Un tríptico sin nombre ni punto final
- Libros
- Pliego de cultura
- Mar 22
- 4 mins
Mamut completa la trilogía novelística de Eva Baltasar, después de Permafrost (Club Editor, 2018) y Boulder (Club Editor, 2020). En esta última novela encontramos, más que nunca, la griffe de la poeta, y es, de lejos, la más esencial y desnuda de las tres integrantes de este tríptico que aún no tiene nombre.
Mamut completa la trilogía novelística de Eva Baltasar, después de Permafrost (2018) y Boulder (2020). Antes de adentrarse en la narrativa, Baltasar hacía diez años y diez libros que escribía poesía. No obstante, hay una íntima continuidad entre ambas prácticas —por el uso de las imágenes, el ritmo, la música…—, una serie de conexiones que, aunque puede apreciarse en los tres textos, Mamut intensifica. En esta última novela encontramos, más que nunca, la griffe de la poeta, y es, de lejos, la más esencial y desnuda de las tres integrantes del tríptico, aún sin nombre, como recoge el colofón de esta tercera entrega: “Qué nombre lo dirá todo es un punto aún no final”.
La voz narrativa de los relatos es, en los tres casos, una primera persona que, a pesar de recoger hechos y anécdotas de la vida de la autora, no se acomoda a una lectura en clave autobiográfica. Las tres mujeres funcionan más bien como máscaras poéticas, lugares desde donde decir, desde donde articular una situación que vehicula, siempre, un proceso de extrañamiento que invita a percibir de otro modo los lugares comunes de la existencia contemporánea, a la vez que cruza, sin retorno posible, las vidas de las protagonistas. Un extrañamiento que pivota en los tres casos en una misma paradoja: la conjugación de la soledad y la maternidad.
Permafrost, suicida vocacional, de profusión verbal y tendencia a la ironía, dice sí al sexo, pero el amor no le interesa, porque no quiere vínculos y todo el mundo le sobra (también sus amantes y la familia, institución que acaba tan destrozada en el tríptico como la del amor romántico), y se sorprenderá a sí misma asumiendo una maternalización por accidente. A su vez, Boulder quiere y necesita estar sola, pero se enamora de Samsa y se traiciona. Con la relación sentimental le viene una comaternidad no deseada que le acaba arrebatando la relación sexual con su compañera y, de hecho, apartándola de su lado. En su caso, recuperará la libertad sin renunciar al ejercicio de una maternidad honesta y diferente de la hegemónica.
El talante solitario de las protagonistas les confiere una radicalidad vital que, conjugada con la maternidad, dibuja unos itinerarios existenciales que deconstruyen los modelos imperantes.
El instinto más animal
Este último libro nos presenta a Mamut, que sí quiere gestar y por eso, aunque desea a las mujeres, empieza a mantener relaciones sexuales con hombres persiguiendo este propósito que se le impone como un imperativo del instinto más animal. Baltasar escoge, a modo de epígrafe (y, por lo tanto, como una especie de clave de lectura), el siguiente verso de Les Murray: “Una idea tiene hambre de tu cuerpo”. Sin acabar de encontrar ningún trabajo que la motive y que no la explote, en Barcelona, Mamut se siente enjaulada —no en vano, desde su casa, junto al zoológico, se oyen los animales que viven encerrados— y toma la decisión de irse a vivir a una masía en medio del bosque, al lado de una ermita (¿una referencia al clásico de Víctor Català?). En Cal Llanut —el sobrenombre de la casa, lanudo, ya lo hacía prever— se convertirá en el mamut del título: desarrollará un proceso progresivo de eliminación de lo superfluo e innecesario, un desnudamiento que la llevará a estar sola sin sufrir esa soledad ni hacer que nadie la sufra. Culminará su propósito de quedarse embarazada y se dará cuenta, en una clausura magnífica, de que solo ella se pertenece. Y me abstengo de citar las páginas finales porque no quiero destriparlas y porque deben leerse en el excipit, con toda la fuerza que Baltasar ha conseguido imprimir en el cuerpo del texto.
Aunque Mamut es el personaje más arcaico, extinto —como su nombre señala—, las tres mujeres se distancian de la sociedad en la que les ha tocado vivir, ante la que sufren una desubicación irreductible y una resistencia manifiesta a seguir los comportamientos comunes. Su talante solitario les confiere una radicalidad vital que, conjugada con la maternidad, en esta tensión constitutiva, dibuja unos itinerarios existenciales que no calcan imágenes —no pueden, no saben, no quieren—, a la vez que a lo largo del tríptico se deconstruyen los modelos imperantes y se invita a reflexionar críticamente al respecto. Y esta, por supuesto, es una labor sin punto final.
Mamut
Eva Baltasar
Club Editor, 2022
128 páginas
- MamutClub Editor, 2022
Del número
N122 - Abr 22 Índice
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