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Amistades explosivamente poéticas
Hay colaboraciones que se antojan imposibles, parejas que cuando se encuentran son capaces de que el arte se escriba en mayúsculas y se ausente de las disciplinas, amistades que pueden llegar a estallar como una bomba de relojería cargada de poesía. Y este Grec ha conseguido reunir dos de esas combinaciones que suenan paradójicas pero que pueden propiciar verdaderos terremotos escénicos: Puede la palabra hacerse baile?, es posible escribir el movimiento?, y la pintura puede convertirse en teatro? Las respuestas las podrás encontrar en Daurrodó y Escrit en laire, las aventuras en forma de dúo que han emprendido Joan Baixas junto a Cildo Meireles y Cesc Gelabert en colaboración con Valère Novarina.
Un titiritero de la mano de un artista plástico, un teatro en colaboración con un museo... Es habitual? No. Pero tampoco lo es encontrar un Daurrodó. Y existe: Joan Baixas, el titiritero, y Cildo Meireles, el gran artista carioca, pueden dar fe gracias a que el TNC y el Macba los han reunido. No es ésta la primera colaboración del brasileño con el Macba, ya que el museo acogió en 2010 una retrospectiva de este artista que recogía su trabajo desde 1967 en un periplo que reunía alguna de sus instalaciones, siempre fuertemente conectadas con la realidad política y social brasileña pero en las que, además, el artista juega con los recursos de la sinestesia. Meireles se cuestiona los límites tradicionalmente establecidos en los rituales de la percepción artística: la vista pierde su hegemonía e incorpora las sensaciones derivadas del tacto, el oído y el olfato. Sus instalaciones sumergen al espectador en situaciones psicológicas de alto voltaje emocional que generan un amplio espectro de reflexiones intelectuales, explicaba el Macba el trabajo de Meireles que, ahora, de la mano de Joan Baixas incorporará aún una nueva dimensión. No es ésta la primera ocasión en que el titiritero, así le gusta que le llamen aunque también es pintor, ha trasladado al escenario la obra de grandes artistas: antes ya lo hizo con Joan Miró, Antonio Saura o Roberto Matta.
El bailarín baila la palabra y el escritor escribe el movimiento , así definen Cesc Gelabert y Valère Novarina su colaboración en Escrit en laire, un proyecto propiciado por el director Moisés Maicas que se convertirá sobre el escenario del Teatre Lliure en un solo de aproximadamente una hora protagonizado por el bailarín y coreógrafo. Bailar es habitar el cuerpo con el corazón y la mente. Bailar es vivir simultáneamente con el cuerpo, el corazón y la mente. Cuando bailo, estoy lleno de palabras, se explica Gelabert. A lo que Novarina responde: El actor, el acróbata, la bailarina, lanzando sus cuerpos, desfigurando, inauguran el aire, desmontan, despedazan el universo en mil treinta y cinco, en dos mil quinientos ochenta y siete, en setenta y nueve mil ochocientos sesenta posiciones del cuerpo humano, destruyen las medidas de la tierra, abren el espacio en fragmentos, despliegan sus membranas e interpretan al revés nuestra entrada de carne cada instante en cada punto.
Pero quién es Valère Novarina? Suizo, nacido en 1947, es pintor pero también director de escena y escritor y, además, ha firmado alguno de los textos más decisivos del siglo XX sobre el arte de la interpretación: Carta a los actores o Para Louis de Funès son, seguramente, los más conocidos. Cualquier buen pensamiento se danza, cualquier pensamiento verdadero debería poder danzarse, escribió precisamente el suizo en Carta a los actores. Y eso es lo que va a intentar demostrar ahora con la ayuda de Gelabert.