El año del búfalo no termina
- Libros
- Pliego de cultura
- Jul 22
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La última novela de Javier Pérez Andújar, El año del Búfalo, es una novela astronómica porque es la obra de alguien que lleva años tomando medidas para llegar a la conclusión de que vivimos en un agujero negro. Y también lo es porque es un desplegable de universos infinitos: personajes, lugares, épocas y eventos históricos.
Según el horóscopo chino, el año del búfalo llega cada 12 años, pero la última novela del escritor barcelonés Javier Pérez Andújar, que toma como título esta efeméride, es un fenómeno único e irrepetible. El libro plantea la edición del manuscrito póstumo de Folke Ingo, un comunista finlandés que sueña con ser español. Este es el principal argumento de El año del Búfalo, editado por Anagrama, pero de los pies de página de esta novela surgirán un sinfín de tramas paralelas que el autor denomina psicofonías.
El año del Búfalo es una novela astronómica, en un primer sentido, porque es la obra de alguien que lleva años tomando medidas (libretas repletas de notas, en su caso) para llegar a la conclusión de que vivimos en un agujero negro. Y también es astronómica, en una segunda acepción, porque es un desplegable de universos infinitos: personajes, lugares, épocas y eventos históricos.
El escritor nos regala una cosmogonía, la suya —aunque El año del Búfalo le deba mucho a la astrología e incluso a la parapsicología—, porque Javier Pérez Andújar escribe siempre desde el lado de los perdedores. Leemos, en medio de la novela, “la escritura es magia”, y es que las palabras del autor de Catalanes todos son un conjuro contra los tiempos que pasan sin que nadie los reconozca ni los recuerde.
El libro es un puñetazo a la desmemoria desde las notas a pie de página: el pariente pobre, la línea despreciada de cualquier texto, el fleco que se le escapa al relato mayoritario. Y, de este modo subrepticio, las hormigas textuales al pie de la página acaban arrebatando el protagonismo a la redacción anémica que emula la Wikipedia, donde el autor explica la crisis del petróleo, el atentado de Carrero Blanco o la creación del Frente Polisario, todos ellos eventos que se produjeron en un año del búfalo. A estos relatos, disfrazados de entradas de enciclopedia, los denomina psicofonías, porque todo el mundo sabe que la parapsicología es la ciencia que cree en los fenómenos sobrenaturales y porque el autor nos quiere mostrar que lo que tiene lugar en el más allá tiene mucho que ver con lo que ocurre en la esquina. Lo decía el poeta francés Paul Éluard, “hay otro mundo, pero está en este”, y esto es lo que el escritor pretende demostrarnos a lo largo del libro.
Pérez Andújar saca a todos los personajes a pastar: los vivos, los muertos, los reales y los imaginados, y hace con ellos lo que quiere para mostrarnos que existe una línea de puntos que los une.
El año del Búfalo es también una novela por pisos, como una “13 Rue del Percebe”, donde vivir en el piso de arriba no significa estar por encima de los demás. Hay muchas galerías subterráneas en este relato: la de los eventos históricos; la de un grupo de amigos que en plena pandemia han decidido confinarse en un garaje con puerta metálica porque solo encerrados han encontrado la manera de existir; en otro nivel, las biografías de dos escritores: la del finlandés Folke Ingo, personaje inventado, que siendo un ser de lejanías no puede ser más español; y la del periodista vivo Gregorio Morán, otro irreductible que, como el autor, ha convertido la nota al margen en su bastión.
Todos los Pérez Andújar
Pérez Andújar saca a todos los personajes a pastar: los vivos, los muertos, los reales y los imaginados, y hace con ellos lo que quiere para mostrarnos que existe una línea de puntos entre las pinturas rupestres, la pandemia, el reloj de Mickey Mouse con el que el emperador japonés Hirohito quiso ser enterrado y el último viaje de Franco en un helicóptero, que se parecía demasiado al del anuncio de Tulipán. Lo que hay sobre todo en esta novela son bigotes, que es la forma pop de decirnos que la historia está repleta de dictadores, asesinos y desgraciados.
El año del Búfalo no se parece a ninguno de sus trabajos anteriores. Él mismo ha hecho estallar su propia máquina. En las páginas reconcentradas de esta golosina literaria encontraremos todos los Pérez Andújar de las novelas anteriores. Está el político de Catalanes todos; el lírico de Paseos con mi madre; el enamorado de las palabras de El diccionario enciclopédico; el que sabe que todo empezó con un maestro de Todo lo que se llevó del diablo; y el estrafalario y mágico de La noche fenomenal.
El de ahora es un libro pandémico, un viaje hacia adentro, consciente de que no hay escapatoria: “Toda dictadura es un confinamiento”, lo escribe y lo explica perfectamente la audaz portada de otro Andújar, el artista Daniel G. Andújar. Como un personaje de Solaris de Stanisław Lem, el autor nos arrastra hacia la nave Suburbia porque sabe a ciencia cierta que la única manera de sobrevivir, ahí fuera, es con la literatura. Somos la mariposa sin alas de la canción Cymbaline de Pink Floyd.
El año del Búfalo
Javier Pérez Andújar
Anagrama, 2021
256 páginas
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