Intervenir en los precios de los alquileres: cómo ha impactado la ley de vivienda en Barcelona

Manifestación del pasado 23 de noviembre en Barcelona para reclamar una rebaja de los alquileres. © Ajuntament de Barcelona

El precio del alquiler en Barcelona ha cambiado de tendencia. Y lo ha hecho rompiendo un ciclo de dos años seguidos al alza, en el que ha ido aumentando trimestre tras trimestre hasta rozar los 1.200 euros de media al mes, la cifra más alta de la historia de la capital catalana y, también, de toda Cataluña. Pero los datos del segundo trimestre de 2024 muestran un descenso significativo de un 5,2% respecto a los primeros tres meses del año, lo que sitúa el alquiler medio en 1.131,75 euros. Sin embargo, la cantidad de contratos firmados también ha ido a la baja, con una caída del 17,2% respecto a hace un año.

La actualización de los datos de los precios de los alquileres que se publicó en el mes de octubre era de las más esperadas de los últimos años: había de mostrar si la limitación que se aplicaba en a Cataluña desde marzo era o no capaz de frenar la escalada. Y la conclusión, pese a no ser definitiva, está clara: los precios han bajado tras la aplicación del tope. Así lo muestra la media de todos los contratos firmados en el segundo trimestre, publicada por el Institut Català del Sòl (INCASÒL) a partir de los datos de las fianzas de los alquileres depositadas.

La limitación se aplica en virtud de la ley estatal por el derecho a la vivienda, aprobada a mediados de 2023, que permite a las comunidades autónomas poner un tope al precio del alquiler en los municipios que se declaren como zonas de mercado residencial tensionado. Cataluña aprobó inicialmente 140 y, en julio, otros 131, por lo que las zonas tensas abarcan un total de 271 municipios, en los que viven más de siete millones de personas, es decir, el 90% de la población catalana. En todas estas zonas, el precio de los alquileres ha caído, de media, un 5%.

Pero antes de empezar a hurgar en estos datos, conviene ponerlos en contexto: Cataluña ha sido la primera comunidad autónoma donde se ha aplicado el control de precios previsto en la ley, lo cual la convierte, de facto, en el banco de pruebas de esta limitación. Lo que ocurra con los precios del alquiler en el Principado marcará, en gran parte, el futuro de esta medida. Fuera de Cataluña, cuando salieron los datos, solo se había declarado como zona tensionada otro lugar: el municipio vasco de Errenteria. En noviembre, se sumó Navarra.

Vista aérea de unos edificios de viviendas del barrio del Besòs, con el litoral y el barrio de Diagonal Mar de fondo. © Imatges Barcelona / Dortoka Disseny Vista aérea de unos edificios de viviendas del barrio del Besòs, con el litoral y el barrio de Diagonal Mar de fondo. © Imatges Barcelona / Dortoka Disseny

Y esto es así porque el despliegue de la ley es opcional. Precisamente, este elemento es el que ha enfrentado durante semanas al Gobierno español y a algunas comunidades gobernadas por el PP, con la Comunidad de Madrid a la cabeza, por su negativa a aplicar la ley de vivienda. La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, llegó a amenazar primero con reducir la financiación a las comunidades que no aplicaran la ley, pero después lo matizó diciendo que premiaría a los territorios que la implementaran. Sin embargo, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no se ha movido, como tampoco lo hizo después de la masiva manifestación a mediados de octubre en la capital española, donde decenas de miles de personas salieron a la calle para pedir una bajada de los precios de los alquileres.

Cuando se habla del control de precios, se hace referencia a los dos elementos de la ley de vivienda estatal que actúan como tope en las zonas tensas. Por un lado, existe una regulación que afecta a todos los alquileres y que prohíbe subir el precio a todos los contratos —sean renovaciones a antiguos inquilinos o nuevos contratos—, independientemente de quien sea su propietario. Solo pueden aumentar de precio en línea con la inflación, lo que cambiará cuando el Gobierno español cree otro índice de referencia, que marcará el incremento permitido de los alquileres.

Por otro lado, existe el índice de regulación de los precios, que consiste en un índice de referencia que estipula un rango de precios para todos los pisos de alquiler de grandes propietarios —en Cataluña, esta figura incluye a todos los propietarios con cinco pisos o más— y también para las viviendas que han entrado en el mercado de alquiler por primera vez durante los últimos cinco años.

No es la primera vez que Cataluña aplica un tope al alquiler; en 2020 fue pionera con el desarrollo de una ley propia que limitó los precios durante 18 meses, hasta que el Tribunal Constitucional la dejó sin efecto tras un recurso del PP. De ese caso ya había evidencia empírica y es el elemento que, precisamente, cuando salieron los datos de los alquileres de Cataluña a mediados de octubre, requirió el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para extraer conclusiones definitivas. Todavía era demasiado temprano, decía, para tener una “evidencia suficiente” sobre el efecto de limitar los precios.

¿Y qué sabemos de ese tope de hace cuatro años? El único estudio peer-reviewed —que ha pasado un proceso de revisión y ha sido publicado por una revista académica— lo realizaron Mariona Segú, Jordi Jofre-Montseny y Rodrigo Martínez-Mazza, y las conclusiones fueron de una reducción de los precios del 6%, sin evidencias de una disminución de contratos de arrendamientos firmados. En otras palabras, ese tope no había afectado a la oferta.

La reducción de la oferta, ¿un efecto colateral?

Por el contrario, de los datos de los precios de los alquileres de Cataluña del segundo trimestre se extrae una caída de la oferta. En los municipios tensionados se formalizaron, entre abril y junio, 24.543 alquileres, un 17,2% menos que en el mismo trimestre del año anterior. En el resto del territorio el descenso fue solo de un 1,6%. ¿Se debe al tope? La respuesta es la misma que antes: parece que sí, pero las conclusiones no son definitivas. El propio Sindicat de Llogateres lo atribuía al traspaso masivo de pisos a la modalidad de alquiler de temporada, precisamente para eludir el tope, mientras que la Cambra de la Propietat Urbana consideraba que la disminución de los contratos se debía al traspaso de pisos al mercado de compraventa.

Lo cierto es que, en el último año, parece haber un desplazamiento de parte del alquiler tradicional al de temporada. En Barcelona, el 40% de los anuncios de alquiler de la plataforma Idealista son de temporada, según datos referidos al segundo trimestre de 2024. Asimismo, la capital catalana sufre un descenso del 45% en el número de anuncios de alquiler tradicional, la más acusada de toda España, según el propio portal. De hecho, el desequilibrio entre la demanda y la oferta de alquiler —hay mucha más gente interesada que pisos disponibles— había hecho que los precios fueran al alza durante los últimos meses y que hubiera poca rotación. Esta situación beneficia a quienes ya tienen un contrato —no se mueven de su vivienda—, pero añade dificultades a quienes aún no han entrado en el mercado —es más difícil encontrar un piso de alquiler—.

La otra modalidad en alza es el alquiler de habitaciones. También con los últimos datos de Idealista, alquilar un cuarto en un piso compartido en Barcelona cuesta, de media, 565 euros; es también la cifra más elevada de todas las capitales de provincia de España. En el último año, la oferta disponible de alquiler de habitaciones en la ciudad ha crecido un 26%, solo superada por Alicante (76%) y Málaga (29%).

En Barcelona, una caída generalizada de los precios

El descenso de los precios de los alquileres ha ido más allá de la ciudad de Barcelona y se ha extendido de forma generalizada a los municipios declarados zonas tensionadas. En todos ellos, el precio se sitúa, de media, en 865,56 euros, un 0,1% más respecto a un año atrás, pero un 5% menos en comparación con el primer trimestre de 2023. Y tomando los datos de toda Cataluña, que también incluyen las zonas no tensionadas, los precios han descendido desde los 868,85 euros de media del primer trimestre hasta los 822,97 del segundo.

Los efectos del tope de precios en la capital catalana, a la espera de ser contrastados de forma definitiva, también van en la misma línea. El valor de los alquileres ha caído en todos los distritos de Barcelona, con la excepción de Sant Andreu, donde se ha mantenido con un ligero incremento del 0,19%. Los demás presentan descensos superiores al 3%. Les Corts y Nou Barris son los únicos distritos con caídas por debajo del 4%, y Ciutat Vella y el Eixample, los distritos que registraron un descenso más significativo, con un 9,36% y un 6,79%, respectivamente.

Sant Andreu —que presentaba un estancamiento de los precios— y Nou Barris —que tenía una de las caídas más discretas— son los distritos de la capital catalana con menor precio del alquiler. Mientras en Sant Andreu entrar a vivir de alquiler durante el segundo trimestre de 2024 costaba, de media, 941,6 euros al mes, en Nou Barris eran 798,1 euros. Al otro lado de la balanza encontramos Les Corts y Sarrià - Sant Gervasi, con unos precios medios de 1.339,9 y 1.572 euros, respectivamente.

El efecto por barrios

Si ponemos la lupa en los barrios y elaboramos un ranking con la evolución de los precios en el segundo trimestre de 2024 en comparación con el primero, las diferencias son aún más destacables. La lista la encabeza el barrio de Canyelles, ubicado en Nou Barris, que ha registrado una caída de los precios del 21,3%, seguido de la Marina de Port (– 19,4%), en el distrito de Sants-Montjuïc, y de la Vila Olímpica de Poblenou (– 17,4%), en Sant Martí. Un comportamiento totalmente diferente han experimentado los barrios de la Marina del Prat Vermell (con un incremento del 27,6%), en Sants-Montjuïc, y el Bon Pastor (18,33%), en Sant Andreu. Sin embargo, cuando se mira el impacto por barrios, hay que tener en cuenta que la muestra de nuevos contratos es menor que la total y, por tanto, puede verse alterada por casos particulares.

El barrio más caro de Barcelona sigue siendo Pedralbes, que, pese a registrar una caída del 2,87% del precio medio del alquiler, se mantiene en lo más alto, con 2.057,8 euros al mes. En la cola se encuentra Torre Baró, que ha experimentado un aumento de los precios del 8,54%, hasta los 453,1 euros. Estas dos ciudades en una sola —entre el alquiler medio de estos dos barrios hay una diferencia de 1.500 euros— también muestran una evolución distinta de los precios. Si bien en los cinco barrios más caros de Barcelona el precio medio desciende, en los cinco barrios más baratos se produce un efecto contrario: en tres, los precios suben.

Este reportaje se basa en el último índice de precios de los alquileres publicado en el momento de cerrar la edición, correspondiente a octubre de 2024.

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