La promoción de la vía Augusta, en el barrio de Sarrià, la componen trece viviendas de alquiler asequible, trece trasteros y nueve plazas de aparcamiento. De los trece pisos, cinco tienen 75 metros cuadrados y tres habitaciones, y ocho tienen 55 metros cuadrados y dos habitaciones. Estas viviendas, además, están destinadas a colectivos diferentes: tres están reservadas para vecinos del barrio, cuatro para personas de menos de 35 años, dos para familias monoparentales y cuatro son de régimen general. Esta promoción es una de las cuatro que se entregarán durante los próximos meses y que suman un centenar de viviendas en las que vivirán unas 270 personas.

En la construcción de las viviendas se ha tenido muy en cuenta la eficiencia energética. Disponen de una instalación aerotérmica que produce agua caliente e impulsa la calefacción, así como un sistema de ventilación higrorregulable. También destaca la fachada de la Vía Augusta, que dispone de una galería colgada con el objetivo de proteger la privacidad de los inquilinos y aislarlos del ruido de la calle.

Se potencia la vivienda protegida

Desde el 2015 el Ayuntamiento de Barcelona, a través del Instituto Municipal de la Vivienda y Rehabilitación, ha promovido la construcción de cerca de ocho mil pisos. De estas promociones, hay 73 activas, 18 de las cuales están acabadas, 24 en construcción, 25 en redacción de proyecto y 6 en reserva de suelo.

El Ayuntamiento de Barcelona es, de hecho, la Administración pública que más ha invertido en la construcción de vivienda protegida. Una inversión que forma parte de una estrategia más amplia para aumentar el parque público de alquiler de la ciudad, que hace 5 años era solo del 1 %, un porcentaje por debajo de la media europea. Para conseguir aumentar el parque público y garantizar el derecho a una vivienda digna, se apuesta por impulsar la vivienda pública de alquiler y con una calificación indefinida, por la colaboración público-privada y por la investigación de soluciones alternativas para hacer frente a las situaciones de emergencia, como por ejemplo los alojamientos APROP. Con todo ello se quiere contribuir a garantizar una vivienda digna y adaptada a las necesidades de distintos colectivos, vecindario, personas mayores, jóvenes o personas en situación de emergencia habitacional.