Con cerca de 70 metros de longitud, el puente de Mühlberg se instaló para salvar el hueco que hay en la pared del Turó de la Rovira, consecuencia de años de explotación de sus canteras: desde mediados del siglo XIX, el material calcáreo de esta área se ha extraído para fabricar cal y piedra para la construcción, lo que ha dejado grandes boquetes en la montaña.
Las canteras del Turó de la Rovira
Uno de los rasgos diferenciales del barrio de Can Baró es la existencia de canteras, explotadas intensamente durante casi todo el siglo XX: el resultado de tantos años de extracción son unos impresionantes agujeros en el Turó de la Rovira; uno de ellos, el que está situado al final de la calle de Mühlberg, cortaba el paso entre los dos lados del barrio. Desde el año 1991, el puente de Mühlberg salva este vacío y ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad.
Antes de los dinosaurios
El Turó de la Rovira (de 261 metros de altura) es una de las siete colinas que hay en la falda de Collserola por su vertiente marítima, es decir, de Barcelona. Con el Turó del Coll (249 m) y el del Carmel (267 m), integra el conjunto de los Tres Turons, y todo ello forma parte del sistema de la cordillera Litoral, que se generó en el paleozoico, hace más de 250 millones de años, antes de la aparición de los primeros dinosaurios.
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