Joan Brossa. La sensación mental de una felicidad completa

© Fundació Joan Brossa / Elisabet Mateu

La Fundació Joan Brossa - Centre de les Arts Lliures se afana por conseguir una doble misión: preservar el legado y la memoria de Brossa y, al mismo tiempo, consolidarse como casa de la creación contemporánea. Con el objetivo de reforzar la primera misión, nace Joan Brossa. La sensación mental de una felicidad completa, una exposición comisariada por la historiadora del arte Anna Llopis, que ha esbozado una lectura personal del poeta, con un punto de partida, pero no de meta, basándose en las palabras de Brossa: “Nos interesa más lo que está por hacer”.

La Fundació Joan Brossa - Centre de les Arts Lliures es un lugar singular que, coherentemente con el imaginario brossiano, está entregado a la vanguardia y a la transgresión. Por eso, se define como “casa de la creación contemporánea dedicada a la experimentación y al estudio de nuevos lenguajes expresivos”.

Con una dirección atrevida, este centro tiene una presencia constante y sólida de la transformación y el movimiento. Y eso no es menor: abre caminos que no se sabe adónde llevarán —algunos, a lugares fértiles, otros, a callejones sin salida—, pero no se aferra a las fórmulas convencionales y seguras. Sin ir más lejos, y para empezar este 2025, en el ciclo “Exorcismos. Patrimonio y performatividad” pudimos ver cómo Joan Brossa, resucitado, se paseaba como un espectador más por su fundación. Y es que si Brossa fue un poeta libre, la fundación que vela por él —y, si es necesario, lo resucita— debe moverse, definirse y programar con la misma libertad.

© Fundació Joan Brossa / Elisabet Mateu © Fundació Joan Brossa / Elisabet Mateu

Con esta misión de hacer honor (sin adorarlo) a quien da nombre a la institución y, al mismo tiempo, ser un espacio abierto a nuevas miradas, nace la exposición Joan Brossa. La sensación mental de una felicidad completa, comisariada por Anna Llopis, que pretende reforzar la primera voluntad: preservar el legado y la memoria de Brossa. Va dirigida al público que conoce sobradamente la obra del artista, pero también a quien quiera descubrirlo, en una muestra iniciática que sitúe al autor en el contexto político y social de su país, de sus contemporáneos, de sus influencias. Llopis propone un itinerario de doce puestos que se corresponden con doce conceptos definitorios de la obra de Brossa: poesía, sueño, fascinación, vigilia, sombra, conciencia, libertad, revuelta, esencia, fuego, silencio y teatro.

De la altura de los ojos a la de los zapatos

Así pues, el espectador transita del sueño a la vigilia y de la revuelta al silencio con rapidez: las paradas son cortas y se suceden a gran velocidad. Sin embargo, enseguida nos damos cuenta de que esta sucesión rápida de ámbitos esconde una trampa que nos hará dar hasta tres vueltas a la exposición si queremos leerla completamente (por eso la ruta es circular y no cronológica).

A la altura de los ojos del espectador, en la zona cómoda, se han dispuesto los libros de artista, las revistas, los poemarios, la documentación audiovisual y una gran cantidad de materiales que configuran la tesis central de la exposición. Cuando el visitante alza la vista hacia arriba para tomar un poco de aire, el poeta se le hace presente en las partes incómodamente altas de las paredes a través de fragmentos breves de sus textos. Cuando, con la voluntad de digerir la nueva información, baja la mirada hacia el suelo, se encuentra con un nuevo e imprevisto nivel expositivo: a la altura de los zapatos —haciendo alusión a la cita de Brossa “Ahora ya no quiero otro pedestal que los zapatos”— se disponen los conocidos poemas visuales que lo asaltan de nuevo y le disparan a los talones. Con sus palabras, Brossa se dirige a nuestro intelecto, a lo más alto y profundo, pero también sacude nuestros cimientos, lo que nos sustenta, lo que nos ata al suelo.

© Fundació Joan Brossa / Elisabet Mateu © Fundació Joan Brossa / Elisabet Mateu

Cuando tomamos conciencia de la magnitud creativa de Brossa y nos damos cuenta de que esta exposición solo es una pequeñísima cata, descubrimos que todavía no nos lo hemos terminado todo: trufando los distintos ámbitos, y escondidos tras unos auriculares, recitan cuatro rapsodas. Blanca Llum Vidal, Raquel Pena, Oriol Sauleda y David Caño son las voces de Em va fer Joan Brossa, Fogall de sonets, El saltamartí y Sumari astral: las palabras del poeta de un tiempo pasado masticadas por los poetas que le toman el relevo.

Es una exposición que preserva el legado y la memoria de Brossa, pero que lo hace de forma transgresora. Asimismo, ofrece una visión global del poeta, enfatizando sus firmes convicciones; recoge tantos niveles de lectura como públicos posibles, para que tanto quienes conocen a Brossa como quienes lo descubran por primera vez puedan salir nutridos. Algunos no se despeinarán y les bastará con pasear la mirada por la zona cómoda, la de la altura de los ojos, pero los más intrépidos aceptarán el juego de desafiar a los montajes más convencionales y buscarán las palabras de Brossa que gritan allá arriba y se inclinarán ante las esculturas que reposan allí abajo, ignorando las normativas que garantizan una visión óptima de las obras. ¿Óptima para quién? Para los amantes de Brossa, seguramente no.

Joan Brossa. La sensación mental de una felicidad completa

Hasta el 20 de julio de 2025. Fundació Joan Brossa - Centre de les Arts Lliures

Exposición comisariada por Anna Llopis y coordinada por Laura Parrilla. Se exponen unas sesenta obras provenientes de la Fundació Joan Brossa, del MACBA y de otras instituciones, galerías de arte y coleccionistas particulares.

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