Barcelona Metropolis

El libro La Barcelona de Pilar Aymerich, coeditado por Comanegra y el Ayuntamiento de Barcelona, se estructura en diversos temas que iluminan espacios y movimientos de nuestra historia reciente: las luchas obreras, la explosión del feminismo más reivindicativo, el resurgimiento del teatro, los protagonistas de la cultura y la política, la ciudad insólita… Encontramos los personajes y los escenarios, y también los momentos convulsos y exaltados de la transición, de las peleas por cambiar un mundo gris y represor por otro más justo y democrático, momentos en los que la fotógrafa se involucra con su cámara, como una mano más entre las que empujan. Sin objetividades imposibles, Aymerich se pone del lado que le dictan la razón y el corazón.

En el capítulo que el libro dedica a los retratos es donde podemos admirar la capacidad de la autora para captar esas facetas inexploradas de quien protagoniza la imagen. En el cara a cara que Aymerich sostiene con las personas a las que retrata, además de la precisión técnica del juego con la luz y el enfoque para ofrecer una definición óptima, se trasluce una intuición que capta la esencia de quien tiene delante. Y es así como interpela a los espectadores pasivos y nos propone averiguar qué nos dice del personaje ese gesto, esa sonrisa o ese escenario.

La fotógrafa

La vida y la obra de Pilar Aymerich desfilan en carrusel por las páginas de este libro. Son cerca de treinta años de intensas vivencias y de amor apasionado por la ciudad y sus habitantes. Podemos seguir su biografía (siempre que encajemos las piezas) como niña del barrio del Carmel que alza el vuelo con la formación teatral en la escuela de Adrià Gual, donde coincidió con Montserrat Roig y donde encontró la enseñanza de Maria Aurèlia Capmany y Ricard Salvat; su regreso a Barcelona desde Londres y París, y el inicio en el trabajo periodístico con Roig.

De aquellos años, todavía bajo el peso del franquismo, son las adscripciones al feminismo y a los movimientos reivindicativos de izquierda, y se reafirma el interés genuino por la cultura y su estima por el teatro y por la ciudad. En el libro también se pueden buscar las pistas de sus referentes culturales, autoras y autores que desde diversas disciplinas, como la dramaturgia, la poesía, la pintura, la política y el periodismo, han ido encontrando cobijo en el espíritu de la autora.

La obra nos permite ver con sus ojos lo que la fotógrafa miró y, al mismo tiempo, saber sus circunstancias, porque en este libro Aymerich nos descubre lo que nunca se explica de la propia creación. En algunos casos, la autora nos acerca las reflexiones previas y posteriores al acto de captar la fotografía; en otros, las impresiones que le causa un determinado ambiente, las emociones que le provoca un personaje, e incluso nos confiesa las estrategias para realizar un encuadre determinado o captar la luz más adecuada.

El libro está repleto de historias que ahora parecen imposibles, por lo reglamentada que se ha convertido la convivencia y por lo impasibles que nos hemos vuelto la ciudadanía. Pero, gracias al ojo atento y a la sensibilidad de Pilar Aymerich, el pasado se nos hace presente y aquellos acontecimientos regresan a nosotros ahora en este libro, para dejar huella de lo que un día fuimos e hicimos. Y para mostrar a quienes no lo vivieron que es posible, como dice Aymerich, “hacer la revolución con alegría”.