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Barcelona cultura

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¿Y... la familia? Radiografía de urgencia de las artes escénicas para todos los públicos

Jue 21/12/2023 | 17:15 H

Por Jordi Bordes. Redactor de Artes Escénicas de El Punt Avui i impulsor de la plataforma Recomana.cat

Un compañero de El Punt Avui aprendió a diferenciar la pregunta retórica “¿Qué tal está tu hija?” de la necesidad real del interlocutor de saber cuáles eran los últimos descubrimientos de su retoño. Una vez advertido esto, él rebotaba una respuesta evasiva, y solo si se le insistía, se recreaba contando los detalles. Pues con las artes escénicas familiares ocurre lo mismo. Se tiene como un armario de fondo, con la gastada frase del “público del futuro”, y ellos se esfuerzan en afirmar que son el “público del presente de los chiquillos y también de los padres”.

¿Un ejemplo? La actriz Txell Botey, impulsora de Teatre al Detall junto con su compañero Xavi Idàñez (tres veces ganadores de los Premios de la Crítica en la categoría de familiar con 'L’Endrapasomnis', en el 2014; 'La nena dels pardals', en el 2018, y 'La motxilla de l’Ada', en el 2021), lamentaba que, a pesar de celebrar los reconocimientos, ni en el sector teatral eran lo bastante conocidos. Intentemos, pues, conocer en realidad qué se cuece en el sector. Confiando en que la pregunta del título no sea un interés retórico, sino una voluntad de comprender qué sucede en un género que representa el 6 % de la taquilla de Barcelona, según datos de ADETCA (y en la temporada pasada supuso el 16 % de la oferta total). La sostenibilidad del sector está en las giras, pero les falta espacio de visibilidad. El Programa.cat, con el que Cultura facilita las giras, demuestra su potencial: el 43 % de las 1.345 funciones de teatro financiadas fueron de teatro familiar. En el cómputo global de las artes escénicas, las 581 funciones contratadas en Cataluña a través del Programa.cat de familiar representaron el 34 % de las 1.717 funciones totales.

Los artistas del familiar tienen algunos paralelismos con el adulto. Por ejemplo, de la efervescencia de la salida de la dictadura terminaron sobreviviendo quienes se erigieron en compañías. Y ahora, medio siglo después, estos grupos (digamos Tricicle, Comediants, Dagoll Dagom o bien L’Estaquirot, L’Estenedor o el Centre de Titelles de Lleida) contemplan solo el futuro inmediato.  Las compañías familiares, en cambio, están mucho más descentralizadas que las de adultos. Están instaladas más allá de Barcelona. Existen dos polos importantes en la Cataluña Central: Teatre Nu, Príncep Totilau, Farrés Brothers, Ka Teatre y Teatre Mòbil; y sobre todo, en tierras leridanas: Xip Xap, La Baldufa, Zum-Zum, Centre de Titelles de Lleida o Festuc Teatre. Alrededor de Barcelona hay grupos con una trayectoria destacada como Ponten Pie, El que ma queda de teatre, La Pera Llimonera o L’Avalot. O en Terrassa, los de De_paper (Premio de la Crítica 2022 en la categoría de familiar por 'Miranius').

Las obras del familiar se explotan durante años, a menudo gracias a circuitos como Rialles, y sobre todo, La Xarxa d’Espectacles. Mantienen mejor las giras fuera de Cataluña que las compañías de teatro para adultos. En los familiares también se han ido adaptando a versiones de cuentos clásicos o a relecturas que realizan desde la propia compañía. A diferencia de Alemania, es rara la vía por la que una autoría de adultos prueba el camino familiar (muchas veces coincide con que se han convertido en padres y madres). Es un ejemplo de ello en Marta Buchaca, con 'Alícia al país dels mòbils'. O Clàudia Cedó, con 'Les croquetes oblidades' de Les Bianchis.
 
Desde hace una década, se constata que la edad del público va disminuyendo a marchas forzadas, como consecuencia de la aparición de la tecnología (una frontera que también se padece en la escuela). En parte, queda corregida por la voluntad de los padres de adelantar el bautizo de su prole. En los últimos años, las funciones para bebés se han normalizado y Cataluña es, de hecho, una de las capitales europeas gracias a la potencia del Festival elPetit. Nombres como Big Bouncers, Sònia Gómez o David Ymbernon han creado piezas en él. Es una forma mucho más sensorial que discursiva y, en lugar del relato, domina el estímulo.

Barcelona es una plaza dura para este sector, porque a menudo tiene que ir a taquilla. Las programaciones han ido desapareciendo a la velocidad de la reducción de público. Siguen activas las programaciones del Sant Andreu Teatre (SAT!); el Jove Teatre Regina (con compañía propia: La Trepa); La Puntual, de títeres, y el programa de Viu el Teatre (que ahora se desarrolla en el Goya y en el Romea, tras haber hecho un montón de temporadas en el Poliorama). En el teatro de las Ramblas, de hecho, se realiza otro cartel de matinales, más dirigidas a conciertos y animación. Pero se han desapuntado escenarios históricos como el Tantarantana o el Teatre de l’Eixample. A cambio, salas como Aquitania prueban a introducir programaciones familiares, pero lejos del foco de las compañías que destacamos en este artículo. Y si en el Mercat de les Flors existe un programa razonable de danza para todos los públicos, en el TNC limitan mucho las contrataciones de compañías, y el Lliure propone, a menudo, nombres jóvenes que creen piezas para chiquillos, sin dar la opción a que puedan crear con buenas condiciones artistas del sector familiar.
 
Tras este panorama hecho a vuelo de pájaro, ¿de qué habla el teatro familiar? Los artistas exponen sus preocupaciones, sin pretender ser doctrinarios y abriendo nuevas ventanas para entender el mundo. Encontramos ejemplos sobre el cambio climático (Ponten Pie con 'Bajau'; Ortiga con 'An-ki'), sobre el género (Obskené con 'Els ocells ho fan, i les balenes i les puces també'; Teatre al Detall con 'La motxilla de l’Ada'; WeColorMusic con 'Alan, el musical', o Zum-Zum con 'Rhinos'), sobre la inmigración (La Baldufa con 'Amal'; Zum-Zum con 'Soc una nou'; Campi Qui Pugui con 'La casa més petita', o Roseland con 'Jo soc d'aquí'...) o sobre la muerte ('Les croquetes oblidades', de Les Bianchis).

Las compañías de una trayectoria media (fundadas entre los años noventa y la entrada de siglo) son las que tienen mejor proyección internacional. Xirriquiteula ha trasladado sus jirafas por todo el mundo. Farrés Brothers también se ha paseado internacionalmente con piezas como 'Tripula'. Ponten Pie tiene un pie en Asia con sus montajes, en los que la fuerza proviene del espacio, en el que a menudo el público participa ('Ârtica', 'Loo').  Las compañías, cada vez más, toman forma de productora: Lazzigags juega entre la formación de actores y la compañía ('Tom Sawyer detectiu'). La Roda también incluye colonias artísticas, y en el campo del espectáculo busca la fórmula de adaptar cuentos clásicos con una estética divertidamente rockera. Por ejemplo, 'En Joan sense por a la casa encantada' o 'Aladdin, #thePopMusical'. Y desde Viu el Teatre se ha probado desde adaptar en 'El petit Dalí' hasta experimentar en el campo del gesto en 'HOP! Històries d’Objectes Perduts'.

Teatre Nu ha asumido una responsabilidad mayor. Aparte de abrir su local como si fuera una fábrica de creación (con un edificio disponible para el alojamiento de las compañías), se ha contado con una programación estable, tanto de familiar como de adultos. Instalada en el municipio del Festival de Leyendas (Sant Martí de Tous), busca complicidades con festivales estratégicos, ya sean la Feria Mediterránea o la Mostra d'Igualada. Víctor Borràs, director y dramaturgo, ahora también escribe para adultos, con un reconocimiento notable ('La dona del tercer segona', 'Els ossos de l’irlandès'). Hay compañías que prueban, por necesidad artística, los cambios de lenguaje. Es el caso de La Baldufa con la danza ('Imperfect') o el clown ('Bye bye, Confetti'), o de Farrés con el teatro de calle ('HoHiHu').

Entre las compañías surgidas desde el 2010, está la comedia con giros sorprendentes e imaginativos de las Engruna Teatre ('Sopa de pedres'), el toque de musical y de una escenografía cambiante de los Festuc Teatre ('La llàntia meravellosa') y, por otra parte, los nuevos formatos. La compañía Ortiga apunta maneras: 'An-ki' es un ejercicio mágico de teatro de los sentidos que se despliega en tres circuitos paralelos dentro de una vela de pequeñas dimensiones para terminar confluyendo bajo la sombra de un mismo baobab. Habrá quien determinará que esta compañía no es familiar (pese a plantar su tienda en la Mostra d'Igualada). Efectivamente, en el público familiar todo está en continua transformación.

En esta década, parece que el teatro familiar (que ya se ha desembarazado del nombre peyorativo de “infantil”) está reivindicando un nuevo paradigma y abrirse a la identificación de todos los públicos. Porque se han hibridado con nuevas disciplinas como lo visual, el circo o la danza y porque, ante la drástica reducción de la edad de su público, se desentienden de restringir a los espectadores por edades. “Para todos los públicos” significa que es también para padres, tíos, hijos y abuelos. Son espectáculos que deben tener varias capas de lectura y que viajan de lo sensorial e imaginativo al teatro de discurso dramatúrgico, tengan o no réplicas.

Ahora, cuando algún ocioso pregunte por la familia (del teatro de todos los públicos), sabrá que el concepto se ha transversalizado y que la felicidad es más diversa, abierta y desacomplejada que nunca. El siguiente paso de conocer es experimentar probando si todo lo que se ha dicho en este papel se ajusta a la constelación siempre subjetiva pero, ahora, más cambiante que nunca. Ahora, eso sí, el teatro espera a todo el mundo con un oscuro que revela una sorpresa y que estalla en aplausos.

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