Barcelona

Un icono olímpico

En plena fiebre urbanística de las Olimpiadas de 1992, el arquitecto inglés Norman Foster construyó en una cima de la sierra de Collserola, y con el objetivo de asegurar las telecomunicaciones de la ciudad, la Torre de Collserola, un equipamiento muy adelantado a su tiempo. Desde entonces y hasta hoy en día, es la que realiza la mayoría de los enlaces audiovisuales del área metropolitana y la provincia. La torre, de 288 metros de altura totales y trece pisos, está diseñada con un espíritu de innovación, ya que según el mismo arquitecto tenía que ser un nuevo símbolo para la ciudad y marcar un antes y un después de las Olimpiadas. Su diseño futurista se puede observar desde muchos puntos de la ciudad como un icono más.

Vistas infinitas

Situada en la colina de la Viana, la Torre de Collserola tiene un mirador abierto al público situado a 150 metros de altura y a 560 metros de altitud sobre el nivel del mar. Subir permite disfrutar de unas vistas excepcionales de la sierra de Collserola, la ciudad, el área metropolitana y mucho más allá, ya que en los días claros incluso se puede contemplar el perfil del Cadí-Moixeró, en la cordillera prepirenaica, y la sierra de Tramontana de la isla de Mallorca.

Como curiosidad, cabe destacar que la Torre de Collserola cuenta con un servicio de cáterin para empresas que permite celebrar en su interior cualquier tipo de acontecimiento