Actualmente Barcelona ya dispone de 316 hectáreas de este tipo de verde y el objetivo es llegar a las 385 hectáreas en el 2023, que representarán un 38% del total de verde de la ciudad.
El tercer eje del plan hace referencia a la importancia de trabajar el verde de la ciudad con y para la ciudadanía. Barcelona apuesta por acoger y facilitar las iniciativas ciudadanas y ofrecer propuestas concretas para que vecinos y vecinas, organizaciones, entidades, empresas y administraciones puedan tener un papel activo en la promoción y conservación de la biodiversidad urbana e implicarse de manera activa en los procesos de gestión y mejora. Eso se realiza, por ejemplo, con la cesión de parcelas de huertos para las personas mayores, con la cesión de espacios para la creación de huertos comunitarios y con iniciativas conjuntas con la ciudadanía como las actividades de plantación con escuelas y entidades.
Conocimiento, gobernanza y participación
Además de los tres ejes de actuación, el plan incluye dos ámbitos clave de trabajo transversal. En primer lugar, el aumento del conocimiento. La conservación de la biodiversidad en el medio urbano y la relación entre la naturaleza y la salud son dos aspectos que deben tratarse con rigor científico y técnico. Además, se requiere un seguimiento específico y un análisis de las transformaciones que ya presenta a causa de la emergencia climática.
El segundo ámbito hace referencia a una gobernanza compartida del plan. El objetivo es trabajarlo de manera compartida y transversal con la ciudadanía y los distintos actores clave de la ciudad. Por eso se busca crear una red de trabajo con todos los implicados en la conservación de la biodiversidad y el verde urbano y se abre a la ciudadanía con un proceso participativo antes de la redacción final.
La ciudadanía podrá hacer aportaciones al plan a través del web Decidim Barcelona, donde se publicará la documentación previa del plan y se podrán hacer aportaciones y propuestas y valorarlas. También se puede participar en las sesiones abiertas en formato telemático, que tendrán lugar los días 27 de abril y 12 de mayo, en que se podrá debatir el plan y formular sugerencias y propuestas. Las inscripciones a las sesiones deben realizarse también a través del web Decidim Barcelona.