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Clara Aguilar vs. Jaume Manresa: teatro y música
Por Andreu Gomila
Clara Aguilar y Jaume Manresa tienen una pierna en cada mundo, una en la música y la otra en el teatro. Ella es compositora, diseñadora de sonido, y acaba de sacar su primer disco en solitario, 'Figura', que podremos ver en Paral·lel 62 en un espectáculo doble con Kae Tempest. Ha trabajado con Marcos Morau, Carlota Subirós, forma parte de los VVAA... Él es el mítico teclista de Antònia Font y de Joan Miquel Oliver, pero hace muchos años que tiene un pie en el mundo del teatro: trabaja con Andrés Lima, ahora lo tenemos en el Heartbreak Hotel como responsable del espacio sonoro de 'Sis hectàrees d’oliveres', y el 18 y 19 de julio tocará con su banda en el Teatre Grec.
¿Qué viene primero, la música o el teatro?
Clara Aguilar: La música, aunque no tengo la carrera. No la terminé. Cuando estaba haciendo la carrera de Periodismo y Humanidades, oí hablar del proyecto de los Malnascuts de la Beckett y me apunté, en 2017. No tengo formación escénica: solo un curso con Pablo Gisbert. Durante mucho tiempo toqué el piano, a los 13 años aprendí a tocar el bajo para tener una banda de versiones de Police, Nirvana y Guns N’ Roses, hice cello...
Jaume Manresa: En mi caso, vino primero la música, después el mundo de la danza y el movimiento y, finalmente, el teatro. Entré en las artes escénicas por la danza, con espectáculos que tocaban más de cerca la música.
¿De qué manera se retroalimentan?
C. A.: Como te decía, en 2017 descubro la escena. Ya tenía pasión por el teatro: lo iba a ver todo, me recortaba las críticas, las entrevistas, colaboré en Núvol... Con Malnascuts descubrí que podía tener un lugar como creadora en el teatro. Empecé a entender la concepción sonora. He aprendido un oficio haciéndolo. Ahora hago mucha música para teatro y danza, y está todo mezclado.
J. M.: Todo lo que sean condicionantes y limitaciones, me interesan. Cuando trabajas la música para el teatro, está claro que estás al servicio de contar una historia, y eso hace que tengas que plantear la música desde otro lugar y que su significado tenga que ser más abierto, porque hay muchas más disciplinas en juego. Eso me interesa.
Jaume Manresa: "Siempre me ha gustado combinar. Me canso pronto de las cosas y me va muy bien, cuando llevo una temporada larga haciendo teatro, evadirme e irme a dar un concierto"
Habéis trabajado con directores importantes. ¿Qué esperan de vosotros?
C. A.: Ahora ya empiezo a tener relaciones personales que van más allá del trabajo, como con Marcos Morau y Carlota Subirós, con quien somos grandes amigas. La relación va más allá de la sala de ensayo. Cada persona me saca una parte diferente. Nadie me pide nunca lo mismo.
J. M.: Creo que esperan que tú aportes tu visión, que pongas tu granito de arena a lo que tú personalmente tienes que decir de la historia que contarás, lo que trabajarás. Es aportar tu punto de vista.
Actualmente, ¿en cuál de los dos mundos os sentís mejor?
C. A.: La gente de fuera del teatro cree que me dedico a la electrónica, pero mi día a día es trabajar para los demás y con los demás. Eso me gusta. Ahora estoy entrando en el mundo del cine. El teatro me gusta porque hay un contagio constante entre departamentos, es algo colectivo muy fascinante. Me siento artista siempre que no se me trate como operadora, pero ya no me llaman para hacer un espacio sonoro de “suena un timbre”, “pasa un coche”. No deseo hacer solo lo que es mío.
J. M.: Siempre me ha gustado combinar. Me canso pronto de las cosas y me va muy bien, cuando llevo una temporada larga haciendo teatro, evadirme e irme a dar un concierto. Y cuando llevo una temporada de muchos conciertos, de mucha música, me encanta meterme en un proceso de ensayos, con la locura que esto requiere. O entrar en un centro de creación a dar un taller. No sabría decir con cuál me siento mejor. Me siento mejor con la combinación.
Clara Aguilar: "No tengo el talante de “haré lo que yo quiera”. Porque no lo entiendo así"
¿Dónde os sentís más creativos?
C. A.: No tengo el talante de “haré lo que yo quiera”. Porque no lo entiendo así. Hay músicos que se han marcado mucho un color, que les encargan una banda sonora y no dejan de ser ellos mismos. Yo, no. He crecido trabajando con gente, he hecho cosas diferentes y he sacado otras partes de mí. Hubo una época en que me llamaban para hacer tecno y electrónica en obras de teatro. Y pensaba: ¡por favor, que me llamen para hacer orquesta! Y ahora ya pasa. Ya han visto que sé componer... Hay gente con la que te entiendes más.
J. M.: Depende mucho del proyecto. No sé si te sabría decir si con la música, la danza o el teatro.
¿Dónde es más difícil hacerse un lugar como profesional?
C. A.: Mi experiencia me dice que tengo mucha suerte porque trabajo mucho en las artes escénicas. Como música, tuve siete años una banda de posrock, y como Clara Aguilar, ahora he sacado un disco. Pero el teatro siempre ha pasado por delante de hacer bolos, porque el teatro me ata mucho. No tengo la experiencia de Clara Peya, por ejemplo. Tengo la sensación de que el mundo de la música es complejo… Tengo tantas cosas que hacer… Y estoy cómoda así.
J. M.: Yo he tenido mucha suerte en este sentido. Tengo mucho trabajo y no sería justo si no dijera que he sido afortunado. Tanto en el mundo de la música como en el teatro. Genéricamente, diría que las artes escénicas están un poco peor que la música, aunque la música no está para tirar cohetes. Y si hablamos de danza, creo que es lo que está peor.
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