Barcelona Metropolis

Barcelona recibe más de 12 millones de visitantes al año, entre turistas de vacaciones y de negocios, que están en la ciudad una media de 2,5 noches. El sector turístico es uno de los motores principales de la actividad económica a Barcelona, con 150.000 puestos de trabajo directos e indirectos; genera el 8,6 % de la ocupación de la ciudad y es la cuarta actividad en creación de riqueza: el 7,3 % del PIB. Barcelona concentra una de cada tres empresas turísticas de Cataluña y casi cuatro de cada seis puestos de trabajo, y recauda más de la mitad de los ingresos del impuesto turístico de todo el país.

Los turistas valoran con un notable la ciudad y repiten en la mitad de los casos. La mayoría de ciudadanos relacionan turismo con riqueza, pero también crecen las críticas a los problemas que comporta: el 59,9 % de los vecinos piensa que Barcelona ha llegado al límite de su capacidad, y los barrios con más visitantes, Ciutat Vella y Gràcia, quieren que disminuya la presencia de turistas.

Un hombre extranjero de unos treinta y siete años llega en avión al Aeropuerto del Prat para pasar unos cinco días en la ciudad después de haber organizado un viaje de vacaciones, contratándolo por su cuenta. Este es el perfil mayoritario del turista de Barcelona, según los datos del estudio Perfil i hàbits dels turistes a la ciutat de Barcelona 2017, del Observatorio del Turismo de Barcelona. Los turistas de hoteles, según la misma encuesta, proceden en un 86 % de fuera de España y, de estos, más de la mitad (52,11 %) provienen de algún país de Europa, mientras que el resto del mundo representa el 34 %.

Barcelona es uno de los destinos de turismo y de viajes de negocios más importantes del mundo. En 2018 se superaron los 12 millones de turistas y los 30 millones de pernoctaciones en la ciudad en hoteles, pensiones, apartamentos turísticos y viviendas de uso turístico (VUT). Los hoteles absorben dos de cada tres turistas. En los últimos treinta años, la demanda de plazas hoteleras se ha multiplicado por cinco y ha pasado del 1,7 millones de turistas en 1990 a los 9,1 millones en 2018, y de 3,8 millones de pernoctaciones a 19,3. Esta demanda no ha parado de crecer cada año con excepción de dos caídas. La primera se produjo en 2008, con el inicio de la crisis económica, y la segunda en 2017, año que Barcelona sufrió el atentado a la Rambla el mes de agosto y se produjeron los hechos del 1 de octubre. Es remarcable que hoteles y viviendas de uso turístico sumen el 85,5 % de la oferta de plazas, y mientras que los primeros acogen 19,3 millones de pernoctaciones, los segundos ya superan los 8,5 millones, aunque con muchos menos turistas, puesto que las estancias en los últimos son más largas, hasta las 3,75 noches de media ante las 2,1 noches en hoteles.

Según el Censo de Alojamiento de 2018, en Barcelona hay 152.046 plazas turísticas ubicadas en un total de 10.486 alojamientos. El 38,5 % de las plazas corresponde a viviendas de uso turístico por un 47 % ubicadas en hoteles y hoteles-apartamento. El distrito del Eixample concentra el 37 % de las plazas de alojamiento turístico (56.326), y junto con Ciutat Vella (27.436) representan más de la mitad (el 55,1 %) de la oferta total de la ciudad. Sant Martí y Sants-Montjuïc presentan también una dotación significativa de plazas y conjuntamente representan una cuarta parte de las de la ciudad, mientras que Nou Barris y Sant Andreu cuentan con una oferta escasa.

Primera en cruceros y congresos internacionales

En el ámbito internacional, Barcelona se sitúa en las primeras posiciones en muchos rankings. En 2017 ha sido la sexta ciudad más visitada de Europa y la 23 ciudad más visitada entre cien urbes del mundo, según el informe Top Cities Destination Ranking, de Euromonitor International. The European Cities Marketing Benchmarking Report 2016/2017 clasifica Barcelona en quinta posición europea en cuanto a las pernoctaciones internacionales, mientras que para Trip Advisor es la sexta del mundo en atractivo para turistas en 2017. El mismo año, con 2,7 millones de pasaje de cruceros, Barcelona se mantiene como primer puerto base de Europa y del Mediterráneo para cruceros y es el cuarto puerto base del mundo. El Prat Josep Tarradellas, con 47,3 millones de viajeros, ha sido el séptimo aeropuerto con más pasajeros y el segundo que más ha crecido (7,1 %) de Europa, según la Airport Traffic Report de 2017.

Barcelona es también referente en reuniones de negocios y en 2018 ha batido récords. Según el Barcelona Convention Bureau, el impacto económico de los congresos y convenciones ha pasado de los 1.851 millones de euros en 2017 a los más de 1.901 millones de euros en 2018. La ciudad ha acogido 1.728 reuniones (incluyendo congresos, jornadas y convenciones), que han supuesto 2.393.252 de pernoctaciones, un 7,4 % más que el año anterior y en el caso de los congresos, un 15 % más. La estancia media de los delegados por primera vez roza los cinco días.

Según el ranking de la International Congress and Convention Association (ICCA), es la única ciudad no capital de estado que se ha mantenido en las cinco primeras posiciones en número de congresos internacionales durante los últimos diecinueve años. A pesar de que en 2018 ha bajado de la primera a la cuarta posición en número de congresos internacionales acogidos (163), este año ha sido la primera ciudad del mundo en número de delegados que participan en estos congresos (135.000).

Mucho trabajo de salarios bajos

El sector turístico genera el 8,6 % de la ocupación de Barcelona, es la cuarta actividad en creación de riqueza y representa el 7,3 % del PIB de la ciudad. El año 2018 cerró con 96.257 personas afiliadas a la seguridad social, después de crear 20.000 puestos de trabajo en solo seis años. El 87,5 % de la ocupación corresponde a personal asalariado, y el 12,7 % a trabajo autónomo. Si se considera una definición más amplia del sector, incluyendo el transporte de pasajeros, la organización de congresos, las actividades artísticas o algunas actividades deportivas con impacto relevante sobre el turismo, el número de puestos de trabajo se aproxima a los 150.000. En los últimos diez años, ha habido un incremento del 30,9 % de los puestos de trabajo turísticos, cuando en ese mismo periodo el incremento de ocupación en la ciudad ha sido del 7,9 %. El sector turístico cerró 2018 con 8.754 empresas con asalariados, que suponen el 11,5 % de las de la ciudad. Asimismo, concentra el 36,7 % de los puestos de trabajo del turismo en Cataluña, un valor tres puntos superior al de la ocupación total de la ciudad sobre el Principado (33,3 %) y el 29,3 % de las empresas catalanas con asalariados dedicadas a esta actividad.

En 2018 la hostelería fue el segundo sector económico de Barcelona con más volumen de ocupación en la ciudad, con un total de 216.453 contratos, que representan el 16,7 % del total. De estos, el 16,1 % fueron indefinidos y el 83,9 %, temporales. Por subsectores de actividades, el volumen de contratación más grande fue para los servicios de comidas y bebidas (60,1 %), seguido de los servicios de alojamiento (32,6 %) y las agencias de viajes y operadores turísticos (7,2 %). El salario medio en la hostelería se situaba en 16.708 euros el año en 2017, lo que supone poco más de la mitad del salario medio de la ciudad (30.263 euros) y lo sitúa como el sector con menos nivel salarial y uno de los que ha experimentado una mayor pérdida de poder adquisitivo desde 2010. En cambio, la hostelería es uno de los sectores con menor brecha salarial de género, con una diferencia entre hombres y mujeres (12,3 %) casi diez puntos inferior a la media barcelonesa (21,8 %).

En el año 2018, el número de personas paradas procedentes del turismo en Barcelona fue de 8.946, y registró una bajada del 7 %, mientras que en la ciudad se redujo un 6 %. A pesar de crear ocupación neta, en los últimos años, el sector muestra una evolución del paro registrado menos favorable que el conjunto de Barcelona. Desde 2012, el paro en la hostelería ha registrado un descenso acumulado del 20 % y en la ciudad se ha reducido un 38,2 % en el mismo periodo. Este hecho responde en parte a la fuerte estacionalidad y al traspaso al registro del turismo de personas en paro provenientes de otras ramas por sus mejores perspectivas de ocupación.

El turismo y la ciudad, beneficios y críticas

La actividad turística genera varios impactos y valoraciones de los diferentes agentes implicados, tanto entre quienes participan activamente, los turistas, como entre quienes lo reciben, es decir, los ciudadanos de Barcelona. En cuanto a los turistas, dan una nota de 8,8 puntos a la ciudad y casi la mitad (46,8 %) repite la experiencia, según el estudio Perfil i hàbits dels turistes a la ciutat de Barcelona 2017. Los cinco aspectos mejor valorados son la arquitectura (9,26), la cultura (8,91), el entretenimiento (8,61), el transporte público (8,51) y el carácter y la amabilidad de la gente (8,47).

En el Índice de reputación online del Laboratorio de Turismo de la Diputación de Barcelona, en 2017 la mejor nota se lo llevan los atractivos de la ciudad con un 8,91, mientras que el alojamiento (8,24) y la restauración (8,13) obtienen puntuaciones inferiores, pero siempre por encima del 8. En cuanto a los lugares preferidos de la ciudad, la Sagrada Familia es el monumento más visitado, con 4,52 millones de turistas; seguida del Park Güell, con 3,12 millones, y el Museo del Barça en tercera posición, con 1,84 millones de visitantes.

En cuanto a la percepción de los ciudadanos, la relación entre turismo y riqueza está muy arraigada en el ideario barcelonés. Según el estudio de Percepción del turismo en Barcelona 2017 del Observatorio del Turismo de Barcelona, el 57,5 % de las personas encuestadas en 2009 ya asociaban espontáneamente estos dos elementos, y en 2017 se llega al 70,3 %. El 83,1 % de los ciudadanos consideran que el turismo es beneficioso, y tres de cada cuatro barceloneses lo menciona como el sector económico que aporta más riqueza. Aun así, se observa la tendencia a ser cada vez más críticos con el turismo y los beneficios que representa. Y es que la opinión favorable al turismo ha caído desde 2012, cuando el 96,1 % de los ciudadanos creían que era beneficioso para la ciudad. Mientras que el 35,2 % de población considera ahora que Barcelona tiene que continuar atrayendo turistas, el 59,9 % piensa que la ciudad ha llegado al límite de su capacidad. Este porcentaje aumenta hasta el 68,6 % entre los residentes de barrio turístico. Solo entre las personas con nacionalidad extranjera y entre los residentes en Nou Barris se observa un equilibrio entre las dos opciones. En el resto de sectores de población y de territorio se ha instalado la sensación de que Barcelona ha llegado al límite de su capacidad en cuanto a los servicios que puede ofrecer al turismo. Solo al 17,1 % de los barceloneses le gustaría que en su barrio hubiera más turistas y el 65,8 % está de acuerdo con los turistas que hay.

El efecto sobre los precios es uno de los motivos por los que los encuestados creen que el turismo perjudica a la ciudad. Ocho de cada diez encuestados opina que la presencia de visitantes provoca el aumento de los precios de Barcelona, especialmente en la restauración y el alquiler de viviendas. El Barri Gòtic y Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, o la Vila de Gràcia son los que más claramente ven este aumento de precios a causa del turismo (alrededor del 80 %), mientras que en Nou Barris el porcentaje se reduce al 15 %.

Respecto a 2016, disminuye la percepción del buen comportamiento de los turistas. La mitad de las personas encuestadas dice que este comportamiento es bueno o muy bueno. El 14,5 % responde que es malo o muy malo. Este porcentaje llega hasta el 38,6 % al barrio de la Barceloneta. Las quejas sobre el mal comportamiento tienen que ver con el incivismo o mala educación (66,1 %, diez puntos más que en 2016) y con las borracheras (16,7 %, doce puntos menos respecto a 2016).

Los retos de la gestión del turismo

Desde 2013, la valoración de la gestión municipal en relación con el turismo de la ciudad ha empeorado cada año. Mientras que en 2013 casi tres de cada cuatro personas valoraban positivamente el turismo (74,7 %), en 2017 solamente lo hacían el 40,8 % de las personas encuestadas. Por barrios, los más descontentos continúan siendo los vecinos de la Barceloneta. Las principales quejas se centran en la mala gestión de los apartamentos turísticos (20,5 %) y la mala gestión en general (18,3 %).

La ciudad ha recaudado en 2018 más de la mitad de los ingresos del impuesto de estancias en establecimientos turísticos de toda Cataluña. En el ejercicio 2017-2018, la cifra ha llegado a los 56,5 millones de euros y, de estos, 30,65 millones los han recogido los establecimientos de la marca Barcelona. Los hoteles son el principal aportador de ingresos al impuesto (19,8 millones de euros) y los siguen las viviendas de uso turístico (VUT), con 8,2 millones de recaudación. Ha caído en un millón de euros la recaudación hotelera y ha aumentado en dos millones la cantidad proveniente de las viviendas turísticas, que se debe sobre todo a que en 2017 se incrementó la tarifa de 0,65 a 2,25 euros por persona y noche en estos establecimientos. Los cruceros de Barcelona aportan 1,2 millones de euros, y los albergues de juventud, 0,9 millones.

El impuesto turístico es una herramienta para impulsar el turismo sostenible y de calidad y la protección, preservación, recuperación y mejora de los recursos turísticos. Desde hace dos años, el Ayuntamiento gestiona la mitad de este impuesto, mientras que hasta 2016 la ciudad recibía el 34 %. Entre 2015 y 2019 se han destinado más de 22 millones del impuesto de estancias en establecimientos turísticos (IEET) a proyectos de retorno de mejora de los espacios y los servicios para toda la ciudadanía con el objetivo de compensar los efectos negativos del turismo en la ciudad.

En 2018 se han destinado unos 9,6 millones de euros a la lucha contra el alojamiento ilegal, a proyectos de mejora en los barrios y a la potenciación de la oferta cultural, entre otros. Esta línea de actuación se ha concretado en el refuerzo, en 2017 y 2018, de las líneas de autobús regular con origen y destino a las playas de la ciudad (D20, V15 y 59), el Plan de Convivencia de Ciutat Vella, el Plan de Plazas de Gràcia o el servicio de agentes cívicos para la regulación de los espacios de gran afluencia como la Sagrada Familia o Ciutat Vella o la araña web, que sirve para rastrear datos en la red y que es uno de los pilares para detectar los establecimientos que no tienen licencia.

Desde 2016, el número de anuncios de viviendas de uso turístico sin licencia se ha reducido de 5.875 a 272, y se ha dictado la orden de cierre de 4.900 pisos. El año 2018 ha acabado con un 95 % de pisos turísticos ilegales menos en Barcelona. Desde la puesta en marcha del plan de choque en 2015, según los datos de marzo de 2019, los equipos municipales han evaluado 17.000 domicilios anunciantes en 140 portales web diferentes.

Con estas y otras medidas, se despliega el Plan Estratégico de Turismo 2020, aprobado en 2015 para abordar este fenómeno tan complejo y con múltiples retos y al que dar respuestas velando por la sostenibilidad y conciliando los intereses de los diferentes agentes implicados: ciudadanos, turistas y profesionales del sector.