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Barcelona cultura

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Teatros que no eran teatros. O cómo los artistas de la ciudad han ocupado espacios

Mié 01/03/2023 | 15:15 H

Por Andreu Gomila

La historia de Barcelona está llena de cambios y transformaciones, y de artistas que han conseguido ocupar espacios que hoy son instituciones culturales de primer nivel. Y sitios que han cambiado de uso, de lugares abandonados en declive a esplendorosos teatros. También hay espacios que fueron muy importantes en ciertas épocas, que ya no se pueden utilizar. ¿Se puede hacer teatro en cualquier sitio? ¿El teatro nos ayuda a realzar barrios y calles? ¿Hasta qué punto el espacio condiciona el teatro que se hace en él?

Cúpula del Coliseum
El Coliseum es uno de los teatros más antiguos de Barcelona, y en su escenario aún se sigue haciendo teatro. De hecho, su cúpula fue uno de los centros neurálgicos del teatro catalán de los años sesenta, ya que en ella trabajaba la Escuela de Arte Dramático Adrià Gual, capitaneada por Ricard Salvat y Maria Aurèlia Capmany. Funcionó de 1960 a 1969. Y, ahora mismo, en la cúpula del Coliseum no se pueden hacer espectáculos por cuestiones de seguridad. Como docentes, pasaron desde Josep Maria Mestres Quadreny hasta Albert Ràfols Casamada y Maria Girona, sin olvidar a colaboradores de lujo como Salvador Espriu, Blai Bonet y Alexandre Cirici. Carme Sansa, Fabià Puigserver, Montserrat Roig, Enric Majó y Josep Maria Benet i Jornet fueron algunos de sus alumnos.

Cúpula Venus
Situada en lo alto del Teatre Principal de La Rambla, la cúpula Venus fue el local de la Barcelona underground de finales de los años setenta del siglo XX. “Descubierta” por Bigas Luna en 1976 cuando filmaba su primer largometraje, 'Tatuaje', pronto la ocuparon Ocaña y toda su tropa. Estuvo activa hasta 1986. Se estrenó en 1978 con 'Xist... Hi ha roba estesa!', y por ella pasaron a lo largo de los años Tortell Poltrona, Ángel Pavlovsky, Oriol Tramvia..., pero su estrella absoluta fue Christa Leem. Hasta el 2013 todavía sobrevivía en su interior, como en los últimos 50 años, el Club Billares Monforte, que ahora se encuentra en Sant Antoni Maria Claret. Hace diez años que el Principal y la cúpula Venus esperan que alguien los resucite de verdad. En el 2007 vivió su último gran evento, con el espectáculo '1, 2, 3', de la banda Standstill.

Teatre Lliure de Gràcia
En la calle del Montseny de Gràcia, hasta el 2 de diciembre de 1976, fue la sede de la Cooperativa La Lleialtat, en que Fabià Puigserver y un grupo de apasionados por el teatro de la época (Carlota Soldevila, Lluís Pasqual y Pere Planella) decidieron abrir “un teatro de arte para todo el mundo”, con compañía estable y profesional. Anna Lizaran, Muntsa Alcañiz, Imma Colomer, Lluís Homar, Josep Minguell, Domènec Reixach, Fermí Reixach, Antoni Sevilla y Carlota Soldevila participaron en aquel primer 'Camí de nit, 1854', escrito y dirigido por Pasqual. Hasta el 2001, cuando se abrió el Lliure de Montjuïc, fue la única sede del Lliure. En el 2003 empezaron las reformas, que no acabaron hasta el 2010.

Mercat de les Flors
El entusiasmo de Peter Brook al descubrir este espacio para hacer su 'Carmen' en 1983 se contagió a los responsables culturales de la Barcelona de la época, que encabezaba Maria Aurèlia Capmany. Era el almacén del Palacio de la Agricultura, donde se levantaría el nuevo Lliure años después, construido a raíz de la Exposición Internacional de 1929. El inglés haría el mítico 'Mahabarata' en 1985 para inaugurarlo como teatro municipal. Brook, cuando volvió, dijo que le gustaba más cuando él lo había descubierto. En 1986, Miquel Barceló pintó la cúpula. Y ya hace cerca de veinte años que se convirtió en la casa de la danza de Barcelona.

Antic Teatre
Situado en un antiguo palacio neoclásico construido en el siglo XVII, antes de que Semolina Tomic lo descubriera a principios del siglo XXI, el Antic Teatre era la sede del Círculo Barcelonés San José, que se trasladó a este en 1951. Daban clases y hacían teatro amateur y un montón de actividades. Pero a finales de la década de 1990 era un lugar casi en ruinas. Tomic y los suyos lo inauguraron el 23 de abril de 2003 con 'De la impossibilitat de conjugar el verb estimar', de Roger Bernat, con Juan Navarro y Santiago Maravillas. Desde entonces se ha convertido en el espacio más avanzado de la vanguardia teatral barcelonesa. En el 2020 recibieron la amenaza del propietario de subirles casi por siete el alquiler. No obstante, hace unos meses el Ayuntamiento ha decidido integrar el espacio en las casas de la cultura municipales y podría, incluso, expropiarlo.

Teatre La Biblioteca
Cuando, en el 2006, La Perla 29 de Oriol Broggi estrenó 'Antígona' en una nave gótica del antiguo Hospital de la Santa Creu (siglo XV), convirtió este espacio de arquitectura gótica en teatro estable. Su último uso, desde 1954, había sido el de taller de restauración y encuadernación de libros de la Escuela de Artes y Oficios. Sin embargo, el hospital ya había incluido, en su recinto, el primer teatro de Barcelona, el Teatre de la Santa Creu (1587), donde se encuentra ahora la plaza del Teatre. Broggi ha adaptado tanto su estética al espacio donde hace sus montajes que, cuando presenta obras fuera, la adecua para que se parezca lo máximo posible a la nave gótica del Raval.

El Maldà
Las galerías Maldà ocupan un antiguo palacio barroco levantado por la familia Cortada, posteriormente barones de Maldà y Maldanell, a mediados del siglo XVII. En 1998, Alfonso de Vilallonga, actual barón de Maldà, abrió un espacio como café concierto, en un recinto que, en 1942, se convirtió en las primeras galerías comerciales de Barcelona. Se hallaba en el antiguo dormitorio, la alcoba y salita de la baronesa. En los años ochenta, ya se daban conciertos privados. Durante el fin de siglo, Montse Majench intentó convertir el entonces Círcol Maldà en un cabaré berlinés, pero no fue hasta el 2009 cuando lo tomó Pep Tosar, que se dedicó plenamente al teatro. En el 2013 fue la compañía Els Pirates quienes tomaron el relevo, hasta hoy día.

Parque de la Estació del Nord
En julio del 2009, la compañía Parking Shakespeare, recién fundada, decidió mostrar sus espectáculos en un rincón arborizado del parque de la Estació del Nord que, de manera natural, creaba una especie de anfiteatro. Y, desde entonces, cada verano convierten este espacio público en un teatro al aire libre, gratuito, donde una compañía profesional ofrece Shakespeare para todo el mundo. Se estrenaron con L’amansiment de la fúria, y han representado muchas comedias del Bardo, la última de las cuales es 'Noche de Reyes'.

Terrats amb cultura
En el 2013, un grupo de amantes de la cultura y del arte pensaron que el teatro y la música podían hacerse en cualquier sitio: “Más allá de los grandes templos en forma de teatros o de museos, consideramos que la cultura puede producirse en cualquier espacio urbano, y que cualquier espacio puede ser idóneo para las iniciativas culturales”. Y pensaron que las azoteas de Barcelona, cuando hace buen tiempo, serían un sitio ideal. El año pasado programaron casi una veintena de espectáculos en diferentes azoteas de la ciudad y de L’Hospitalet.

Museos
Hace unas décadas ya que los museos se han abierto a las artes escénicas y Barcelona no ha sido una excepción. Gracias al Museo Nacional, por ejemplo, pudieron disfrutar en el Grec 2020, en plena pandemia, del 'Sonoma' de La Veronal, que se estrenó en la sala oval. El MACBA programa regularmente espectáculos de danza (en el Grec 2022 se instaló la gran Marlene Monteiro Freitas con 'Idiota') y la Fundación Tàpies, por ejemplo, acogió, en el 2012, al coreógrafo Xavier LeRoy, con una espectacular retrospectiva. La Fundación Miró no se ha quedado al margen. Se representan, en los museos, obras que dialogan con el arte contemporáneo en espacios no teatrales.

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