Nuevo Plan de interculturalidad para avanzar hacia una ciudad más inclusiva y luchar contra las discriminaciones
El objetivo global del nuevo plan es avanzar hacia una ciudad más intercultural a partir de los principios de igualdad efectiva, reconocimiento de la diversidad, interacción positiva y diálogo intercultural, para construir una Barcelona más inclusiva, dinámica y justa, luchar contra las discriminaciones y favorecer la cohesión social, la equidad y la convivencia. El plan quiere hacer frente a las causas estructurales que perpetúan las desigualdades sociales y económicas que se han detectado a través de una diagnosis previa y que están vinculadas a la diversidad de orígenes, cada vez más presente en la ciudad. El nuevo plan, como el anterior, se ha elaborado con la intención de que se despliegue durante una década y, por lo tanto, tendrá vigencia del 2021 al 2030.Desde el 2010 la diversidad social y cultural de la ciudad ha aumentado. En la actualidad, el 27,8 % de las personas que viven en Barcelona han nacido en el extranjero (casi 7 puntos porcentuales más que en el 2010, cuando eran un 21,1 %), y proceden de 183 países. Además, en la ciudad se hablan más de 300 lenguas y hay centros de culto de 25 confesiones religiosas.
El Plan de interculturalidad impulsado en la ciudad hace diez años respondía a una realidad y unos retos que han evolucionado; por este motivo el Ayuntamiento, antes de elaborar el nuevo plan, hizo un diagnóstico para analizar cuál es la situación actual en Barcelona y poder planificar así todo un conjunto de actuaciones que permitan abordar los nuevos retos que plantea la presente situación.
Esta diagnosis previa ha mostrado que las crisis económicas y financieras de la última década, incluyendo la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19, no han tenido el mismo impacto para todo el mundo. Las desigualdades se han acentuado, y algunas personas y colectivos afrontan los efectos colaterales en situaciones límite. En este terreno se han detectado desigualdades vinculadas al marco jurídico, que condicionan el acceso de algunos colectivos a algunos derechos y servicios básicos (salud, mercado laboral, vivienda, representación política o participación). La diagnosis también ha evidenciado barreras de acceso en igualdad de condiciones a diferentes servicios, espacios y equipamientos municipales de proximidad que no se encuentran adaptados a la realidad diversa de la ciudad, ya sea por la manera como se explican los servicios o por los horarios de las programaciones, por ejemplo, de centros cívicos, casales, centros deportivos o centros de personas mayores.
En el ámbito educativo la diagnosis refleja también un aumento de la vulnerabilidad del alumnado de nacionalidad extranjera y muestra valores más altos de abandono escolar prematuro entre este alumnado.
Finalmente, también se han detectado y registrado más situaciones racistas y xenófobas, que se han puesto de manifiesto en el ámbito laboral o en el acceso a la vivienda. En definitiva, la diagnosis refleja una situación de coexistencia de la diversidad, más que de convivencia e interacción positiva.
La primera medida: transformar el Ayuntamiento por dentro
La diagnosis también ha evidenciado que las instituciones no reflejan la realidad en sus plantillas de personal (si bien el 27,8 % de la población barcelonesa es de origen extranjero, en la plantilla municipal solo el 1,4 % de los trabajadores y trabajadoras ha nacido en el extranjero). Es por eso por lo que, a más corto plazo, el Ayuntamiento ha diseñado los instrumentos de gobernanza para introducir la diversidad en la plantilla municipal a través de la incorporación de empleados y empleadas de orígenes diversos, pero también mediante una formación específica que permita mejorar las competencias de los trabajadores y las trabajadoras en materia intercultural. Además, se pretende integrar la perspectiva intercultural de una manera transversal en la acción de gobierno, pensando, programando y ofreciendo los servicios con una mirada intercultural, así como reforzar la cooperación interterritorial a través de los vínculos y la relación con los distritos.
El refuerzo de la cooperación interterritorial no empezará de cero, porque el Ayuntamiento ya ha iniciado esta transformación en el plan territorial en dos distritos de la ciudad, concretamente en Ciutat Vella y en Sants-Montjuïc, que ya elaboran programas interculturales propios a través de los que toda la estructura municipal ya está haciendo el cambio hacia la transversalidad intercultural.
Con el fin de desplegar esta medida, el Ayuntamiento adaptará su estructura interna y creará el órgano de gobierno encargado de llevarla término, la Comisión Interdepartamental de Interculturalidad, que se reunirá dos veces al año y estará presidida por la Tenencia de Alcaldía de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, con la participación de las diferentes áreas y de los distritos del Ayuntamiento.
Estos instrumentos de gobernanza se desplegarán paralelamente al Plan de interculturalidad de Barcelona mediante una medida de gobierno durante este mandato.
Finalmente, con el fin de poder hacer el seguimiento de la implementación del Plan de interculturalidad, el Ayuntamiento de Barcelona adaptará las herramientas de recogida de datos y los indicadores para que incluyan variables de diversidad que permitan hacer un análisis y una evaluación continua del plan.
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