Wattpad: otra forma de leer
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- Ene 23
- 13 mins
El fenómeno Wattpad ha revolucionado el mundo editorial. Jóvenes escritoras están triunfando en esta plataforma, primero en la red y después en las librerías. Sus obras, de temáticas diversas pero con un predominio del fan fiction, gustan a unas adolescentes que interactúan con ellas, les hacen sugerencias, y tienen la posibilidad de presenciar y participar en el work in progress. ¿Quién dice que hoy la juventud no lee? Lo hace, pero de otra forma.
La cola se extendía casi de punta a punta del paseo de Gràcia. La mayoría eran chicas jóvenes, que no se movieron ni cuando cayó la granizada; se cobijaron en un portal y, en cuanto amainó un poco, volvieron rápidamente a recuperar su sitio. Hacía horas que esperaban a que Joana Marcús les firmara un ejemplar de sus libros, que, al acabar el día, no saldrían en la lista de los más vendidos de Sant Jordi. Y eso que la encabezarían sin lugar a dudas, si el recuento no fuera por vías y registros diferentes.
Meses más tarde, una cola también impresionante se extendería en el Moll de la Fusta, ante la entrada de la Semana del Libro en Catalán. En primera fila, una estudiante se había presentado allí a las nueve de la mañana. Eran pasadas las seis de la tarde y la editorial repartía trescientos tiques, el máximo que atendería la autora. Algunas lectoras habían hecho campana en el instituto, otras rondaban la edad de Joana Marcús, nacida en Mallorca en el año 2000. Cuando llegó a la caseta, todas chillaron entusiasmadas. Se fotografiaban con ella, le hacían regalos o le daban una carta en la que le pedían que escribiera sus vidas.
Esta carta de papel con pequeños corazones de colores dibujados a mano muestra la paradoja —y hace un buen retrato— de lo que representa el denominado fenómeno Wattpad. El objeto físico, el medio tradicional, la emoción infantil (habían crecido con ella), el impulso enamorado y esa petición: “Escribe sobre nosotras”. Hay una desconexión generacional casi absoluta entre las jóvenes que hacen colas infinitas para ver a Joana Marcús y la gente a la que este nombre no le dice nada. Tampoco les suenan Anna Todd, ni Ariana Godoy, ni Raisa Martín, ni Flor M. Salvador, cuando sus lectores (o, mejor dicho, lectoras) se cuentan por miles. La mexicana Flor M. Salvador puede pasar cuatro horas firmando ejemplares de sus libros; de ahí que se repartan tiques entre las admiradoras de las bestsellers para organizar un poco los turnos.
¿Por qué está tan extendida la idea de que los jóvenes no leen? Lo hacen, pero de otra forma. Al igual que juegan, se comunican, escuchan música y miran productos audiovisuales de una forma diferente a como se hacía en los tiempos analógicos. Porque se relacionan con el mundo y las ficciones también así, de otra forma. Construyen realidades nuevas, hasta cierto punto paralelas, en las que muchas normas todavía están por definir.
Los argumentos exploran sin reparos las ideas más alocadas. Por ejemplo, una relación de amor imposible entre Peppa Pig y Donald Trump.
Participación apasionada
En Wattpad cabe todo. Esto es lo que atrajo a Ava Draw, autora de Si me dices que no. Ella era ilustradora y había escrito algunas cosas, pero no se sentía preparada para ser escritora; se veía incapaz de afrontar las críticas, “que te comes tú sola”, dice. Al descubrir el alud de historias que hay en Wattpad, de estilo puro y libre, sin el condicionamiento de lo que dirán y ninguna contención temática, estilística ni ortográfica, pensó: “Soy de aquí”. Tanto la gente que escribe como la que lee en la plataforma vive para involucrarse en la trama. Todo el mundo participa apasionadamente. Son argumentos que exploran sin reparos las ideas más alocadas. Por ejemplo, una relación de amor imposible entre Peppa Pig y Donald Trump; o entre una extraterrestre zombi y una vampira, en una tierra invadida por hombres lobo, y protagonizada por Rosalía.
De hecho, triunfan las etiquetas romance, romance juvenil, fantasía o fanfic, es decir, fan fiction. Es un género basado en el personaje de una serie de televisión o de una película, un videojuego o un libro, al que se le inventan nuevas aventuras. Los referentes suelen ser sagas del estilo Los juegos del hambre, Crepúsculo o Cincuenta sombras de Grey, o series como Neon Genesis Evangelion. Pero también lo son personas reales: la exitosa After, de la estadounidense Anna Todd, surge de la pasión que ella tenía por el grupo de música One Direction. En la construcción de la ficción no existen límites.
Esta era la idea original de Wattpad cuando se fundó en Toronto en 2006: crear una biblioteca en expansión permanente, hoy de alcance mundial. Según la empresa, se estima que más de 94 millones de personas dedican más de 23.000 millones de minutos mensuales a leer las historias que se publican en la plataforma. Tras el inglés, el español es el segundo idioma que predomina. La plataforma funciona muy bien en Latinoamérica, sobre todo en los países donde el mercado editorial no cuenta con los medios y la potencia de grandes sellos como Penguin Random House o Planeta, que se han apresurado a incluir en las colecciones juveniles los títulos que arrasan en Wattpad y similares.
¿Pero cuál es el mecanismo? El mismo de las comunidades digitales, en las que todo el mundo puede participar. Alguien escribe un capítulo con una frecuencia, por ejemplo, semanal, y los demás dan su opinión; realizan observaciones y comentarios de cualquier tipo, desde preguntar el significado de una expresión que no entienden hasta proponer una corrección gramatical (acompañada de muchos emoticonos de corazones y manos rogando que la autora no se moleste), expresar lo que han sentido ante un giro de guion o explicar qué les gustaría que ocurriera y qué sospechan que va a ocurrir.
Esta interacción constante cambia la forma de leer, y también la de escribir. La relación que se da entre lectoras y autoras parece cercana porque es inmediata; a unas les da la impresión de que han contribuido al desarrollo de la trama, y las otras se deben al público, tanto o más que a la obra. Se generan poderosos focos de opinión. Un ejemplo: Joana Marcús puso en marcha la trilogía Meses a tu lado con Antes de diciembre, que registra más de 118 millones de lecturas en internet. Empieza cuando la protagonista va acompañada de su novio a la residencia universitaria donde vivirá mientras haga la carrera. Él le ha propuesto tener una relación abierta. Ella no acaba de verlo claro. Él le argumenta: “Sabes que te quiero, pero ¿qué problema hay si doy un poco de amor a otras chicas mientras no estás?”. 26,4 K comentarios. La mayoría insultan al chico y advierten a la protagonista con el clásico “Amiga, date cuenta”.
La adrenalina del directo
En el vídeo Cosas que hice mal en mi primera novela de Wattpad, Ava Draw enumera, entre otros, que está escrita en tercera persona, que los personajes son demasiado mayores, que no son millonarios, que escuchan Metallica y que viven en Madrid. Y quizá lo más importante: que el protagonista es poco crush. Las lectoras deben enamorarse de él desde la primera línea, al igual que deben detectar quién es el jeta de la historia también desde el principio. Esto es lo que las conmoverá y las mantendrá pendientes de lo que ocurre.
Más allá de la impresión que provoca obtener tantas lecturas y tantas respuestas —feedbacks de mil comentarios en solo dos horas—, Ava Draw destaca la adrenalina de presenciar en directo cómo viven la historia que ha escrito quienes la leen. Envían vídeos llorando, afligidas o gritando porque sus personajes preferidos por fin han terminado juntos. Los aman o los odian, no hay término medio. Volcarán en ellos sus deseos o su rechazo a mil revoluciones.
Cabe decir que este entusiasmo tiene un reverso tóxico: la persona que escribe la historia recibe una presión extraordinaria para la que no siempre está preparada. Algunas seguidoras se comportan como auténticas Annie Wilkies, la protagonista de Misery. Y riñen a la colombiana Eva Muñoz o a la venezolana Ariana Godoy por haber escrito cosas que no les gustan, o porque se enteran de que han estado viendo una película en vez de actualizar la novela en la que trabajan. Lo han descubierto en las redes. Porque, más allá de Wattpad, los seguidores se esparcen por TikTok, Instagram y demás, donde se recomiendan libros por booktok o bookstagram, en una interacción continua que incluye a los propios autores, permanentemente expuestos. Hasta el punto de que pueden convertirse en influencers o ser insultados por los haters.
Hay una diferencia entre autores y lectores, porque el 90% de la gente que entra en Wattpad lee más que escribe. Pero el caso es que casi todos los que escriben en la plataforma empezaron siendo lectores, como la extremeña Inma Rubiales. Tenía 12 años cuando descubrió la oferta de Wattpad y, al ver que la gente compartía sus historias, se animó. Es autora desde 2015; nació en 2002. Hasta que nos quedemos sin estrellas tiene 1,8 millones de lecturas en la plataforma, y ha sido publicada por Planeta.
La mayoría son chicas adolescentes o posadolescentes, de la llamada Generación Z. Forman parte de una comunidad extensísima e internacional, en la que se asesoran unas a otras, hacen de prescriptoras y escriben a su vez. Nada que no exista ya en el espacio, digamos, analógico tangible, donde existen clubs de lectura y crítica literaria en los medios tradicionales. Pero aquí se añade la posibilidad de presenciar y participar en el work in progress. Y, como apuntaba Ava Draw, no estás sola ante la opinión de un entendido en la materia que va a analizar tu novela con una reseña o un programa cultural. Todo el mundo puede escribir, y todo el mundo puede decir lo que piensa. Puedes comunicarte con la otra punta del mundo y sentirla muy cerca.
Historias escritas desde un móvil
El soporte determina, asimismo, la narración y recepción de estas historias. La mayoría han sido escritas y leídas en un teléfono móvil (olvidémonos de la imagen del escritor ensimismado ante un teclado). Por tanto, los capítulos suelen ser breves y muy dialogados, a menudo con el descuido propio del WhatsApp. Pueden incluir emoticonos y memes. La ortografía no es prioritaria, como tampoco lo es la verosimilitud. De lo que se trata es de gustar, como ocurre en las redes sociales y, en general, en los ámbitos que dependen de la audiencia. Y la fórmula engancha. Entretiene en el metro, o en una sala de espera, mientras se descubren historias nuevas o se comprueba si existen actualizaciones de alguna autora que ya se seguía. La lectora se implica con alguna apreciación y quiere ver si ha tenido repercusión. Si la autora está en el proceso de escribir una novela, se siente con la obligación de dar más material para obtener un feedback; siente que debe algo a la gente que la sigue y está pendiente de lo que escribe.
Chicas que pasan noches enteras sin dormir leyendo, autoras que dedican más de diez horas diarias a escribir. Gratis. Porque, aunque existe la posibilidad de utilizar la modalidad pagada —en la que los lectores patrocinan a los escritores aportando una pequeña suma de dinero—, es habitual darse a conocer en abierto. La interacción y participación en Wattpad es tan descomunal que algunos casos se convierten en fenómenos dentro de la misma plataforma. Entonces es cuando las editoriales se fijan en ellos para llevarlos al formato de papel. Así es como surge una generación de nuevos talentos que se ha dado a conocer a través de Wattpad, caso de las mencionadas Joana Marcús y Ava Draw (que vio como su libro salía publicado en papel simultáneamente en España, Colombia, Perú y México, y después en Estados Unidos), Alina Not, popular por la serie Bad Ash, o Jon Azkueta, uno de los pocos chicos que hay, que ha triunfado con 69 segundos para conquistarte.
La promoción la tienen hecha. Y un error que cometieron algunos sellos fue aplicar el razonamiento de la industria: querían hacer retirar las versiones digitales en internet porque pensaban equivocadamente que, si los lectores podían acceder de forma gratuita, no comprarían el libro. Entonces comprobaron que lo que ocurre es justo lo contrario; el libro —que apenas tiene una vida de tres meses en las librerías— ha dejado de ser producto. Ahora es objeto de merchandising. Lo que quieren las lectoras es tenerlo físicamente, tocarlo, llevárselo a la autora para que lo firme personalmente.
Las autoras que escriben en Wattpad también sueñan con publicar en papel o con que la novela se convierta en una serie de Netflix. Quieren ser escritoras.
El sueño de ser escritora “de verdad”
Quien escribe en Wattpad también sueña con publicar en papel o que la novela se convierta en una serie de Netflix. Quieren ser escritoras. Por eso se abocan a ello con tanta dedicación, aspiran a ser consideradas autoras de verdad. Esto cuesta por muchos motivos. Por un lado, hay sellos que intentan aprovecharse de ellas (se han dado casos de estafa en editoriales dudosas que van cambiando de nombre); por otro, es difícil conseguir una distribución tan extensa como la que ofrece internet (puede publicarse antes en Filipinas que en su país); finalmente, los libros que vienen de Wattpad no tienen opciones a muchos premios, y sí un espacio propio en las librerías (aunque puedan ser de géneros muy diferentes). Y, al enmarcarse en la literatura juvenil, no computan en los registros de los más vendidos. Además, les pesa el prejuicio de no haber sido descubiertas por un editor, sino directamente por las lectoras. A menudo no se las toma en serio, bien porque les falta bagaje o porque se diría que no tienen estima por el uso correcto de la lengua ni por la literatura clásica. Quizás no reciben el respeto que sí tienen muchos escritores considerados “intelectuales”, pero sí el afecto de las lectoras.
Entre los defensores se encuentra la escritora Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada. Ella formó parte del jurado de un concurso de poesía que organizó la plataforma. Y en un artículo en The Guardian aseguraba que Wattpad contribuye a la alfabetización de quienes no tienen acceso al papel o a la educación, y permite una expansión a escala mundial sin que existan fronteras. Bien. Puede que exista la frontera lingüística. No sorprende el hecho de que cueste encontrar historias en catalán. El cuento corto Com un àngel de la guarda, de Mònica Ortega, tiene unas 13.000 lecturas; un texto titulado [Te]rmin[amo]s, de the_butter_flies, registra unas 45.000 visualizaciones, y, entre los comentarios, hay gente que está estudiando catalán y dice que los ayuda mucho. Pero otros textos en esta lengua tienen un máximo de 100 o 200 lecturas. Si Joana Marcús firmaba en la Semana del Libro en Catalán es porque la trilogía Foc ha sido traducida del castellano (Fuego), en que la escribió originariamente.
Pero volviendo a esa carta que las fans de Joana Marcús le dieron en mano pidiéndole que les escribiera la vida. Es un buen símbolo de lo que representa Wattpad: la proximidad de sentirse comprendida por alguien que podría ser una misma, en quien se ve a la persona ideal para que escriba su historia. La identificación total. La voluntad de demostrar agradecimiento a través de un objeto tangible. La conjunción entre las nuevas formas de leer y de contar historias, con las de siempre. ¿Hay algo más íntimo y cercano que una carta manuscrita?
Del número
N125 - Ene 23 Índice
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