Tipo: Instalación

Público: Todos los públicos

Jordi Mitjà explica: “De pequeño, mi padre, cerrajero de profesión, me decía que no mirara fijamente la soldadura, que me quemaría los ojos. Y yo le hacía caso, siempre apartaba la mirada y me fijaba en el parpadeo de las sombras y en cómo se amplificaban sobre las paredes del taller, o en las chispas y sus trayectorias aleatorias hacia el suelo”. De esta experiencia nace este proyecto, de las consecuencias de unas luces que son perjudiciales para los ojos pero, a su vez, fascinantes, abstractas e hipnóticas.

Y la propuesta se basa en esta prohibición inicial, precisamente para desobedecerla. La investigación abre el abanico de opciones, hace unos trabajos de observación que permiten acercarse a la luz tanto como se pueda y, en la sala, se resuelve con tres videoproyecciones. El público puede deambular por la instalación visual y sonora y acercarse a las videoproyecciones y a las imágenes retroproyectadas.

Agradecimientos: Hangar.org