Un espacio que había acogido un convento de la orden de los capuchinos y que, después de la desamortización de Mendizábal de 1835, se convirtió en un teatro (el Teatre dels Caputxins, después Teatre Nou) dejó paso, en 1848, a una de las pocas plazas soportales que aún hay en la ciudad, diseñada por Daniel Molina. Aquí encontrarás una fuente central dedicada a las Tres Gracias y unas farolas que son una obra temprana de Antoni Gaudí, además de algunas de las terrazas más populares de la ciudad.