Por Andreu Gomila

¿Qué es mejor: hacer un festival de artes escénicas en verano o en invierno? ¿Qué implica la estación a la hora de programar? Ponemos cara a cara al director del Festival de Otoño de Madrid, Alberto Conejero, y al del Festival de Almada (Portugal), Rodrigo Francisco. Ambos explican los pros y los contras de la estación en la que organizan su festival. Este es un debate persistente en Europa.

¿Qué ventajas tiene organizar un festival en verano? ¿Y en invierno?
Rodrigo Francisco: Nuestro festival forma parte de la tradición de los festivales de verano que surgieron en Europa en la segunda mitad del siglo XX, como el de Aviñón, el Grec o el de Edimburgo. De hecho, en verano, sobre todo en el sur de Europa (pero no solo), nos parece bien dejar cerradas las salas donde pasamos todo el año, ensayando o viendo espectáculos, y vivir esta experiencia al aire libre, que es donde el teatro nació hace dos milenios y medio. Sin duda, un cielo estrellado puede contribuir a hacer que un espectáculo sea inolvidable.
Alberto Conejero: El Festival de Otoño tiene lugar en noviembre. Ya se ha iniciado la temporada teatral y el público ha vuelto a los teatros. Es un mes, además, en el que el tiempo suele ser benevolente, incluso al final del otoño, como es nuestro caso. Coincidimos, además, con otros festivales en la misma estación, con los que tratamos de colaborar.

¿Qué inconvenientes tenéis?
R. F.: El aire libre puede ser un riesgo. Puede llover, por ejemplo, lo que casi nunca sucede. En los más de veinte años que llevo asistiendo al festival, recuerdo que solo ha llovido dos veces. Y, en una de ellas, el público no se movió.
A. C.: Tenemos que renunciar a espectáculos de calle porque las lluvias son probables, o quizás que haya un tiempo adverso. Además, las horas de ocio se reducen porque no es época de vacaciones.

"El Festival de Otoño no tiene programación de calle, pero sí en espacios singulares, por ejemplo, en museos"

¿De qué manera la estación condiciona la programación?
R. F.: Hoy en día no creo que la condicione. Las compañías ya tienen giras de verano en festivales. Y otras incluso planean estrenos para esta época del año.
A. C.:  El Festival de Otoño no tiene programación de calle, pero sí en espacios singulares, por ejemplo, en museos. Además, tenemos que renunciar a algunos espacios que se están preparando para la programación de Navidad, como los de circo.

"No creo que podamos hablar de competencia. Lo que existe, sí, es una colaboración constante entre nuestro festival y algunos de nuestros festivales españoles contemporáneos"

¿Competís con los festivales europeos de otras estaciones?
R. F.: No creo que podamos hablar de competencia. Lo que existe, sí, es una colaboración constante entre nuestro festival y algunos de nuestros festivales españoles contemporáneos, como Ribadavia o el Grec, por ejemplo.
A. C.: Yo creo que un festival tiene que competir con él mismo y convocar la curiosidad, el interés y la fidelidad de los espectadores. Madrid es un territorio complejo y apasionante para organizar un festival.

¿Os habéis quedado sin algún espectáculo porque no estaba de gira en verano o en invierno?
R. F.: Sí. Pero lo que pasa hoy, sobre todo, es que ya no tenemos fechas (ni presupuesto) para todos los espectáculos que querríamos programar...
A. C.: Sí. Muchísimas veces.

"Creo que el aire libre es una marca de identidad importante, para nosotros. Y los espectadores opinan lo mismo"

¿Os gustaría prescindir o disponer del aire libre?
R. F.: No. Creo que el aire libre es una marca de identidad importante, para nosotros. Y los espectadores opinan lo mismo.
A. C.: Sí, y ya tengo los espectáculos que puedan convivir con el mal tiempo del último otoño.

Si pudierais escoger, ¿cuándo haríais vuestro festival?
R. F.: Querría alargarlo todo el mes de julio... Si tuviéramos recursos para hacerlo.
A. C.: Me encanta el otoño y me encanta que Madrid tenga un festival que lleve el nombre de esta estación.

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