Obra maestra de la lírica del romanticismo
Habla de la ondina que adopta naturaleza humana y paga cruelmente las consecuencias. Rusalka se enamora del príncipe, que acude a menudo a bañarse en el lago, y pide a su padre, el genio de las aguas, que la ayude a convertirse en una mujer. Para ello, tras el célebre “Canto a la luna”, se dirige a la bruja y asume algunas condiciones humanas, aunque limitadas. El príncipe se enamora de antemano, pero su mudez y aparente frialdad lo decepcionan y pronto dirige sus sentimientos hacia una princesa forastera atractiva y cruel. Rusalka debe volver a su medio —sin ser ahora ni humana ni espíritu del agua— y es condenada a llevar a los hombres a la muerte. El príncipe, arrepentido, regresa y le pide un último beso, aunque sabe que le costará la vida, y muere feliz en sus brazos.