Ir al contenido principal
Barcelona cultura

Blog

Monte Isla: 12 caminos para adentrarse en 'Un cuerpo sin talento'

Jue 04/07/2024 | 10:00 H

Por Andreu Gomila

Monte Isla son Andrea Pellejero y Adrià Girona, una de las compañías más excitantes del panorama teatral catalán. En el Grec 2024 estrenan 'Un cuerpo sin talento', una pieza en la que, por primera vez, introducen la figura humana en sus espectáculos. Curiosamente, lo hemos podido ver con cuentagotas en Barcelona y no han pasado por la ciudad las tres obras que han estrenado hasta ahora, la denominada 'Trilogía sobre el paisaje': 'Allí donde no estamos' (Espai Nyam Nyam, 2021), 'On comença el bosc acaba el poble' (TNT, 2022) y 'Escuchas del paisaje' (La Mutant, 2023). Es por ello que te damos las claves esenciales para adentrarnos en su universo a través de sus palabras.

1. La trilogía
Andrea Pellejero: “Empezamos en 2021 con el DespertaLab de la Nau Ivanow, que nos empujó hacia la profesionalización. Yo ya había hecho cosas con Las Huecas, Adrià estaba terminando los estudios y cada uno estaba haciendo su carrera; eso nos ayudó mucho a encontrarnos. La trilogía era una declaración de cómo manipular sin manipular. Porque venimos de formación de titiriteros y de intérpretes visuales y nos preguntaban cómo manipular, cómo mover esta imagen sin que hubiera un cuerpo en la escena. Para nosotros fue el motor de estas tres piezas: cómo hacer dramaturgia sobre los paisajes y poner el espacio en el centro por delante del hombre, el hombre entendido como el centro de todos los relatos. Queríamos descentralizar la mirada, queríamos hablar de aquello que nos contiene”.

2. El 'Protágoras' de Platón
Adrián Girona: “Para 'Un cuerpo sin talento' partíamos de una doble imagen. Creemos que es importante decir de dónde salen las ideas primigenias, porque después la potencia plástica pasa por encima de todo y, a menudo, el concepto está dentro de las imágenes. Aquí partimos de la imagen que evoca el mito, de este ser humano sin herramientas que necesita de la herramienta para ser algo. Y la otra imagen que nos ayudó al principio es la imagen de un titiritero manipulando un dispositivo de teatro de calle desde atrás, como si pudiéramos acceder a ese personaje que se esconde tras la ficción y que está un poco dentro de este dispositivo tecnológico de la ficción que separa al público de la ficción.
    Ahora mismo es un encuentro entre el edificio del teatro, un edificio que significa muchas cosas. Entonces, está la visita de un artista que forma parte de la cultura liminar, que no es de masas ni institucional, sino que está al margen de ambas cosas. Tenemos a esa persona que viene con su teatrino, que es un coche, y el coche entra dentro del espacio del teatro y hace una función de títeres. Hemos querido recuperar la idea de ir a hacer un espectáculo de calle dentro del espacio teatral”.

3. El cuerpo en escena
A. P.: “Tras haber hecho la trilogía, dijimos: ¿qué pasa si, después de mirar hacia fuera, volvemos la mirada hacia adentro? ¿Y si volvemos a nuestros cuerpos, como materia, cuerpos que habitan este continente? Nos preguntábamos cómo llevaríamos este cuerpo a escena después de haber hecho el trabajo de sacarlo. No teníamos la intención de volvernos convencionales, sino que se trataba de seguir la conversación”.
A. G.: “Aún estamos resolviendo la pregunta que nos hicimos al principio: ¿cómo representamos un cuerpo en escena? Antes de ser un personaje, una persona, un sujeto político… ¿Qué es este cuerpo? ¿Cómo lo representamos? No es tan evidente, no podemos dar nada por supuesto. Todavía lo estamos trabajando. Seguro que nos dirán que el cuerpo no sale tanto, pero toda la pieza va sobre la presencia del cuerpo”.

"Somos titiriteros de formación, no de oficio. Esto marca el carácter de lo que hacemos. Y nos estamos lanzando a la piscina"

4. Taipei y los títeres
A. P.: “Gracias al hecho de ganar la beca Carlota Soldevila del Lliure hemos podido estar un mes en Taipei. Un privilegio. En medio del proceso, desaparecimos. Queríamos saber más sobre el teatro de guante tradicional, lo que nos ha confrontado directamente con el títere y los titiriteros. Nunca hemos dicho que somos titiriteros porque creíamos que se nos colocaba una etiqueta que podría ser malentendida. Pero aquí, en 'Un cuerpo sin talento', nos salían títeres a todas horas. Porque si no estoy manipulando un cuerpo, ¿qué manipulo? Pues un títere, un cuerpo ajeno. El títere nos permite ser muchas cosas, llegar a lugares a los que no llegaríamos. Ahora hemos asumido que somos titiriteros”.

5. El humor
A. G.: “Somos titiriteros de formación, no de oficio. Esto marca el carácter de lo que hacemos. Y nos estamos lanzando a la piscina. En la trilogía había cierta solemnidad y aquí queremos hacer algo más gamberro, con un poco más de humor. Porque dijimos: pongámonos este reto. No como finalidad, sino porque el tema lo pide”.

6. Ficción múltiple
A. G.: “Y lo que ha pasado es que este titiritero hace una pieza de teatro que no es 'Un cuerpo sin talento'. Entonces, está la idea de que nosotros manipulemos la pieza de otro. Es decir, esta pieza de este titiritero es la pieza que Monte Isla ha colocado en el Grec, la que Monte Isla manipula. Hay una especie de ficción en la que alguien presenta otro tipo de ficción que tiene otro nombre que no es 'Un cuerpo sin talento'”.

7. El edificio del teatro
A. G.: “Creemos que el objeto arquitectónico del teatro es nuestro fetiche. El teatro es una especie de fantasía. Es muy curioso. A través del tiempo, de muchos años de historia, de tecnificación sobre tecnificación, hemos llegado a una caja conceptual que es una maquinaria de ficciones. Si dentro de 300 años este edificio cae en desuso y alguien lo encuentra sin saber qué es, se verá un objeto antropológico de estudio fascinante. Pensará que alguien lo construyó para encerrarse dentro y hacer una especie de simulacro virtual sobre la vida. Esto ha salido en todas nuestras piezas. La primera era un teatrino a escala. La segunda explicaba cómo funciona la maquinaria de un teatro. Y la tercera es un tránsito del espectador que visita un teatro abandonado. En esta última, hay escenarios dentro de escenarios, como la matriosca del teatro”.

"Defendemos la idea de que hacemos teatro, que queremos ocupar los espacios teatrales. Si es en espacios grandes, mejor"

8. Esconderse
A. P.: “No solo dialogamos con el edificio arquitectónico como objeto, sino también con su contexto. En cada pieza que hacemos, el lugar nos afecta, nos obliga a dialogar con su contexto. Por ejemplo, 'On comença el bosc acaba el poble' tenía que ser una maqueta y, de repente, la directora del TNT nos dijo que teníamos el Teatro Principal de Terrassa y que lo podríamos hacer con la cortina cerrada. Y nos dijimos: no, si tenemos la oportunidad de trabajar en este teatro, lo aprovecharemos y haremos en grande lo que queríamos hacer en una maqueta. Teníamos un contexto donde mandaban los artistas que firman las piezas con su cuerpo, donde ellos son la obra de arte. Por eso pensamos que teníamos que hacer lo contrario, que teníamos que escondernos. Si el público del TNT está acostumbrado a relacionarse con el performer, nosotros les decimos: somos Monte Isla y nos escondemos, hacemos el ejercicio contrario”.

9. Artes vivas vs. teatro
A. G.: “Defendemos la idea de que hacemos teatro, que queremos ocupar los espacios teatrales. Si es en espacios grandes, mejor. Sentimos que nuestra antigua generación, la que nos representa a nosotros, se ha creado sus espacios, ha defendido la idea de las artes vivas, se ha hecho otros cajones para sobrevivir en unos lugares donde la palabra teatro está un poco acordonada. Nosotros, desde nuestra humilde pretensión, lo que intentamos es hacer el ejercicio de defender la palabra teatro. Se puede decir artes vivas, pero para nosotros es teatro. Y es importante que el mismo espacio del teatro lo ocupen otras compañías con otros imaginarios”.

10. Los referentes
A. G.: “El Conde de Torrefiel ha sido un gran referente para nosotros. Estamos intentando encontrar nuestra singularidad. En el Festival de Aurillac vimos 'Le spectacle de merde', de la compañía Chris Cadillac, y nos flipó porque era 'Un cuerpo sin talento'. Es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. ¿Ahora qué?, nos preguntamos. Teníamos que seguir nuestro camino… Philippe Quesne ha estado muy presente en este proceso, y muchos otros, como Phia Ménard y Miet Warlop. Hay muchísimos. Lo que nos preocupa es ofrecer algo propio, no tanto algo rompedor, sino algo genuino. Hacemos mucha incidencia en el proceso: no damos nada por sentado, sino que damos tres, cuatro, cinco vueltas a las cosas…”.

11. La experiencia, antes que nada
A. P.: “Si tuviéramos que explicar de qué van nuestras piezas con palabras, haríamos otra cosa que no sería teatro. Entonces, siempre decimos que tenemos que encontrar aquel lugar sin palabras que solo se puede explicar a través de lo escénico. Es todo un trabajo de rodear de conversaciones, de rodear de palabras, de rodear de conceptos el hecho escénico, sin dejar que las palabras entren en él. Sentimos que el lugar al que queremos llegar es el lugar de la experiencia, que es un estado que no se puede explicar. Solo se puede vivir”.

12. La precariedad
A. P.: “'Un cuerpo sin talento' también es una forma de hablar de la precariedad. No solo de la precariedad artística y laboral, que está presente, sino de la precariedad del cuerpo. Y volvemos al cuerpo de Epimeteo, que es un cuerpo sin talento, sin atributos, que tiene ante la hostilidad del mundo. Parece algo muy ingenuo. Nosotros nos sentimos cuerpos sin talento”.

SIGUE LEYENDO: Grec y Aviñón: dos festivales amigos y siete producciones