Laia Santanach miró hacia donde pocos miran: las danzas tradicionales, en concreto la del contrapaso. Pero no miró hacia ella para reproducirla tal y como se bailaba sino para diseccionarla y hacerla evolucionar en otras direcciones. Este es el origen de Àer, porque esta palabra medieval no quiere decir nada más que aire y ella lo que ha hecho es airear nuestras tradiciones.

-¿Por qué decidiste darle una vuelta al contrapaso?
-Porque es una de las danzas más antiguas de Cataluña. Me interesó por dos motivos: por tener un carácter religioso que se transforma en festivo; y porque era bailada originalmente por hombres y actualmente ya lo bailan tanto hombres como mujeres.

- ¿Cómo trabajaste para deconstruirlo y volverlo a construir con una nueva forma?
Me planteé dos objetivos concretos para estudiarlo y trabajarlo: su estructura coreográfica y su dramaturgia vinculada a la transformación y a los cambios históricos de la danza.
De la cuestión dramatúrgica me interesaba el cambio de contexto de ser bailado dentro de las iglesias como una danza más solemne a pasar a ser bailado en las plazas de los pueblos, manteniendo su solemnidad pero convirtiéndose en una danza más festiva y popular. También quería profundizar la mirada en clave de género que trabajé utilizando como referente el proyecto del artista libanés Eli Rezkallah, In a parallel universe, que expone en paralelo carteles publicitarios de los años cincuenta modificando el género de su protagonista para dar dos significados según quienes haga la acción. A la vez utilicé cuadros de Ingres y escenificaciones de la película la Dolce Vita de Fellini.
A grandes rasgos, hay una estructura coreográfica clara: introducción, contrapaso, rodada y contrapaso otra vez. Utilicé esta estructura para interpretarla. El contrapaso es una danza donde se da un paso en una dirección y el siguiente en la contraria, así que cogí el paso, el punteo y el galope para interpretarlo comogiro y salto. De igual manera seguí el patrón donde, poco a poco, la danza va desplazándose lateralmente para acabar en el mismo lugar de inicio y lo reinterpreté para crear un vínculo con la dramaturgia y acabar la danza en la parte más festiva. Hay que decir, que hay diferentes contrapasos según el territorio donde se bailaba y se baila la danza y que pueden ser bastante diferentes. El contrapaso que más me ha inspirado ha sido Lo Divino, aunque he estudiado el de otros lugares.

- ¿Cómo fue el trabajo con la música? ¿Crecieron danza y música de forma paralela?
La música y la danza han sido creadas en paralelo. Danza y música tenían la misma importancia, puesto que era una danza contada donde la música tenía un papel muy importante. Por eso hemos mantenido su rítmica y hemos reinterpretado la sonoridad.

- ¿Por qué decidiste dar un nuevo papel a las mujeres?
No sabía que en su origen era una danza bailada por hombres y me interesó poder hablar de temas de género, de tanta importancia en la actualidad. Actualmente ya es una danza bailada por hombres y mujeres. He querido hacer una mirada sutil a cómo recibe el espectador una acción si está hecha por hombres o bien por mujeres.

- ¿Crees necesario reivindicar las raíces tradicionales de las danzas?
Creo necesario tener el conocimiento de todas las danzas bailadas en nuestro territorio para conocer su historia y evolución. En concreto, el contrapaso, es una danza que, siendo de las más antiguas y bailándose todavía en algunas localidades, es desconocida por muchísimas personas. Este ha sido otro punto de importancia para elegir esta danza como fuente de inspiración para mi nueva creación.

- ¿Es difícil abrirse camino en el mundo de la danza en Cataluña? ¿Crees que es la gran olvidada de las artes escénicas?
La cultura en general y las artes vivas o escénicas están pasando por un momento crítico en Cataluña. La danza en concreto, necesita más visibilidad y apoyo. Es necesario construir una educación, desde pequeños, en la que la danza forme parte. La danza es una actividad artística de transformación social, de reflexión y de expresión necesaria para el crecimiento personal tanto de quien la utiliza como forma de vida como de quien la necesita para su propio gozo personal. Es la gran olvidada de las artes escénicas por la carencia de una educación inclusiva con el cuerpo y el movimiento y no porque no aporte beneficios.