Este estudio ha analizado los efectos que ha tenido el Plan de barrios exclusivamente sobre la salud, y ha dejado de lado otros efectos sobre los derechos sociales, la educación, la economía o la ecología urbana, entre otros.

El estudio concluye que entre el 2016 y el 2021 la salud mental de las mujeres mejoró un 15,5 %, y su salud percibida, un 21,7 % en comparación con los barrios con indicadores socioeconómicos similares en los que no se aplicaba el Plan de barrios. Además, la actividad física moderada e intensa mejoró un 13,7 %.

El informe también indica que hubo menos probabilidad de contraer la COVID-19 durante la primera ola de la pandemia, entre febrero y julio del 2020, con una disminución del riesgo relativo del 11 % en mujeres y del 23 % en hombres respecto a los barrios con indicadores socioeconómicos similares pero que no tenían en marcha en aquel momento un plan de barrios.

En cuanto al número de embarazos en chicas de 15 a 19 años, se observa una reducción superior en los barrios donde se implementó el plan con alta intensidad al inicio de la intervención, aunque no se considera significativa.

Con respecto a otros indicadores del entorno, como la percepción del tráfico o del ruido como problema, así como el número de lesiones por siniestros de tráfico, se concluye que el Plan de barrios no ha tenido ningún efecto favorable.

El Plan de barrios 2016-2020 tuvo una inversión total de unos 150 millones de euros, destinados a 16 barrios de la ciudad. Actualmente está en marcha el Plan de barrios 2021-2024 con una inversión de 150 millones de euros más.