El volumen, vaciado en el núcleo por un patio a toda altura de 9 m de diámetro, se remata como un cilindro con 8 rendijas radiales profundas que crean patios de luces a los que se abren las estancias. Los fondos de estos patios son tangentes a la anilla de circulación interna, desde donde, mirando hacia fuera, se perciben, como en un caleidoscopio o una brújula, 8 imágenes completamente diferentes.
La anilla de circulación interna está formada por 2 octágonos concéntricos pero girados que comprimen y dilatan el espacio, formando, frente al fondo de los patios, plazoletas desde donde se accede a todas las estancias, tanto a las exteriores como a las encaradas al interior.
Aparece desde el exterior como un volumen iluminista sostenido por una geometría elemental, pero que se transforma en su interior en un complejo juego de fugas, tangencias, contorsiones y esconces, paradójicamente sostenidos por las mismas reglas.
El basamento de hormigón emerge de los cimientos a través de la arena, como una ruina que hubiera sido parcialmente excavada. Sobre este zócalo extrudido de la topografía proyectada se desliza una cortina circular de mármol. La misma piedra se utiliza en el interior para pavimentos y revestimientos en entradas, escaleras y terrazas. Los demás suelos son de linóleo. Las paredes y techos, de yeso pintado de blanco, que se unifica con el esmalte de las carpinterías.