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Alice Ripoll: “El gran drama y la gran misión de nuestra vida es estar en contacto con los demás”

Lun 08/07/2024 | 10:00 H

Por Andreu Gomila

Dicen de ella que es la discípula de la gran Lia Rodrigues, pero Alice Ripoll tiene poco que ver con la gran dama de la danza de Brasil. A pesar de ser una de las mayores estrellas del país sudamericano, con constante presencia en Europa, no la descubrimos en Barcelona hasta el año pasado, gracias a 'Lavagem', una deliciosa pieza que huele a limpio. En el Grec 2024, Ripoll nos servirá dos espectáculos. Uno, más tradicional, llamado 'Zona Franca'. El otro, más experimental, titulado 'aCORdo'. La coreógrafa trabaja, principalmente, con bailarines procedentes de las favelas de Río de Janeiro. Empezamos preguntándole por una danza urbana que nació allí.

¿Qué es el passinho?
Es una danza que surgió en las favelas de Río de Janeiro, un movimiento relacionado con el funk carioca, una música creada aquí. Es una danza urbana que implica un movimiento muy rápido de las piernas y combina elementos de otras danzas, como el break, la capoeira, movimientos de hiphop en general, algunos de la samba y otras danzas de Brasil. La consideran la primera danza urbana completamente brasileña.

Tienes unas líneas de investigación diferentes, una relacionada con el passinho y otra, más contemporánea, ¿verdad?
Sí, tengo dos compañías diferentes que, ahora mismo, cuentan con muchos bailarines que se mezclan. Tienen historias distintas. Lavagem, por ejemplo, viene de un grupo que lleva tiempo haciendo danza contemporánea conmigo, la compañía REC, que también es la responsable de 'aCORdo'. 'Zona Franca', que es de la compañía Suave, surge de otro contexto: me invitaron a un festival para hacer una creación en la que tenía que trabajar con una danza que se bailara en la periferia de Río de Janeiro para combinarla con mi lenguaje. Trabajamos el passinho.

¿Qué diferencias hay entre ambas compañías?
REC es la más antigua. Pero la diferencia básica es que son otras personas y que cada una ha surgido en un contexto determinado. Yo les daba clases y el grupo se transformó en compañía. Y así ha sucedido con las dos. REC es más de danza contemporánea, mientras que Suave se acerca a la danza urbana.

"Cuando comencé a investigar sola, mi danza ya se basaba en el contacto entre las diferentes partes del cuerpo, como si el cuerpo estableciera un diálogo entre sus partes"

¿Los dos espectáculos que veremos en el Grec son muy diferentes?
Sí, mucho. 'Zona Franca' es un espectáculo grande, para hacer en un escenario, en un teatro grande. Mucha música, muchos recursos lumínicos, es más tradicional, proviene de una investigación para mezclar el passinho, el baile contemporáneo y el teatro. Y el espectador se sitúa más lejos: hay cuarta pared. aCORdo es una performance para salas pequeñas con el público totalmente dentro. No quiero revelar demasiadas cosas, pero el público está dentro, con el propio cuerpo, con un contenido político un poco más explícito.

¿El contacto es muy importante en tus creaciones?
Mucho. Cuando comencé a investigar sola, mi danza ya se basaba en el contacto entre las diferentes partes del cuerpo, como si el cuerpo estableciera un diálogo entre sus partes. Cuando empiezo a trabajar con otras personas, trato de dar voz al contacto de una manera más amplia. Es el gran drama y la gran misión de nuestra vida: estar en contacto con los demás. Todo nace de aquí.

¿Y cómo creas los espectáculos?
El contacto ayuda, porque los bailarines alcanzan un mayor grado de intimidad. Reconocen el cuerpo del otro, se acercan, saben cómo es el cuerpo de su compañero. El contacto es siempre bienvenido en la danza... He visto trabajos maravillosos sin contacto. No es un requisito. Pero, muy probablemente, los coreógrafos que no trabajan el contacto en escena lo usan en el proceso de creación.

¿También es importante el contacto con el público?
En 'aCORdo' trato de romper totalmente la cuarta pared. Sin luz, sin sonido. Es un trabajo que se puede presentar en cualquier lugar. La base es la tensión que se establece con el público. Es un juego de confianza para luego explorar formas de contacto, tanto físicas como filosóficas, cómo estas personas están conectadas, cómo la gente de origen y procedencia diferentes se relaciona en nuestra sociedad.

¿Qué significa para ti Lia Rodrigues?
Lo primero que diría es que Lia creó el principal festival de danza de Brasil, en Río. Fue el primer lugar donde me presenté, hace 25 años. Me presenté dos veces. Fue esencial para mí. Me abrió puertas y me dio acceso a la profesionalización... En el ámbito artístico, he seguido su carrera. Somos muy diferentes. No detecto su influencia en mí, pero tampoco veo ninguna influencia en mí de ningún otro artista. Su influencia procede de que Lia creó una compañía aquí, en Brasil, con todas las dificultades que ello conlleva, abrió las puertas internacionales y trabaja con mucha seriedad y excelencia, algo que también es motivo de inspiración.

"Empezamos a ensayar en la favela porque no teníamos ningún otro sitio donde hacerlo. No es que buscara esto, sino que se produjo por una especie de azar"

¿Por qué decidiste trabajar con la gente de las favelas?
Empecé con la compañía REC. Primero, daba clases de danza para una ONG. Quería coreografiar, ser directora, pero era una época en la que estaba algo perdida, en la que no encontraba compañeros de viaje. Allí, la gente tenía una relación muy próxima, eran muy jóvenes. Eran de una favela de Río y quisieron continuar conmigo. Empezamos a ensayar en la favela porque no teníamos ningún otro sitio donde hacerlo. No es que buscara esto, sino que se produjo por una especie de azar. Y ocurrió que un comisario del festival Panorama nos colocó en la programación y todos nos sentimos grupo. Fue en 2009. Y gracias a todo esto creamos la compañía. Después, nació Suave. Tampoco tenía que ser una compañía, sino un proyecto de tres meses y acabarse. Debíamos presentarlo en un teatro de Río de Janeiro. Pero vino gente de fuera a quien le interesó y seguimos trabajando juntos.

¿Qué importancia tiene la mirada europea en tu trabajo?
Tiene mucha importancia, ya que sin esa mirada no habría podido continuar trabajando. Es muy difícil mantenerse en Brasil, en cualquier término: espacios y festivales donde mostrar tu trabajo, los presupuestos de cultura... Aquí trabajamos sin financiación pública. Se sobrevive con la venta de los espectáculos en Europa.

¿Cuáles son los desafíos de un artista, en Brasil?
Creo que lo principal es lidiar con la falta de políticas públicas. No hay interés privado, solo para la cultura de masas. El artista menor, que investiga, necesita apoyo público. Lo hay, pero muy poco. Brasil, actualmente, podría ser el principal polo mundial de la danza. La cantidad de artistas que veo, que acompaño, es impresionante. Y los que dejan de trabajar porque el tiempo pasa y no consiguen estabilizarse. Me doy cuenta de que hay mucho interés en lo que hacemos en Brasil.

Estás tú, Lia Rodrigues, Carolina Bianchi, Christiane Jatahy... ¿Vivís la edad de oro de las artes escénicas brasileñas?
Has nombrado a cuatro artistas, pero Brasil es un país de dimensiones continentales. Es tan grande como Europa. Podríamos ser muchos más, sobre todo por la calidad artística que observo y todas las dificultades que tenemos. Faltan recursos. Es algo angustioso.

También hay oportunidades...
Sí, claro está. Con 'Lavagem', por ejemplo, hemos estado en Japón. Nunca me lo hubiera imaginado. Para nosotros, Japón está al otro lado del mundo. No se puede llegar más lejos. Es el extremo opuesto... Que lo que estás haciendo sea escuchado por personas tan distantes, que le encuentran un sentido, es muy fuerte.

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