Barcelona es una ciudad global inmersa en procesos de transformación urbana vinculados a la competitividad económica, la equidad social, la sostenibilidad ambiental y la salud pública, factores ya presentes en el urbanismo de Ildefons Cerdà en el siglo XIX y que cada generación redefine según el contexto de su tiempo. Corresponde a nuestra generación asumir estos retos después de la crisis de la COVID-19, teniendo en cuenta las transiciones digitales y ecológicas que definirán esta década.
Las ciudades se comportan como organismos vivos, evolucionan y se transforman para adaptarse al entorno. Cada ciudad tiene su propio ADN, un conjunto acumulado de códigos dotados, adquiridos o inventados a lo largo de los siglos y que se convierten en las estructuras, ideas y aptitudes rectoras que fundamentan la mentalidad única de cualquier ciudad. En Barcelona, este ADN incluye la sensación local de la ciudad y su amor por el espacio al aire libre, la predisposición para liderar cambios y reformas, la perspectiva global y el instinto de conexión y relevancia en todo el mundo, y la voluntad de soñar a lo grande y dar forma al futuro mediante proyectos colectivos de “reinvención”. Barcelona es una musa de la vida de todos los que viven en la ciudad, y los exhorta a inspirarse en su historia y en sus iniciativas acumuladas.
Barcelona ha heredado un enorme legado urbanístico, un tesoro del que se sigue aprendiendo. Desde el Eixample de Cerdà hasta la transformación olímpica, el trinomio urbanismo-economía-equidad social forma parte de la ciudad y así es como la seguiremos repensando. Fue Pasqual Maragall, el alcalde artífice de la transformación de la ciudad más admirada internacionalmente, quien señaló el error de tendencia de la economía clásica y neoclásica, centrada en hacer abstracción del espacio y olvidar que sus formas inspiran y enriquecen los procesos económicos. En la ciudad, y en la economía urbana, el diseño y la organización del espacio son factores clave. A medida que las ciudades se desplazan hacia una nueva economía urbana, diferente de una economía digitalizada —pero complementaria—, será el carácter del lugar y del espacio lo que dará ventaja a las ciudades.
El Barcelona Green Deal evolucionó hasta llegar a tener un claro objetivo prioritario: relanzar Barcelona después de los efectos de la pandemia que aún vivimos.
Economía y espacio urbano
La relación entre economía y espacio urbano aborda el imperativo social que sustenta la vitalidad y el dinamismo de todas las ciudades. Las estrategias económicas de las ciudades dependen del crecimiento de puestos de trabajo en lugares físicos que ayuden a la formación de clústeres especializados, o lugares que puedan equilibrar diferentes sectores económicos combinando las instalaciones y las comodidades necesarias para una mezcla de usos enriquecedora. La capacidad de combinar diferentes actividades en los mismos espacios y lugares en distintos momentos del día y de la semana es una característica única de las ciudades, lo que favorece que varios ecosistemas se fortalezcan en lugares donde puedan beneficiarse de la proximidad. Esto significa que la ciudad pospandémica reactivada puede adaptarse a las necesidades del medio ambiente, promoviendo una nueva generación de barrios más sostenibles socialmente y económicamente.
En enero de 2020, el Área de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona presentó en el Círculo de Economía el Barcelona Green Deal, la nueva agenda económica para la ciudad con el año 2030 como horizonte. Esta nueva agenda identifica los sectores prioritarios para alcanzar un nuevo modelo de ciudad más competitivo, más sostenible y más equitativo. Después del choque de la doble crisis sanitaria y económica provocado por la COVID-19, en abril de 2021 se celebraron en el Disseny Hub Barcelona unas reuniones de trabajo sobre la reactivación de la economía de la ciudad, el Barcelona ReAct, que fue una oportunidad para seguir trabajando sobre el Barcelona Green Deal, debatiendo soluciones locales para problemas globales y manteniendo diálogos constructivos con todos los agentes económicos y sociales de la ciudad.
El Barcelona Green Deal evolucionó hasta un claro objetivo prioritario: relanzar Barcelona después de los efectos de la pandemia que todavía vivimos. Esta nueva agenda económica plantea recuperar la ciudad a partir de proyectos que nos permitan no solo volver donde estábamos antes, sino avanzar hacia un futuro más ambicioso para el conjunto de la ciudadanía de Barcelona. Y ese futuro se debe definir con la mirada puesta en una triple dimensión: la global, la metropolitana y la local.
Soluciones locales a problemas globales
En cualquier año normal, una conferencia sobre la economía futura de las ciudades en Barcelona sería un acontecimiento muy esperado. Pero, en 2021, este evento no solo es una sorpresa, es más bien un choque y una epifanía. Cuando nos reunimos, del 13 al 16 de abril, en Barcelona, para muchas personas fue el primer evento presencial al que asistían en doce meses. Este encuentro fue una muestra más de cómo Barcelona es una ciudad que crea nuevas tendencias, una ciudad que demuestra cómo activar agendas con un entorno inspirador.
La pandemia ha dejado a los y las urbanistas de todo el mundo con un dilema. Por un lado, el confinamiento nos dejó hambre y sed de compartir espacios de la ciudad que eran el escenario y el apoyo de nuestras vidas. Por otro lado, el aumento masivo de la vida digital y virtual parecía anunciar el inicio de un nuevo ciclo de ciudades híbridas y estilos de vida combinados, un salto cuántico en nuestra comprensión de las complejas relaciones entre espacio, economía, tecnología, personas, planeta, identidad y sentido de pertenencia.
Las ciudades deben ser buenas en las cosas que no pueden realizarse online si quieren tener éxito y prosperar.
La pandemia está desencadenando una serie de cambios en los comportamientos a medio plazo que impactarán en nuestras ciudades a través de los patrones de demanda permanentemente cambiantes del nuevo ciclo económico, ciclo que se manifestará a medida que el virus vaya desapareciendo de nuestras vidas. Estos cambios tienen múltiples dimensiones arraigadas en la aceleración de la digitalización y la descarbonización de la economía, de las relaciones laborales, de los hábitos de consumo y de los sistemas urbanos. Estos cambios a medio plazo pueden incluir: incremento del teletrabajo; aumento de la comida para llevar y de las compras online; reducción de los turistas, estudiantes y congresistas internacionales; aumento del ocio digital; reducción de los usuarios del transporte público; e incremento de la digitalización de servicios como la banca, la sanidad o los servicios del gobierno local, que podrían reducir todavía más la presencia de actividad en los centros urbanos.
Todo lo que se pueda hacer de manera fácil y eficiente online empezará a hacerse online. La pandemia tiene un “efecto de clasificación”. En la pospandemia hay una nueva ecuación entre la virtualidad y la presencialidad. La pandemia ha servido como prueba no deseada del concepto de vida y trabajo digitales, y la ciudad debe encontrar y centrarse en las cosas que solo se pueden hacer cara a cara y en un espacio físico. Se pone un nuevo acento en la experiencia, la innovación, la creatividad, la cultura, la salud, el hábitat, los eventos en directo y la creación de lugares. Las ciudades deben ser buenas en las cosas que no pueden realizarse online si quieren tener éxito y prosperar. Se trata de un cambio importante y enriquecedor para las ciudades.
Estas transformaciones no están exentas de riesgos para las ciudades que solo se ajustan lentamente. Los efectos combinados de varios de estos cambios de comportamiento a medio plazo en nuestros centros urbanos podrían ser tales que la “separación” de la mezcla de usos en la ciudad se produzca en algunos lugares y luego se acelere en un marcado ciclo de decadencia.
Hacia un nuevo futuro
Pero esta pandemia también se puede considerar como una oportunidad para nuestros centros urbanos de orientarse hacia un nuevo futuro. Podemos reformar nuestras ciudades en función de las cosas en las que son buenas. Es importante reinventar y reactivar nuestras ciudades alrededor de roles que no compiten con las plataformas y los dominios online, pero que pueden complementarlos y beneficiarse de ellos, equipando nuestras ciudades y economías urbanas para expulsar el carbono y mejorar la habitabilidad y la calidad del aire.
En este contexto, las ciudades tienen oportunidades para ampliar la vivienda para los residentes locales, acelerar la reducción de las emisiones de carbono, priorizar la salud y los centros urbanos con un aire más limpio, focalizarse en la economía de la innovación, desarrollar su papel como centros de conocimiento, expandir las experiencias únicas para los visitantes y explorar una nueva agilidad y un uso más imaginativo de los espacios abiertos y edificios con funciones que ya no son necesarias. Estas oportunidades proporcionan a las ciudades la posibilidad de reposicionarse en el contexto pospandemia, combinando mejor las ofertas en un nuevo mix atractivo para diferentes grupos de personas.
La conectividad es una plataforma esencial para estas oportunidades. La tecnología y los dominios digitales, además de permitir las compras online o el trabajo flexible, proporcionan herramientas y datos para que los centros urbanos tengan más éxito. Las plataformas digitales pueden aumentar la agilidad y la utilización de los edificios y del espacio, optimizando su funcionamiento y reduciendo los residuos. La tecnología también puede mejorar la seguridad y ayudar con la calidad y la salud de los espacios públicos. Las plataformas de redes sociales proporcionan igualmente medios para generar afinidad e impulsar la demanda de equipamientos de la ciudad. Los sistemas de inteligencia artificial y las plataformas IdC (internet de las cosas) pueden aumentar la eficiencia de los espacios densamente utilizados y orientarse mejor a oportunidades y recursos. Hay una compensación entre lo físico y lo digital, son complementarios, pero su dominio en diferentes actividades está cambiando.
Barcelona ya es la capital mundial del móvil. Por lo tanto, mostrar al mundo cómo resolver los problemas urbanos asociados a la vida digital es un papel natural para la ciudad. Las jornadas Barcelona ReAct escogieron estos temas como telón de fondo y construyeron una rica visión de verde, azul, salud, alimentación, ciencia, espacio público, agua, aire, ideas, arte, empresa y talento. Y, detrás de todo esto, la idea de la ciudad como plataforma de lugar, pertenencia y colaboración. La conferencia estableció un nuevo programa: Barcelona es, una vez más, líder de tendencias y de agendas de debate.
Infraestructuras, áreas de transformación económica y proyectos tractores
Para desplegar la agenda surgida de Barcelona ReAct, el Barcelona Green Deal promueve una economía equitativa, sostenible y competitiva, con oportunidades y empleo de calidad en sectores estratégicos como la biotecnología y las ciencias de la salud, las TIC, las industrias creativas y la industria 4.0. Y también fomenta una Barcelona con una economía de visitantes sostenible y distribuida por toda la ciudad, que convive con barrios más habitables, con más espacios verdes y con edificios rehabilitados respetuosos con el medio ambiente, donde se prioriza la actividad comercial local.
Como todas las ciudades mundiales, la competitividad de Barcelona estará condicionada por su grado de conectividad metropolitana, internacional y digital. Barcelona debe situarse al frente de la inversión en infraestructuras de conectividad (puerto, aeropuerto, tren, metro, 5G...) para liderar un humanismo digital mientras refuerza su posición como capital digital y polo dinamizador de los ecosistemas de innovación y de emprendimiento locales y globales.
Además de las propuestas transversales de políticas de promoción económica por toda la ciudad, el Barcelona Green Deal identifica cinco áreas de transformación económica como espacios de oportunidad: la Zona Franca, Montjuïc, el centro de la ciudad, el 22@ y el área industrial del Besòs. En cada uno de estos ámbitos, el Ayuntamiento promueve proyectos tractores que revitalicen los barrios y generen sinergias con los activos y los ecosistemas económicos y sociales que ya existen en la ciudad.
Durante la próxima década, Barcelona avivará de nuevo su ADN, reforzando cuestiones como la atracción de talento, la producción local, la reindustrialización y la vocación internacional de la ciudad.
Esta nueva “hoja de ruta” desarrollará un nuevo “mapa mental” para la ciudad. Igual que en el pasado, se ha capturado un nuevo poder transformador para reinventar la ciudad; esta energía regresa a Barcelona. Durante la próxima década, Barcelona avivará de nuevo su ADN, reforzando cuestiones como la atracción de talento, la producción local, la reindustrialización y la vocación internacional de la ciudad. El Barcelona Green Deal impulsa una ciudad más equitativa, más competitiva, más sostenible y más sana, una Barcelona de oportunidades que vertebra la región metropolitana y se abre al mundo como una ciudad global revisada y alineada con los imperativos planetarios.
La Zona Franca mantendrá más servicios logísticos y de neoindustria (industria sostenible y digitalizada) y, junto con el nuevo barrio de la Marina del Prat Vermell, conformará una nueva centralidad y redibujará las dinámicas urbanas en una ubicación estratégica entre el puerto y el aeropuerto de Barcelona.
En Montjuïc se promueven actividades en la economía del deporte y la cultura, como el nuevo Sports Tech Hub. La Feria de Montjuïc seguirá promoviendo Barcelona como ciudad de exposiciones y evolucionará como polo económico dinámico que revitalice los barrios del entorno.
En el centro de Barcelona (distrito de Ciutat Vella y sus barrios circundantes), la propuesta es promover una economía equilibrada, que mejore las sinergias entre actividades intensivas en conocimiento y el uso de la proximidad del barrio, para disfrutar de un centro donde se pueda vivir, trabajar y visitar. Algunos de los principales proyectos de esta transformación serán el edificio de Correos (un edificio emblemático actualmente infrautilizado), que se convertirá en un polo de dinamismo económico a la vez que generará puestos de trabajo y servicios de alto valor añadido para el barrio; y el Puerto Olímpico, recuperado como espacio abierto al público, que acogerá un Hub de Economía Azul, que generará sinergias con el deporte, las actividades náuticas y la gastronomía.
El distrito 22@ avanza como motor de innovación y creatividad de la ciudad, con una mezcla de usos y calidad de vida, donde el Ayuntamiento consolidará dos nuevos ejes: la “milla creativa” en la calle Pere IV y el eje verde en la calle Cristóbal de Moura.
Los polígonos del Eje Besòs son el otro gran pulmón productivo de la ciudad, que en los próximos años se verán afectados por la transformación del entorno de la estación de tren de La Sagrera. Se trata de un área industrial, completamente integrada en el tejido urbano, en la que se promoverá la ubicación de actividades neoindustriales, actividades de movilidad urbana sostenible de última milla e iniciativas relacionadas con la economía verde y circular.
Del número
N120 - Oct 21 Índice
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