La energía generada por estas placas fotovoltaicas, junto con las que se colocarán, más adelante, en el Estadio Olímpico Lluís Companys, cubrirá prácticamente todos los consumos energéticos ordinarios del conjunto de edificios de la Anilla Olímpica.

La instalación garantizará un ahorro anual de 89,1 toneladas de CO₂. Por lo tanto, será un salto de gigante en la estrategia de transición ecológica y ambientalización de la Anilla Olímpica.

Este proyecto se suma a otras acciones en el ámbito energético en la Anilla Olímpica, como la colocación progresiva de luces LED o la sustitución de los equipos de climatización por modelos nuevos más eficientes, con una reducción de cerca de un 35 % del consumo en los últimos 10 años.

También se fomenta la recogida selectiva y el reciclaje de residuos durante los acontecimientos que se celebran en el espacio, con una atención especial a la eliminación de plásticos de un solo uso, que se sustituyen por material compostable o reutilizable. Además, siempre que es posible, se favorece la economía circular cediendo material reaprovechable a entidades sociales.