A partir de coreografías icónicas de filmes musicales de los años de la era disco (años setenta y ochenta), Sweet Precarity dibuja una analogía entre la danza como éxtasis y evasión y la danza como profesión. El espectáculo se encuentra en una estructura palindrómica que funciona a modo de espejo deformado: la relación entre estos dos aspectos de la danza se amplía y se distorsiona con el fin de hacernos reflexionar sobre nuestra propia realidad laboral y existencial.
Pieza para ocho bailarines.