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Daniela Feixas: “Escribo para poner la oscuridad en el escenario y ver si, de alguna manera, encuentro alguna respuesta"
Por Andreu Gomila
Este es el año, sin duda, de Daniela Feixas. Ha estrenado 'La festa' en el TNC, 'Un amor particular' en el Condal (Grec 2023) y, en verano, dentro del Grec 2024, pondrá de largo un nuevo texto como dramaturga residente de la Sala Beckett. Hace veinte años que pone de largo sus obras como autora, y, como actriz, ha trabajado con los mejores de este país, de Àlex Rigola a Ricard Salvat.
¿Qué te sientes más: dramaturga o actriz?
Ahora mismo dramaturga, porque realmente es de lo que vivo, del guion televisivo y del teatro. Hace unos cuantos años que dedico mucho más tiempo a la escritura. De actriz, van saliendo cosas. Hice una serie hace un par de años... Pero ahora me siento más dramaturga y guionista. Aunque me encanta actuar, pero no hay tiempo para todo. No se puede hacer todo.
¿Te gusta haber dado este paso?
Hice la carrera de interpretación en el Institut del Teatre. Y ya entonces cogí una optativa de escritura dramática que impartía Sergi Belbel. Era incompatible con mis horarios, pero ya tenía dentro el gusanillo de la escritura... Mi carrera empezó a ir bien como actriz y la escritura quedaba para mí. Siempre he hecho las dos cosas en paralelo, y siempre ha destacado más una que la otra. Ahora mismo, si tuviera que escoger, si me dijeran que me ganaría la vida igual con una cosa que con la otra, escogería escribir, porque es algo que no puedo dejar de hacer. Es donde lo vuelco todo, incluso cuando es por encargo. Me hace estar en paz conmigo misma y con el mundo, a pesar de la dificultad de escribir y de que estrenar textos te da mucha responsabilidad.
Jordi Galceran dice que, en Cataluña, no se puede vivir de escribir teatro.
Si no fuera por la tele, no viviría solo de escribir. Aunque ahora de repente en una temporada y media he tenido dos encargos, 'La festa' y la Beckett, esto es excepcional... ¡Galceran sí vive de escribir! Ojalá todos pudiéramos ser como él... Siempre que he estrenado he intentado tener producción, y quizás mis años de actriz me han puesto en contacto con productores, directores. Sabes que tu texto no acabará en un montón. Por eso siempre he conseguido producciones, aunque fueran mínimas, donde todo el mundo ha tenido un sueldo, aunque fuera pequeño. Cuando tienes 20 años, te puedes permitir trabajar gratis. Más tarde, ya no.
"Escribir es encontrar tu voz y nadie te puede enseñar a hacerlo. Es como actuar: nadie te puede enseñar a actuar"
¿Cuáles han sido tus maestros?
He hecho cursos con Belbel, con José Sanchis Sinisterra, Bigas Luna, Xavier Albertí... No considero que tenga una gran formación académica, pero, al final, para escribir tienes que escribir. Escribir es encontrar tu voz y nadie te puede enseñar a hacerlo. Es como actuar: nadie te puede enseñar a actuar. Se trata de practicar. Y los cursos sirven para abrirte esta puerta. Me encantaría seguir formándome. He aprendido con el ensayo-error. Y así te haces a ti misma.
Este año ha sido excepcional: 'La festa', 'Un amor particular', la Beckett... ¿Por qué ha llegado ahora?
No lo sé exactamente. Supongo que tiene que ver con ir haciendo un trabajo de hormiguita, con no parar nunca. Llega un momento en el que las cosas empiezan a pasar. Si antes hay huecos en medio, ahora de repente las cosas suceden más seguidas. Supongo que tiene que ver con haber trabajado mucho. ¿Casualidad? No lo sé. Hay mucho trabajo detrás. Beckett y Nacional son coincidencia. 'Un amor particular' era un proyecto que tenía con Jumon Erra, lo trabajábamos los domingos. Y de golpe llegan de Focus y les gusta la idea y deciden producirlo. ¿Un golpe de suerte? Quiero pensar que es por el trabajo hecho.
Desde que empezaste con 'Només sexe' (2004), ¿cómo ha cambiado el panorama para los dramaturgos catalanes?
Ahora mismo es más fácil estrenar. Cuando empecé era complicado que alguien te hiciera caso. Autor o autora catalana, excepto un par, era algo de otra categoría. El teatro privado, por ejemplo, no arriesgaba en este sentido. Quizás había algunos proyectos públicos, como el T6, pero no te hacían caso. Ahora, realmente, todas las productoras privadas y las salas pequeñas y el teatro público (que debería haber más) están atentos a lo que hacemos.
¿Y cómo ha cambiado tu escritura?
Racionalmente, no lo sé analizar, porque escribo desde un sitio muy instintivo. Supongo que ha cambiado como ha cambiado la persona.
"Normalmente, escribo a partir de algo que me inquieta mucho y que conozco"
¿Ahora miras más hacia afuera?
Creo que tengo las dos cosas. Hay proyectos como 'Serà el nostre secret' y 'La festa', en los que hay una preocupación por los temas de actualidad, temas que tienen que tratarse. Después hay otro tipo de obra, como 'Sandra' o 'La tortuga de Califòrnia', que son textos que sí, que tienen un tema de fondo, pero también tienen mucho de mí. Normalmente, escribo a partir de algo que me inquieta mucho y que conozco. 'Sandra' partía de una Sandra que conocía: con la base de un abuso sexual, construyo una ficción. 'La tortuga de Califòrnia', igual.
¿Y con lo que estás escribiendo para la Beckett?
Con el texto de la Beckett sigo el mismo camino: construir una ficción, mirar hacia el género, que me apasiona, con un punto onírico, de la noche, rural. Lo que sí es verdad es que, desde que nació mi hija, que volvimos al pueblo, en el Penedès, mi escritura se ha impregnado absolutamente de este entorno. Bebo de lo que tengo, de lo que veo, de lo que hay por aquí. Cuando empecé a escribir, vivía en Barcelona y tenía un entorno muy diferente del que tengo ahora. El pueblo ahora es una fuente brutal de inspiración.
¿Qué significa para ti escribir teatro?
Lo hago para intentar entender cosas. Hay cosas que me perturban mucho, como la violencia, el abuso. Escribiendo intento poner toda esta inquietud en el papel e intento encontrar una explicación. Tengo tendencia hacia los monstruos. Hay gente que me dice: “Escribes cosas muy oscuras”. Si fuera un hombre, no sé si me lo dirían... Hay muchos hombres que escriben cosas igual o más oscuras que yo y no se les dice que ponen el foco en la oscuridad. 'Un amor particular' es una excepción. Pero escribo para poner la oscuridad en el escenario y ver si, de alguna manera, encuentro alguna respuesta. No arreglaremos el mundo, pero... con el teatro podemos ser más empáticos entre todos.
¿Tu evolución como actriz de qué manera ha influido en la escritura?
Aparte de trabajar de actriz he hecho muchas ayudantías de dirección, y queda claro que todo te influye. Pero creo que tu camino como actriz depende de la edad. ¡Crece tanto con la edad! ¿Qué diferencia hay entre la actriz de 20 años y la de 50? Pues, el conocimiento humano. Tienes mucha experiencia, y cosas que te resultaban difíciles en los 20 te resultan más fáciles en los 50, porque el actor y la persona son inseparables. Con los años, mejoramos muchísimo. Como autora, no sé si ocurre lo mismo. La escritura es siempre complicada. Tengo la sensación de que mi trabajo como actriz se ha vuelto más sencillo y el de escribir es siempre un laberinto.
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