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Barcelona cultura

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Entrevista con Ramon Simó, director del Grec

Jue 28/07/2016 | 13:00 H

Tenemos que hacer un Grec equilibrado para llegar a tres millones de barceloneses

Última semana de Grec y todo hace pensar que último Grec de nuestro director, Ramon Simó, así que ha llegado el momento de hacer un pequeño balance de los hitos logrados; y sí, también de los objetivos que aún tendrán que esperar. Los datos cuantitativos (los índices de ocupación) vuelven a ser muy buenos (sólo un ejemplo: Les bruixes de Salem que ha llenado cinco representaciones en el anfiteatro Grec: unos 10.000 espectadores), pero más allá de cuántas butacas se han ocupado, queremos que Simó nos explique si ha conseguido imponer su modelo y si éste ha triunfado entre el público.

 

P.- Qué balance harías de esta edición del Grec?

R- Éste ha sido un Grec muy arriesgado porque hemos presentado mucha producción contemporanea propia. Hemos intentado encontrar el equilibrio entre algunas producciones de gran reparto, que afortunadamente nos han salido muy bien; presentar a gente que todavía no era demasiada conocida; y dar voz a una generación ya no tan joven dedicada al teatro contemporáneo, que ya tiene una importante reputación y que debe estar presente al Grec.

 

P.- Y en el terreno internacional, estás satisfecho? Te ha faltado algún nombre?

R.- Han venido compañeros de viaje como el Toneelgroep de Ivo van Hove, pero lo cierto es que he buscado en el panorama internacional producciones de un cierto riesgo, porque la programación internacional tenía que cuadrar con la del resto del festival. Quizás, si hubiera tenido más dinero, habría traído a otro gran nombre internacional, pero no ha sido posible porque decidí potenciar la producción propia de grandes repartos. Y esto es caro. Quería que el 40 aniversario fuera una celebración para todos, para los que hacen espectáculos más tradicionales y para los que hacen nuevas dramaturgias. Así que hemos ofrecido un panorama de todo aquello que somos capaces de hacer en el que todos han estado presentes.

 

P.- Siempre has querido crear un ambiente de festival en la ciudad durante el mes de julio, crees que se ha conseguido?

R.- Creo que este año lo hemos conseguido, en parte gracias a los espectáculos en la calle que hemos hecho en la plaza Margarida Xirgu. Ahora todo el mundo sabe que, si va a aquella zona de la ciudad, puede encontrar teatro de calle y un montón de salas donde ver espectáculos. La plaza Margarida Xirgu es un polo de espectáculos aunque todavía no lo hemos entendido del todo. Hace cinco años, cuando llegué, intenté conseguirlo con una carpa; este año lo he conseguido con una terraza muy grande. En aquella zona encontramos suficientes salas para hacer un festival. Yo no pienso que el Grec deba expandirse por toda la ciudad. Un festival tiene que ser un acontecimiento concentrado, con un punto de vitalidad y de extraordinario. Otra cosa es hacer política para incentivar la cultura en los barrios y hacer trabajo de base, pero no creo que ésta sea la tarea de un festival sino que se tiene que hacer durante todo el año, con programas específicos.

 

P.- Cuando llegaste dijiste que no harías Shakesperare. Más allá de la anécdota, crees que ha quedado demostrar que se puede hacer un festival contemporáneo y atrapar el público?

R.- Estamos al principio de hacerlo realidad. Por ejemplo, ya hemos conseguido que el público de Barcelona vaya a los espectáculos internacionales y lo hemos conseguido, por ejemplo, asociándonos y repitiendo con determinadas compañías (Toneelgroep, Peeping Tom, Aurélien Bory, Alain Platel...) que presentan producciones de raíz muy contemporánea y de exigencia importante... Hemos dado un vuelco a esta tendencia y lo hemos hecho muy despacio. He trabajado estos cinco años con la idea de que se puede acercar al público hacia formas no convencionales de teatro si se las explicas bien. Y cómo lo hemos hecho? Hablando de cosas que afectan directamente y en presente al espectador, hablando de temas que les son cercanos, temas que la gente cree que son importantes en su vida como este año ha ocurrido en Lehman trilogy o hace un par de años con Nàdia-; y si lo haces así, ves que la gente va, porque a la gente le interesa su presente. A una parte del público le dan miedo las formas contemporáneas y, a veces, se han puesto barreras que no han ayudado a acercárselas. El problema de los espectáculos más contemporáneos es que no cuentan con bastante público en Cataluña y por eso hemos intentado ayudarlos a conseguir presencia internacional, aunque ésta ha sido un trabajo poco visible. Cuando llegué, intenté situar el Grec en una posición que nadie estaba ocupando. Creo que se tiene que repensar el sistema teatral para no tener que estar siempre pendientes de los índices de ocupación.

 

P.- Es necesario encontrar un equilibrio entre espectáculos más convencionales y otros más arriesgados?

R.- Éste es un festival que se supone tiene que poder llegar a un colectivo de tres millones de personas, por eso se hace necesario encontrar equilibrios. Otra propuesta más arriesgada sólo tendría la aceptación de un grupo muy concreto y pequeño de barceloneses y dejaría huérfanos de Grec al resto. Mi voluntad siempre ha sido pensar en la transversalidad de los públicos y creo que necesito provocarla y que para conseguirlo tengo que hacer coexistir los espectáculos a un mismo nivel, sin crear compartimentos estancos; porque así los espectadores tendrán la impresión de que todo merece estar en el festival. Creo que es la única manera.